miércoles, 4 de abril de 2018



Nekyia Staatliche Antikensammlungen 1494 n2
Perséfone supervisando a Sísifo en el inframundo, ánfora de figuras negras áticas, c. 530 a.c.
El tártaro (Griego: Τάρταρος Tartaros), en la antigua mitología griega, es el profundo abismo usado como mazmorra de tormento y sufrimiento para los malvados y como prisión para los titanes. Tan por debajo de Hades como el cielo sobre la Tierra, el Tártaro es un lugar donde, según Platón en Gorgias, (c. 400 a.C.), las almas eran juzgadas después de la muerte y donde los malvados recibían castigo. Como otras entidades primitivas (como la tierra y el tiempo), el Tártaro también se consideraba una fuerza o deidad primordial.

Mitología griega

En la mitología griega, el Tártaro es tanto una deidad como un lugar del inframundo. En las antiguas fuentes órficas y en las escuelas mistéricas, Tártaro es la primera entidad ilimitada de quien nacen el cosmos y la luz. Según la versión clásica es el hijo de Gea y su sobrino Éter y tuvo dos hijos con su propia madre, Tifón y Campe.
En la Teogonía (c. 700 a.C) del poeta griega Hesíodo, Tártaro era la tercera de las deidades promordiales, siguiendo a Caos y Gea y precediendo a Eros.
Como lugar, Hesíodo afirma que un yunque de bronce que cayera del cielo tardaría nueve días antes de alcanzar la tierra. El yunque tardaría 9 días más en caer de la Tierra al Tártaro. En la Iliada (c. 700 a.C.), Zeus afirma que el Tártaro está "tan lejos bajo Hades como el cielo está sobre la Tierra".
Aunque según la mitología griega, el reino de Hades es el lugar de los muertos, el Tártaro también tiene su población. Cuando Crono alcanzó el poder como rey de los titanes, aprisionó a los cíclopes y a los hecatónquiros en el Tártaro y puso a Campe como guardiana. Zeus mató a Campe y liberó a los gigantes que le ayudaron a luchar contra los titanes. FInalmente los dioses del Olimpo triunfaron. Crono y muchos titanes acabaron en el Tártaro, aunque se libraron Prometeo, Epimeteo, Metis y la mayoría de las titánides (según Píndaro, Crono se ganó de alguna manera el perdón de Zeus y fue liberado convirtiéndose en el líder de los Campos Elíseps). Otro titán, Atlas, fue sentenciado a sostener el cielo sobre sus hombros para impedir que cayera sobre la Tierra. Otros dioses también fueron sentenciados al Tártaro, como Apolo, aunque Zeus lo liberó. Los hecatónquiros se convirtieron en guardas de los prisioneros del Tártaro. Más tarde, Zeus venció a Tifón, la prole de Tártaro y Gea, y lo lanzó al "ancho Tártaro".
En sus orígenes, el Tártaro se usaba solo para confinar los peligros para los dioses del Olimpo. Posteriormente se convirtió en un lugar donde el castigo se adecua al crimen. Por ejemplo:
  • El rey Sisifo fue condenado al Tártaro por matar a sus invitados y viajeros en su castillo, seducir a su sobrina, contarle al dios río Asopo dónde se encontraba su hija Egina, quien había sido tomada por Zeus. Pero independientemente de las conquistas de Zeus, Sísifo se sobrepasó considerándose un igual a los dioses que podía informar de sus indiscreciones. Cuando Zeus ordenó a Tánatos encadenar a Sísifo en el Tártaro, Sísifo le engañó preguntándole como funcionaban las cadenas y terminó encadenando a Tánatos; como resultado ya no se producía la muerte. Esto obligó a Ares a liberar a Tánatos y buscar a Sïsifo. Poco después, haría que Perséfpme lo enviara de vuelta a la superficie para castigar a su esposa por no enterrarlo correctamente. Tuvo que ser enviado de vuelta forzosamente por Hermes cuando se negó a volver al inframundo. En el Tártaro, Sísifo se vería obligado a empujar una gran roca a lo alto de la montaña, que rodaría cuesta abajo una y otra vez. Este fue el castigo de Sísifo al afirmar que su inteligencia sobrepasaba la de Zeus, condenándole a una eternidad de frustración al empujar a la cima una roca que siempre volvería a caer.
  • El rey Tántalo también estuvo en el Tártaro tras descuartizar a su hijo Pénelope, hervirlo, y servirlo como comida cuando fue invitado a cenar con los dioses. También robó la ambrosía de los dioses y le contó a sus gentes sus secretos. Otra historia mencionaba que se quedó con un perro de oro forjado por Hefesto y robado por el amigo de Täntalo, Pandáreo, negando que lo tuviera. El castigo por sus acciones fue permanecer en un lago bajo un árbol con ramas bajas. Cuando se alzaba para coger la fruta, las ramas se levantaban, mientras que cuando se agachaba para beber, el agua se le escapaba sin que pudiera probar una gota. Sobre su cabeza se alzaba una piedra amenazadora como la de Sísifo.
  •  Ixión fue el rey de los Lápitas, la tribu más antigua de Tesalia. Ixión creció odiando a su padrastro y cometió parricidio, empujándolo a una cama de carbón y madera. Los príncipes de otras tierras ordenaron que se le negara su purificación. Zeus se apiadó de Ixión y le invitó a comer en el Olimpo. Pero Ixión vio a Hera, se enamoró de ella y le mostró su cariño bajo la mesa hasta que Zeus le ordenó que parara. Tras encontrar un lugar para que durmiera Ixión, creó un clon de nubes de Hera llamado Néfeñe para probar cuando amaba a Hera. Ixión hizo el amor con ella, dando lugar al nacimiento de Kentauros, quien copuló con algunas yeguas magnesianas en el monte Pelión y engendró la raza de los centauros. Zeus se llevó a Ixión del monte Olimpo y le golpeó con su rayo. Fue castigado a ser atado a una rueda ardiente alada que siempre estuviera girando: primero en el cielo y luego en el Tártaro. Solo paró con la música que tocaba Orfeo cuando bajó al Inframundo a recuperar a Euríce. Ixión atado a la rueda representaba su lujuria ardiente. *En algunas versiones, las danaides asesinaron a sus maridos y fueron castigadas en el Tártaro a cargar con agua en un cántaro para llenar un baño que serviría para limpiar sus pecados, pero las jarras eran tamices, por lo que el agua siempre se derramaba.
  • El gigante Ticio fue asesinado por Apolo y Artemisa tras intentar violar a Leto por orden de Hera. Como castigo, Ticio fue estirado y torturado por dos buitres que se alimentaban de su hígado. Este castigo es muy similar al del titán Prometeo.
  • También se menciona que el rey Salmoneo fue aprisionado en el Tártaro por hacerse pasar por Zeus, haciendo que el propio Zeus lo golpeara con su rayo.
Según Platón (c. 427 a.C.), Radamanto, Éaco y Minos eran los jueces de los muertos y elegían quienes iban al tártaro. Radamanto juzgaba las almas asiáticas, Éaco las europeas y Minos las griegas.
Platón también propuso el concepto de que los pecadores fueran arrojados bajo tierra y castigados en consonancia con sus pecados en el Mito de Er- Crono, rey de los titanes, fue lanzado a los fosos del Tártaro por sus hijos.
Había varias entradas al Tártaro en la mitología griega.

