lunes, 21 de diciembre de 2020

Mitología en Japón: Estos son algunos de los demonios japoneses más temidos

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La historia y mitología japonesa está cargada de criaturas y seres extraños llenos de significado para la cultura nipona. Según el Kojiki, libro más antiguo que se conserva de la historia de Japón, el inframundo recibe el nombre de Yomi, que literalmente significa «manantial amarillo». Aquí es donde las almas en pena viajan una vez muertas, pero en ocasiones, esas almas tienen que hacer frente a los demonios japoneses más temidos que un hombre pueda imaginar.

No se trata de un inframundo donde las torturas o el descanso eterno no esté asegurado, según el libro sagrado japonés, las almas vagan en pena viviendo una existencia realmente oscura y experimentando momentos de luces y sombras.

Dentro de esta mitología del cuerpo y el alma de la cultura japonesa, son realmente llamativos sus demonios y la visión de los japoneses de este inframundo. Según la tradición budista, son cuatro los infiernos en los que el hombre puede vagar sin descanso, representados en el Jigoku Zoshi, el pergamino de los infiernos expuesto en el Museo de Tokio. 

Dentro de estos infiernos, los demonios japoneses (oni) llevan impregnando la literatura y la cultura japonesa desde tiempos inmemoriales.

 

Según la leyenda japonesa, el Joro-Gumo es un enorme demonio capaz de seducir a todos los hombres una vez que mueren. Este sensacional demonio transformado ene araña, seduce a los hombres atrayéndolos hasta los bosques.

Una vez allí, su apariencia de mujer hermosa se transforma para comerse a los hombres impuros que han caído en su trampa.

Shinigami

Mitología en Japón: Estos son algunos de los demonios japoneses más temidos

Dentro de los denominados demonios clásicos japoneses, el Shinigami es el Dios de la muerte. Estas deidades o seres extraños son los que guían a los hombres al deseo de la muerte según la tradición budista.

Por ejemplo, La Mara es la diosa de la muerte que tentó a Budda durante varios años, o el rey del inframundo, el Yama, también está considerado un dios de la muerte.

Si somos amantes de la cultura japonesa, seguro que has tenido más de un contacto con las páginas de ‘Death Note’. El demonio japonés de la historia es un Shinigami clásico.

Uwan

Es uno de los demonios japoneses más conocidos de la cultura popular nipona. El Uwan habita en las casas antiguas y abandonadas. Sabrás que se comunica contigo a través de sus golpes en las vigas de la casa. No suelen existir físicamente y son sus sonidos grotescos los que se vuelven determinantes en la creencia de este ser.

Se dice que un Uwan puede volver loco a cualquiera, y que sus sonido pueden perforar las orejas a quien los escuche.

Tengu

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El folclore antiguo japonés lo describe como un perro de las tinieblas y en ocasiones se les asocia a demonios malvados de la historia de Japón. Pero en muchas leyendas del país se asocia a estos Tengu como los protectores de las zonas rurales y apartadas.

El rasgo más representativo de este demonio es su color rojo clásico, asociado a otros demonios de la tradición occidental, y su larga nariz que los caracteriza.

También, se les suele representar con forma de ave y humano. En el budismo, son demonios de la guerra, perturbadores y atemorizantes para todo el mundo. Los Tengu más famosos de la historia son los conocidos como el Tengu del Monte Kurama y el Tengu del Monte Atago.

Onibaba

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El Onibaba es uno de los demonios japoneses más conocidos. Según la tradición popular de Japón, las mujeres más vengativas se convierten en Onibaba, los demonios de la venganza.

Según esta tradición, las mujeres que han sido engañadas por sus esposos, o las niñas que han sido violadas por alguien, se convierten posteriormente en este ser atormentado que busca venganza para su causa. 

Tradicionalmente el Onibaba se suele identificar con una demonio adulto, que tiene apariencia de anciana arrugada. Sus características más identificativas es su pelo enmarañado, una mirada desquiciada y su gran boca.

Ningyo

Estos demonios de tradición japonesa se asemejan mucho a la imagen mitológica de las leyendas de cultura occidental. Los Ningyo suelen ser sinónimo de calamidad para los habitantes de Japón. Según algunas de las leyendas más conocidas de Japón, su aspecto está compuesto por boca de mono y dientes de pescado, algo que las vuelve terroríficas para aquellos que las contemplan.

Se consideran que estos demonios mitológicos pueden vivir durante grandes periodos de tiempo ya que son de alma longeva. Además, su contacto con el mar y el agua las puede transformar en peces comunes, ocultando su verdadera apariencia de demonio. Esta longevidad también atrapará a todo aquél que coma su carne.

Mitología en Japón: Estos son algunos de los demonios japoneses más temidos

Alrededor de este demonio existe la leyenda de una mujer que jamás envejecía. Según cuenta la historia, un marinero pescó unos peces para cenar. Uno de ellos le habló y le pidió que no se lo comiera.

El hombre lo dejó en la cocina, pero su hija, que no sabía nada, mató al pez y se lo comió. El padre explicó lo que había pasado y pocos años después olvidaron la historia.

