lunes, 10 de noviembre de 2014

Amaterasu Ô-Mikami (kanji:天照) o Amateratsu es la diosa del Sol en el Shintoísmo y antepasada de la Familia Imperial de Japón según dicha religión. También conocida como Ōhiru-menomuchi-no-kami (大日孁貴神) su nombre significa Diosa gloriosa que brilla en el cielo. Es una de las deidades sintoístas (kami) más importantes.

Historia de Amaterasu:
Según se cuenta en el Kojiki, la diosa nació del ojo izquierdo de Izanagi cuando se purificaba tras su intento fallido de rescatar a Izanami, naciendo de similar manera sus hermanos Susanoo y Tsukuyomi. El Kojiki la describe como la diosa de la que emana toda la luz, y en numerosas ocasiones se hace alusión a ella como la diosa del sol por la calidez y la compasión por aquellos que la adoran.
Los demás dioses temiendo que las tinieblas perduraran para siempre organizaron una fiesta en la puerta de la cueva. El ruido exterior atrajo mucho la curiosidad de Amaterasu, quien salió y se encontró con una diosa brillante y llena de luz. Un segundo después se dio cuenta que era su propio reflejo en el espejo.

La mayor parte de los mitos giran en torno a un incidente en el que la diosa queda atrapada en una cueva por culpa de las acciones de su hermano Susanō. Sumido en un fuerte estado de embriaguez, este arrasa los campos de arroz de Amaterasu, llena todos sus canales de irrigación, y arroja excrementos en su palacio y templos (en otra versión estas acciones se deben a la furia del dios tras perder una competición destinada a subsanar su descontento con el reparto que su padre había hecho de cielo, noche y océanos entre los tres hermanos). La diosa le ruega a su hermano que se detenga, pero este la ignora y llega incluso a arrojar el cadáver de un caballo a sus doncellas, que se encontraban tejiendo. Las mujeres mueren a causa de las astillas de madera que al romperse el telar atraviesan sus cuerpos (la mayoría de las versiones dicen que son sus órganos reproductivos los que son alcanzados por la madera).

Furiosa, Amaterasu se encierra en la Cueva Celestial y la sella con una roca. Como resultado, el mundo queda sumido en tinieblas y comienza a marchitarse y llenarse de malos espíritus. Ocho millones de kami se reunieron frente a la entrada buscando una manera de hacerla salir. Se sentaron todos en torno a ella y colocaron un espejo dirigido a la entrada. Ama no Uzume, la voluptuosa diosa de la danza, dio la vuelta a una bañera y se puso a bailar sobre ella, marcando el ritmo con sus pasos. Durante su danza, se levantaba la falda y mostraba los pechos. El resto de divinidades hacía mucho ruido gritando, riéndose y animando. Amaterasu decidió echar un vistazo a ver qué era lo que pasaba, y le preguntó al que estaba más cerca de la entrada. Este le contestó que había una nueva diosa. Cuando Amaterasu preguntó quien era, este señaló al espejo, y esta, que nunca había visto su reflejo, se quedó absorta en la imagen. Estaba tan sorprendida que exclamó Omo-shiroi, que significa tanto blanca tez como fascinante. Mientras estaba distraída, los otros dioses cierran la cueva tras ella, convenciéndola para regresar al Plano Celestial

Amaterasu fue enviada de joven a conquistar las Altas Llanuras del Cielo pero pronto tuvo que esconderse, ofendida ante el comportamiento de su hermano. Cuando dejó de esconderse, envió a su nieto a pacificar Japón y su bisnieto Jinmu se convirtió en el primer emperador. Esta hipotética fundación de la dinastía imperial japonesa fomentó la idea nacionalista pro-imperialista producida durante la Restauración Meiji de 1868.
Amaterasu carece de iconografía, pese a ello se le relaciona con el “Divino espejo” al que se refiere la leyenda de la cueva. De hecho, cuando manda a su nieto a pacificar Japón le da una espada, un espejo (éste), y las joyas de la Familia Imperial.

Actualmente Amaterasu, suprema divinidad solar del sintoísmo japonés es la Diosa protectora de la Nación Japonesa, contrastando con la abrumadora mayoría de las religiones politeístas del mundo en las cuales la divinidad solar era un hombre
Susanoo y el dragón de agua.
Susanoo
Susanoo (須佐之男 Susanowo) , en el sintoísmo, es el dios del mar o de las tormentas, y las batallas. Es el hermano de Amaterasu, la diosa del Sol y de Tsukiyomi, el dios de la noche. Este dios se califica a veces de brutal y a veces de considerado. El Kojiki y el Nihonshoki tienen escrita su legendaria represión de un monstruo de serpiente llamada Yamata-no-Orochi, en el país de Izumo. Ambos libros lo describen como un antecesor del linaje imperial. En contraste, algunos folclores lo consideran como un dios nativo o un cabeza de un pueblo de Izumo.

Historia

Susanoo nació de la nariz de su padre Izanagi, cuando este se dio un baño para purificarse (típico en la tradición japonesa) de su desgraciado incidente en Yomi-tsu-kuni, la tierra de los muertos, cuando quiso rescatar a su amada Izanami de este reino. Susanoo mostró desde su infancia una actitud agresiva, pero un gran potencial, al fin y al cabo. Cuando su padre, Izanagi, quiso repartir su reino con sus tres hijos (Amaterasu,Tsukuyomi y Susanoo), Amaterasu recibió el sol y el cielo, Tsukuyomi recibió la luna y la noche, y Susanoo recibió el rayo, la tierra y el mar; pero esto no era lo que quería el dios: Susanoo se enfureció pero, como era consciente de que la ira de su padre era un peligro muy serio, esperó a que Izanagi se fuese al descanso divino, para luego enfrentarse con su hermana. Este enfrentamiento (que causó consecuencias muy serias) hizo que el consejo de los ochocientos dioses le expulsasen del cielo.

La batalla con Amaterasu

Cuando Susanoo quiso enfrentarse a su hermana Amaterasu, para evitar heridas innecesarias, decidió hacer con ella un concurso de poder creador: consistía en crear cuanto más divinidades menores mejor. En la primera tanda, Amaterasu cogió la espada de su hermano y, tras romperla en tres cacho y masticarla, aparecieron tres hermosas diosas. Susanoo, para poder superarla, cogió las cuentas de la fertilidad de su hermana y, con ella, creo cinco dioses muy agresivos. Susanoo se proclamó vencedor, aunque su hermana, al pertenecerle a ella las cuentas con las que Susanoo había creado a sus dioses menores, dijo que ella era la vencedora. Susanoo negó aceptarlo y destruyó la hilandería sagrada, hogar de Amaterasu, agrietando las paredes, defecando en el salón (lugar donde, según la tradición japonesa, se probaban los primeros frutos de la cosecha) y descuartizó y repartió por la hilandería el cuerpo del caballo “celestial”. Amaterasu se asustó tanto al ver al animal sagrado muerto, que huyó hasta una cueva, donde se encerró, provocando la oscuridad eterna. Rápidamente, Susanoo fue juzgado por el consejo de los ochocientos dioses, que se le culpó de asesinar al caballo “celestial”, asustar a su hermana (provocando así la oscuridad eterna) y de acabar con la vida de una de las doncellas de Amaterasu (ayudantes de la diosa en la hilandería sagrada), que, al sentirse aprisionada y asustada en la hilandería medio derruida, se clavó la lanzadera del telar en los genitales, y murió en una agonía.

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