Mitología romana

En la mitología romana, el Tártaro era donde enviaban a los pecadores. Virgilio lo describe en la Enéida como un lugar gigantesco, rodeado por el río llameante  Flegetonte y una muralla triple para evitar que los pecadores escapen. Está vigilado por una hidra con cincuenta fauces negras, que se sitúa en la puerta chirriante protegida por dos columnas de adamantio sólido, una sustancia similar al diamante, tan dura que nada lo puede cortar. Dentro, hay un castillo con anchas paredes y una alta torreta de hierro. Tisífone una erinia que representa la venganza, vigila insomne en lo alto con un látigo. Hay un foso dentro del cual se dice que es el doble de profundo que la distancia de la superficie al Olimpo. Al fondo del foso yacen los titanes, los Alóadas, entre otros pecadores. Hay muchos más pecadores contenidos en el Tártaro, con castigos similares a los referidos por los griegos.

Pseudoepigrafía bíblica

El Tártaro es conocido solo en la literatura judía helenística de los textos griegos de Enoc, que datan del 400-200 a.C. Estos afirman que Dios situó al arcángel Uriel "al cargo del mundo y del Tártaro" (20:2). Se entiende como el Tártaro el lugar donde los 200 vigilantes (ángeles) caídos fueron aprisionados.
El Tártaro también aparece en secciones de los Oráculos Sibilinos Judíos.

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