sábado, 31 de enero de 2015

Lamasu

El lamasu es un poderoso toro alado destinado a proteger templos y valiosos objetos sagrados.
Se dice de esta formidable criatura que consigue combinar la fuerza del toro, la libertad del águila y la inteligencia del hombre, ya que posee el cuerpo y los cuernos de un toro gris, las alas de un águila gigante y la cabeza de un ser humano varón.

El lamasu asirio
En la antigua civilización asiria ya era conocida la figura del lamasu, en ocasiones representado por un león alado en lugar de un toro. Esto no es de extrañar si se tiene en cuenta que la figura del león reflejaba el poder del soberano.
De hecho, se piensa que el lamasu con cuerpo de león es la versión mesopotámica de la esfinge que, siglos más tarde, la cultura griega rescató en su forma femenina.
En ambos casos, toro o león, este ser estaba considerado un espíritu defensor y sus estatuas se destinaban a custodiar las entradas de templos y palacios reales.

Características del lamasu
El lamasu es un verdadero protector contra el mal. Estas criaturas tienen una habilidad especial para detectar el peligro acechando a seres de buen corazón, y no dudan en atacar y enfrentarse a cualquier ser con malvadas intenciones.
Son meditativos, tranquilos y solitarios. Habitan en templos abandonados y alejados de la civilización. Cuentan con una enorme sabiduría amasada durante años. Saben de leyes, orden y diplomacia, y ofrecen sus conocimientos ancestrales a quienes los necesiten.
Poseen, además, capacidades mágicas que les permiten crear círculos protectores, así como realizar conjuros que alejen el mal de otro ser.  Tienen también desarrolladas las habilidades curativas y regeneradoras.
Lamasu dorado
Se trata de una raza especial que procede de la unión del lamasu con un dragón dorado. Este mestizo está envuelto en un aura dorada mágica y su tamaño duplica al de un toro convencional.
El lamasu dorado tiene como única misión acabar con todo mal existente. Para ello cuenta con una enorme fuerza y con los conjuros propios de una criatura celestial. Puede bendecir, curar, usar la magia de la luz y hasta pedir “auxilio divino”.

viernes, 30 de enero de 2015

La serpiente y la tortuga.

Según el mito de la creación de los balineses, al principio no había cielo ni tierra. Después, gracias, a la meditación, Serpiente del Mundo, Antaboga, creo a la Tortuga del Mundo, Bedawang.

Sobre la Tortuga del Mundo estaban dos serpientes enroscadas y la Piedra Negra, la tapa de la cueva que constituye los infiernos, donde no hay ni sol ni luna. La cueva de los infiernos está regida por el dios Batara Kala y la diosa Setesuraya, y es la morada de la gran serpiente Basuki Kala creó la luz y la Madre Tierra, sobre la que se extiende una capa de agua, y sobre el agua una serie de bóvedas o cielos. Existe un cielo intermedio y por encima de él está el cielo flotante, donde vive Semara, dios del amor. Por encima está el cielo azul oscuro, con el sol y la luna, y por encima el cielo perfumado, hermoso y lleno de flores extrañas, y en él habitan Tjak, el ave con rostro humanos, la serpiente Taksaka, que tiene patas y alas, y las serpientes awan, que son las estrellas fugaces. Aún más arriba se halla en cielo de los antepasados, lleno de llamas, y por encima el nivel más alto, la morada de los dioses, bajo la custodia de Tintiya, el ser supremo masculino.

Los dioses crearon Balí, un lugar llano y desolado, pero cuando la vecina Java cayó en manos de los musulmanes (largo proceso que duró desde 1250 hasta 1600), los dioses hindúes, molestos se trasladaron a la primera y en cada uno de los cuatro puntos cardinales construyeron montañas de altura suficiente para su elevado rango. En el centro erigieron el volcán Gunung Agung, ("Gran Montaña"), también llamado "Montaña Cósmica" y "Ombligo del Mundo"

