viernes, 15 de mayo de 2015

Torto o Alarabi

 
En la mitología vasca, Tartalo (con variaciones como Torto o Alarabi) representa a un cíclope antropomorfo, gigantesco, con un solo ojo en medio de la frente1 con costumbres antropófagas y comportamiento terrorífico. Vivía en las montañas, según algunas fuentes en un monte próximo a las localidades navarras de Zizur Mayor y Astráin, el monte Erreniega (1.057m, conocido más como Monte del Perdón por la ermita que tiene en la cumbre dedicada a la Vírgen del Perdón) o en el monte Saadar en Cegama (Guipúzcoa), donde hay un dolmen llamado Tartaloetxea ("casa de Tartalo").
 
Su tamaño es descomunal al igual que lo es su fuerza, y su entretenimiento favorito es tirar piedras de un monte a otro. Cuenta la leyenda que debido a este entretenimiento se crearon varias construcciones existentes hoy en día. Al contrario que otros personajes también gigantes, como los "Jentilak", Tartalo es perverso, de instintos salvajes y muy agresivo. Se alimenta de ovejas, niños e incluso adultos de vez en cuando. Tartalo era poseedor de un anillo mágico que le servía para controlar a sus presas, ya que al grito de Non hago? ("¿Dónde estás?") por parte de Tartalo, el anillo respondía Hemen nago, hemen nago ("Aquí estoy, aquí estoy"), lo que delataba a su presa.2
Existe una vieja leyenda vasca que dice que murió ahogado persiguiendo a una de sus presas humanas tras lanzarse a un pozo.
 

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