Con el pescador muerte, la niña, ya como mujer, se casó con un hombre, pero a lo largo del tiempo se dio cuenta de que jamás envejecía. Su marido murió y se casó de nuevo con hombre y así estuvo viendo morir a gente durante 800 años.

La soledad que le acompañó toda su existencia terminó cuando volvió a su pueblo natal y se quitó la vida.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Conoce los Siete Dioses de la Fortuna en la mitología japonesa

 Shichifukujin, los siete dioses de la buena fortuna - Japonismo

Las religiones de origen asiático son complejas de estudiar, debido a que casi todas están basadas en el politeísmo (creencia en múltiples dioses) y se contribuyen unas con otras. Es este el caso de la mitología japonesa, que se vale de filosofías como el budismo, el taoísmo, el hinduismo y el sintoísmo para su conformación. Es conocido que los japoneses, desde la antigüedad, rinden culto a miles de dioses divididos en generaciones, que dan origen a los distintos ecosistemas del mundo y, por supuesto, a muchas leyendas conocidas en la cultura popular.


Los Siete Dioses de la Fortuna, hacen referencia a un grupo específico de deidades asociadas a distintas áreas de la sociedad (comercio, arte, ciencias, entre otros) y a la búsqueda de la buena suerte dentro del folclor japonés.

Ebisu y Daikokuten

Ebisu es asociado con el comercio y la comida en general (cosechas, cereales, entre otros), además de ser el protector de los pescadores. Es venerado con el fin de atraer abundancia y prosperidad en la producción y venta de alimentos. Pertenece a la generación de dioses como Izanagi e Izanami, quienes fueron los creadores de las islas y demás deidades japonesas. Es el único dios originario de Japón y se representa con un pescado sujetado al costado y ropa sencilla compuesta comúnmente por un sombrero y una caña de pescar.

Daikokuten es también conocido como el dios del comercio, que trae riqueza y prosperidad. Es, según algunos mitos, el padre de Ebisu y, en algunos casos, un cazador de demonios (a raíz de una leyenda). Visto como el protector de trabajadores ganaderos, agricultores y granjeros, se le representa sujetando un mazo, de piernas cortas y sonrisa espléndida.

Bishamonten

Vestido con armadura y casco, es el dios de la virtud de la dignidad, la bondad, la creencia y la fe. Protege a los guerreros (bondad) y castiga a los delincuentes (versus maldad), por lo que es especialmente venerado durante la guerra para atraer la buena defensa y el buen desempeño en batalla. 

Fukurokuju

De origen chino, es el dios de la sabiduría, que se asocia a su vez con la longevidad. Hay teorías que explican que es la síntesis de los Tres Dioses de las Estrellas (Luk, Fuk y Sau), venerados en China. Su aspecto es representado con un bastón y un viejo pergamino, además suele estar acompañado de un animal asociado a la perdurabilidad (bien sea un ciervo, una grulla o una tortuga). Lo más llamativo de su físico era el gran tamaño de su cabeza, casi proporcional a todo su cuerpo.

Dice su leyenda que podía vivir sin comer, tenía la capacidad de resucitar a los fallecidos y le gustaba jugar ajedrez.

Benzaiten

 

Siendo la única mujer de toda la lista, su veneración tiene que ver con las artes en general y, en especial, con el conocimiento de la música y la literatura. Ya que proviene de la diosa hindú Sarasvati, se le representa como una mujer de hermosas características con un instrumento musical denominado biwa, acompañada de una serpiente blanca que simboliza la buena suerte. Representa la virtud de la alegría y el gozo y es la protectora de los artistas.

Hotei

Representa la virtud de la felicidad y es de origen chino. Es asociado con la fortuna y la popularidad, así como el guardián de los niños. Representado como un hombre de bigote y calva, de contextura gorda y amplia sonrisa, andaba sin lugar fijo en donde quedarse y, por ello, llevaba a cuestas un saco en su hombro (que, según la leyenda, tenía fortunas dentro).

Debido a su origen, los japoneses le tienen especial veneración, ya que la leyenda explica que fue un ser humano real de nombre Kaishi. Es visto en Japón como el segundo Miroku, siendo este último un budista que existió antes de la llegada del budismo Zen.

Juroujin

De origen taoísta y parte del budismo japonés, es el dios más longevo de los siete y es considerado la personificación de la estrella polar del sur. Es el protector de personas que tienen profesiones tales como la educación y la ciencia.

La leyenda indica que el dios está inspirado en un hombre que vivió muchos años, tenía larga barba blanca y media más de un metro ochenta. Uno de los artilugios que más lo definen es el pergamino que sostiene con su mano, cuyo contenido trata sobre el mundo y el secreto de la perdurabilidad.

Aunque también se le suele asociar con animales como la tortuga o la grulla, se distingue de Fukurokuju por incluirle en los elementos un árbol de melocotones. Este tipo de durazno favorece la longevidad por ser rico en antioxidante. Su personalidad es descrita con júbilo y se dice que le gustaba consumir arroz y vino.