jueves, 29 de enero de 2015

Taranis, dios del cielo y del trueno

La rueda del cosmos y la noción de infinito

En la mitología céltica de la Galia pre-romana, Taranis es, junto con Esus (dios de la guerra asociado al dios Marte) y Téutates (dios de la comunicación y de las artes, asimilado al dios Mercurius), uno de los dioses de la trinidad celta atestiguada por el poeta latino Lucano en la Farsalia. Es uno de los dioses más importantes del panteón galo. Su nombre significa “el tronador” (originario de los truenos), Taran en bretón y en gálico.
Taranis era el dios estruendoso del cielo, del relámpago y del trueno. Representado con la rueda del cosmos o de la vida, simboliza el ritmo de las noches y de los días, el universo en su globalidad, la noción de infinito.
Su culto se extiende por toda la Galia y sus primeras representaciones aparecen poco antes de la conquista romana. Con la importancia creciente del imperio romano, los Taranis Gundestrupgalos comienzan a marcar sus diferencias culturales representando sus dioses con estatuas, construyendo altares más importantes y lugares de culto religioso para distinguirse de sus vecinos. Se han encontrado al menos siete altares en la Europa continental representando Taranis y portando escrituras en latín. Dentro de las representaciones más importantes está el magnífico caldero de Gundestrup (siglos I –II a. C) encontrado en Dinamarca. Este caldero tiene hermosas representaciones míticas de la época y entre ellas la de Taranis.
Taranis es representado en general como un hombre maduro, barbudo y viril asociado a la rueda solar y llevando un cetro de rayos. A veces está acompañado por animales: caballo, águila o serpiente.

Tradiciones germano-escandinavas ligadas al dios celta Taranis o Taran

Con respecto a otras mitologías de la antigüedad, se pueden hacer las relaciones siguientes: con el dios romano Júpiter y a su vez con el dios griego Zeus. Tiene semejanzas con el dios germano Thor (el dios del martillo) y con el dios eslavo Svarog (dios herrero del cielo, y dragón del aliento de fuego), todos de la misma familia mitológica y con valor representativo semejante.
Asociado a menudo con la runa RAD que representa la rueda cósmica o rueda de la vida (o de la fortuna si se sigue la nomenclatura  del tarot) representado a menudo con la rueda cósmica y animales como el caballo, la serpiente y el águila. Taranis es el caballero celestial, héroe de las batallas de la vida. Significa que lo espiritual y lo material están íntimamente ligados entre sí y que rechazar uno de ellos implica perder el poder de alcanzar el otro.

miércoles, 28 de enero de 2015

LAS BACANTES

bacantes
Las bacantes, eran unas ninfas que servían en la corte de Baco (dios griego del vino). Bacantes eran también las mujeres que adoraban y participaban en los misterios báquicos, ritos en los que a través de ciertos brebajes y drogas que alteraban el estado de conciencia de estas mujeres, se creía que eran poseídas por Baco mientras ellas danzaban desnudas durante días enteros; se decía que este rito también fomentaba la fertilidad. Además de los brebajes, era común despedazar animales que representaba a Baco cuando fue devorado por los Titanes.
Estos ritos fueron ampliamente descritos por Eurípides en su obra Las Bacantes escrita en el año 409 a.C.

martes, 27 de enero de 2015

VÂMANA, el enano



"Ya en el segundo período, Treta Yuga, Vishnú apareció bajo la figura de un enano y tomó el nombre de Vâmanâvatâra (vâmana = enano), recuperando un episodio antiquísimo, de la época védica, en el que manifestaba su poder recorriendo el mundo con tres pasos.

En esta ocasión le correspondió luchar contra el asura Mahâbali, nieto de Prahlâda que, sacando el orgullo y la prepotencia de su bisabuelo Hirayakashipu, celebraba sacrificios a orillas del río Narmada y mediante una austeridad ascética había conseguido innumerables poderes con los que se dedicaba a perjudicar a los dioses buenos y con el que llegó a destronar al propio Indra.

De esta manera su dominio abarcó los tres mundos y Vishnú tomando el aspecto de un enano se presentó ante él y le suplicó: 

     - Suspende ya la lucha, ¡oh, Mahâbali! Mucho es lo que has ganado y no les queda nada a los dioses, así pues concédeles el terreno que yo pueda abarcar con tres pasos.


Mahâbali observó las diminutas piernas de su interlocutor y aceptó divertido sus peticiones. Entonces Vishnú recobró su forma divina y con un paso recorrió la Tierra y con otro el Aire. En aquel momento el genio reconoció la divinidad de Vishnú; no obstante, éste no dio por finalizada su conquista hasta que un tercer paso recorrió el Cielo.

Vishnú, generoso en su magnífica divinidad, lejos de dejar a Mahâbali sin nada, le envió a gobernar un paraíso en los Pâtâlas, el mundo subterráneo, donde el genio construyó su morada. 




