miércoles, 28 de octubre de 2020

Al respecto de la Alquimia: Generalidades

 

 Se podría decir que la alquimia es la búsqueda de la transformación física, mental y espiritual. Difundido en distintas culturas occidentales, este antiguo arte desarrolló distintos procesos básicos de laboratorio para refinar y purificar metales. Todo este trabajo, muchas veces denostado y otras perseguido, sirvió a la postre, para el desarrollo de disciplinas como la biología, la química y la física.

Además de todo lo anterior, el desarrollo de la alquimia implica también un desarrollo personal, psíquico y espiritual. Una trascendencia de de la persona que manipula distintos conceptos, tanto en un plano físico como mental y espiritual. Los verdaderos alquimistas, según antiguas leyendas, fueron conducidos hasta el cegador conocimiento pleno de las cosas y el alma de las personas, ya que, de una manera u otra, partían de la base de que el alma de quien actuaba o elaboraba algún producto quedaba impresa en la obra.

En otras palabras, se podría decir que para los alquimistas, los distintos procesos de elaboración en el laboratorio ocultaban una filosofía más profunda que les llevaba hasta las profundas y oscuras raíces del conocimiento mismo,  hacia una evolución espiritual y una iluminación personal.

esoterismo10 - alquimia

Historia de la Alquimia y los Alquimistas

En la historia existen miles de testimonios sobre la imbricación de lo mágico, lo telúrico y lo científico a modo de proceder alquímico. Uno de los primeros testimonios en este sentido, habla de un alquimista parisino llamado Nicolás Flamel, personaje muy conocido y venerado por la disciplina alquímica, pues para muchos es el padre de esta ciencia y filosofía de vida. Nicolas Flamel vivio en la Baja Edad Media; una noche soñó con un hermoso manuscrito. Al poco tiempo, encontró un texto como el soñado, lleno de una simbología que no acertaba a comprender y firmado por un misterioso “Abrahan, el judío”. Ante la imposibilidad de descifrar tales símbolos, Flamel viajó al Santuario de Santiago de Compostela, buscando la ayuda de la comunidad erudita que allí estaba. Un doctor llamado Canches, del que muy poco se sabe, fue quien instruyó al peregrino francés en el arte de la interpretación de aquellos símbolos, vinculados con el conocimiento y la sabiduría. A su regreso a Francia, se dice que Flamel era distinto. Esquivo, menos sociable, y solamente ayudado por su mujer, fue capaz de convertir el mercurio en oro.

La alquimia, es en esencia, una ciencia que requiere de un pensamiento y unas reflexiones profundas. Los códigos alquímicos, como los que encontró Flamel, están llenos de enigmas, descripciones misteriosas y símbolos complicados, difíciles de entender y deliberadamente complejos para desanimar al “no digno de entender” . Es también, por tanto, un camino personal se superación y trabajo. El momento culminante en este proceso personal y espiritual que propone la alquimia llegará cuando la persona empiece a comprender las operaciones físicas, será entonces cuando se revelarán los misterios filosóficos y espirituales más profundos y oscuros.

El alquimista progresa en esta prueba a través de ensayo-prueba-error, aprendiendo tanto de los éxitos como de los fracasos. Un axioma primordial de esta ciencia alquímica dice “Solvet et Cuagula”; o lo que es lo mismo: disuelve y coagula. El método se basa, por tanto, en una repetición  constante de separación y reunión de elementos. Las sustancias (algunas conocidas y otras no) en el vaso fluctúan entre estados fijos y volátiles, alternativamente sólidos y fluidos, mientras que gases y líquidos se condensan y evaporan constantemente.

Además, la alquimia se concibe como una ciencia íntimamente vinculada con la astrología. Sol y luna simbolizan oro y plata, respectivamente; así como cada planeta tienen una simbología determinada, en la progresión del plomo al oro:

  • Saturno, será el plomo.
  • Jupiter, el estáño.
  • Marte, el hierro.
  • Venus, el cobre
  • Mercurio, el azogue

Es por ello que las operaciones alquímicas se llevan a cabo sólo en determinados momentos del año, mientras influyen los signos astrológicos apropiados para guiar las operaciones adecuadas

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