Este relato es muy antiguo, precediendo a otros himnos de los Vedas. Luego lo encontramos detallado en el Bhagavata Purâna y menciones aisladas en el Skanda Purâna y el Vishnu Purâna. Con esta historia el Vishnú del hinduismo conecta con el personaje védico que le dio origen. Aquel primitivo Vishnú estaba íntimamente asociado al culto solar, el culto del fuego y su simbolismo conduce a que esos tres pasos representen las tres formas ígneas del dios: la llama de la Tierra, el relámpago en el Aire y el sol en el Cielo. El Rig Veda dice: 

'3. Por tres veces este dios recorrió esta tierra de cien resplandores en virtud de su grandeza. / Que Vishnú presida, más fuerte que el fuerte, pues el nombre de este dios potente es temible. 4. Este Vishnú, ha recorrido esta tierra ayudando al hombre para su posesión. / Sus cantores son gentes de sentimientos inalterables; el dios que bien engendra les ha hecho una ancha residencia.' [RV VII, 100, 3-4]'











Tomado de: Susana Ávila. (1999). Mitología de la India. Mítica y mística. Madrid: Miraguano.

    


lunes, 26 de enero de 2015

LEYENDA DE LA MARIPOSA

En una aldea asturiana, vivió, hace mucho tiempo, un rico labrador, viudo desde hacía años, que tenía dos hijas, pero para quien sólo contaba una; Inés, que nunca se atrevió a contradecir a su padre y se casó con el novio que éste le había designado. No pasó lo mismo con Clara, su otra hija, que a la hora de contraer matrimonio, eligió con el corazón y provocó tanta ira en su padre, que la desheredó y le prohibió acercarse a la casa donde había nacido.
Clara y su esposo vivían pasando mucha necesidad y aunque Inés deseaba ayudar a su hermana, el temor a su padre le impedía hacerlo. Cuando el labrador murió, Inés intentó de nuevo favorecer a Clara de alguna manera pero ésta vez fue su marido quien se lo impedía. Se desesperaba viendo la pobreza de su hermana y no veía modo de remediarlo. El día que se celebraba la misa por el alma de su difunto padre, rogó Inés con toda su alma para que Dios le permitiera encontrar la manera de favorecer a Clara y en eso estaba cuando de pronto sintió un gran peso sobre su cabeza. Levantó la mano y una mariposa se elevó en el aire. No pudo creer que fuera el pequeño insecto el que provocaba aquella sensación hasta que el fenómeno se repitió varias veces. Al acabar la misa, le contó a su marido lo que le había pasado pero éste no le hizo el menor caso, creyendo que habrían sido alucinaciones. Sin embargo, a los pocos pasos fue el marido quien levantaba la mano hacia su cabeza por el gran peso que sentía sobre ella y quien veía elevarse una mariposa ante sus ojos. La mariposa estaba constantemente presionando la cabeza de uno u otro de los esposos hasta que Inés insistió tanto en que era una señal que se les enviaba para que ayudaran a Clara, que su marido accedió a repartir la cuantiosa herencia de su suegro con sus cuñados. Así se hizo y ya restablecidos cariñosamente los lazos entre las dos familias, vieron una mariposa revolotear alegremente ante ellos y luego volar muy alto, muy alto. Hasta el Cielo.


https://donpelayo777.wordpress.com/2013/03/08/leyenda-de-la-mariposa/

viernes, 23 de enero de 2015

EL CARRU DE LA MUERTE

El carru de la muerte es un carro que vuela por los cielos asturianos buscando a los moribundos para recoger el alma de este cuando fallece, en algunas historias se cuenta que de él baja la Güestia. En otras historias el carro va tirado por dos caballos invisibles y vaga por los caminos con ruedas de corcho para que no se le oiga. Va conducido por el último fallecido de la parroquia, se para enfrente de la casa del moribundo y dice la siguiente frase “sal fulano que aquí lo buscan”.
Carru de la muerte es este un carro que vuela por los cielos asturianos buscando a los moribundos para recoger el alma de este cuando fallece, en algunas historias se cuenta que de él baja la Güestia. En otras historias el carro va por los caminos con ruedas de corcho para que no se le oiga, va conducido por el último fallecido de la parroquia, se para enfrente de la casa del moribundo y dice la siguiente frase invocando el nombre del personaje que habita en la casa y va ha fallecer “sal que aquí te busquen”
Algunos folcloristas dicen que no se ven los caballos que tiran de él y aparentemente no lleva conductor. Pero volviendo a su leyenda podemos tener una idea de que es, puesto que algunos habitantes asturianos lo vieron. La leyenda dice así…
En San Pedro de la Llama, en Ribadesella, vivía una anciana a la que apodaban la Señorona. Los vecinos, se extrañaron de no verla por el pueblo hacía días y fueron a saber de ella, cuando llegaron era de noche y la encontraron acurrucada en el llar, pálida y tiritando de miedo… En cuánto ella los vio les gritó:
¡Ay, probines del corazón, que acaba de pasar la el coche de la muerte por encima de la casa de Pepillo!
Pepillo vivía enfrente de la Señorona, era muy anciano, y, para más INRI, en aquélla ocasión estaba malu.
¿Y vióle usté María?- Le preguntaron.
¡Como ahora te veo a ti!- Contestóles La señorona.
Se armó un revuelo en el pueblo y cuando llegaron las demás mujeres, procuraron animarla. El carro, seguro que no vendría por ella, pues aún no era muy vieja ni tenía grandes enfermedades.
La tía María o como la llamaban, la señorona, se calmó y dado que hacía poco había hecho el Sanmartín con un cerdo enorme que tenía, se puso con otras vecinas a realizar emberzados, plato exquisito, tan exquisito que era una tentación para nuestra señorona.
¡Mi alma que pinta tien esti emberzau! – dijo una vecina.
Anda ponlos a cocer, que vamos probalos – dijo la Señorona.
Metieron los emberzados en una caldera muy grande y siguieron su labor. Al poco rato se levantó la Señorona y sacó un emberzado por los hilos. En aquel mismo momento dijo una de las mujeres comentó que Pepillo había mejorado bastante, y la Señorona partió en dos el emberzado y repentinamente cayó al suelo. Acudieron las mujeres en su auxilio, pero ya la encontraron muerta…
El emberzau mortal, el carru de la muerte, quien lo sabe, pero murió siendo testigo del paso de aquel carru.
FUENTES:
https://donpelayo777.wordpress.com/2015/01/17/seres-mitologicos-asturianos-el-carru-de-la-muerte/

jueves, 22 de enero de 2015

Las arpías

as arpías son hijas de Taumante y de Electra, son tres: Aelo, llamada también Nocotoe, “la de los pies rápidos”; Ocipete, “la de vuelo rápido” , y Celeno, la oscura. Son mujeres dotadas de alas o aves con cabezas femeninas. Sus garras son afiladas y crueles.
Son servidoras de Zeus, se apoderan de los niños y de las almas. Fueron criadas por Afrodita, pero un día que esta se ausento aprovecharon para secuestrar a las hijas de Pandareo y de entregárselas a las Erinas.
Se las representa sobre tumbas llevando a cabo sus fechorías. Saben muy bien como torturar y maldecir a sus víctimas, uno de ellos fue el rey Fineo. Cuando este se harta de que todo se cubra con excrementos y que incluso estas le arrebataran los alimentos, pide a los argonautas que le presten ayuda y estos empiezan a perseguirlas.
Se decía que las arpías solo podían morir en manos de las Boreadas y que estos si no podían alcanzarlas morirían en el intento. La primera de ellas cayo en un río. Pero Isis, el arco iris que es mensajero de Zeus se interpone. A cambio de salvarlas deberían prometer liberar al rey Fineo de la maldición.
Las arpías se unieron con el dios Céfiro, juntos engendraron a los caballos de Aquiles, llamados Janto y Valió, y a los dos caballos de los Dioscuros, llamados Flogeo y Harpago.
Las arpías simbolizan el hostigamiento de los vicios, la crueldad extrema y la obsesión por la maldad. Son tan rapidas como el viento y tan espantosas como la tempestad. Sus brutalidades son a menudo incomprendidas hasta por los mismos dioses. Únicamente los hijos de Bóreas, el viento, logra darles caza.

martes, 20 de enero de 2015

LA MUERTE SEGÚN EL CHAMANISMO







EL ÁGUILA








Los antiguos videntes, enfrentándose a peligros incalculables, habían “visto” la fuerza indescriptible que es el origen de todos los seres conscientes. La llamaron el Águila, porque al vislumbrarla brevemente, la “vieron” como algo que parecía un águila, negra y blanca, de tamaño infinito. Ellos “vieron” que es el Águila quien otorga la conciencia de ser. El Águila crea seres conscientes a fin de que vivan y enriquezcan la conciencia que les da con la vida. También vieron que es el Águila quien devora esa misma conciencia de ser, enriquecida por las experiencias de la vida, después de hacer que los seres conscientes se despojen de ella, en el momento de la muerte. (EFI,63)

Los chamanes “vieron” que en el Universo existe una fuerza descomunal, un inmenso conglomerado de campos de energía al que denominaron “el Águila” o “el oscuro mar de la conciencia”. Comprobaron que el “oscuro mar de la conciencia” es la fuerza que da conciencia a todos los seres vivos, desde los virus hasta los humanos. Se convencieron de que dota de conciencia al recién nacido, quien la realza mediante sus experiencias vitales hasta el momento en que la fuerza exige su devolución. (PM, 103)

Debido a nuestra conciencia de ser, nosotros pensamos que nos rodea un mundo de objetos. Pero lo que en realidad nos rodea son las emanaciones del Águila, fluidas, siempre en movimiento, y sin embargo inalterables, eternas. (EFI,62)

El universo está formado por campos de energía que desafían las descripciones o el escrutinio. Los brujos las llaman las emanaciones del Águila. Parecen filamentos de luz ordinaria, pero la luz ordinaria carece de vida comparada con las emanaciones del Águila, las cuales exudan conciencia de ser. (ECS,132)

Se asemeja a hilos incandescentes que se extienden en el infinito, en todas las direcciones concebibles; filamentos luminosos que están conscientes de sí mismos, en formas imposibles de comprender. (ADE,14)

A Don Juan personalmente no le gustaba la idea de que algo nos devora. Para él, sería más preciso si los videntes hubieran dicho que hay una fuerza que atrae nuestra conciencia, muy a la manera en que un imán atrae limaduras de hierro. En el momento de morir, todo nuestro ser se desintegra bajo la atracción de esa inmensa fuerza. (EFI,66)

El Águila refleja igualmente y al instante a todos los seres. Por eso no tiene sentido implorarle o pedirle favores. La parte humana del Águila es demasiado insignificante como para conmover a la totalidad. De todas formas, el Águila ha concedido un don a cada uno de los seres vivientes que existen: cada uno de ellos, si así lo desea, tiene el poder de conservar la llama de la conciencia, de buscar y traspasar la abertura hacia la libertad, de desobedecer el comparendo para morir y ser consumido. Es obvio para los videntes que ven o traspasan esa abertura que el Águila ha concedido este don a fin de perpetuar la conciencia. (EDA,177)











LA ENERGÍA DEL ÁGUILA AL MISMO TIEMPO NOS DA LA VIDA Y NOS PROVOCA LA MUERTE








« La tumbadora (que es como los toltecas llamaban a la muerte) es una fuerza de las emanaciones del Águila que nos golpea a cada instante.
. . .
Los videntes describen a la tumbadora como una línea eterna de anillos iridiscentes o bolas de fuego que ruedan incesantemente sobre los seres humanos. Los seres orgánicos luminosos son golpeados sin tregua por esta fuerza, también llamada la fuerza rodante, hasta el día en el que los golpes resultan ser demasiado para ellos y los hacen finalmente desplomarse. Los antiguos videntes quedaron boquiabiertos al “ver” entonces cómo la fuerza rodante los tumba al pico del Águila para ser devorados. Por esa razón llamaban a esa fuerza la tumbadora.

La fuerza rodante es el medio a través del cual el Águila distribuye conciencia y vida. Y al mismo tiempo es la fuerza que hace morir a los seres vivientes.
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La fuerza rodante está compuesta por dos fuerzas separadas: la fuerza circular, que golpea primero, es la fuerza dadora de vida (ya que gracias a su golpe el capullo luminoso no se dispersa manteniendo su forma); y la fuerza tumbadora, que golpea inmediatamente después, es la fuerza de la muerte (ya que su golpe va debilitando el capullo luminoso). Los nuevos videntes “vieron” que ambas fuerzas están fusionadas, pero que no son iguales.

En cada ser viviente el equilibrio de las dos fuerzas es muy delicado. Si en cualquier momento dado un individuo siente que la fuerza tumbadora le golpea con mayor fuerza que la circular, esto significa que está roto el equilibrio; a partir de entonces la fuerza tumbadora golpea más y más duro, hasta que rompe la abertura del ser viviente y lo hace morir. »
(EFI,248-254)