martes, 17 de febrero de 2015

Shiva, Shakti y mil y un historias


En la Brhatkatha se cuenta cómo una vez Shiva estaba sentado junto a su consorte, Parvati, la Hija de la Montaña. En un arrebato de amor le dijo a la Diosa, ‘Qué puedo hacer para complacerte?’. Y la Diosa le pidió un cuento. Tras el relato, estaba un poco arisca. No le había gustado nada.
Para que se pusiera de nuevo contenta, Shiva le prometió otra historia. La Diosa ordenó que Nandi, el toro blanco de Shiva, vigilara las puertas y no permitiera que nadie entrara. Y entonces Shiva, el Auspicioso, sabiendo que tenían toda la eternidad por delante, comenzó a contarle Los Siete Relatos de los Espíritus Etéreos, desplegando los más bellos cuentos, llenos a su vez de infinitas historias.
El azar hizo que Dientes de Loto, un ser curioso y juguetón, se acercara a las puertas: tenía que encontrarse con Shiva, y no podía esperar. Pese a la prohibición y a la imponente presencia del toro blanco, Dientes de Loto no pudo resistir la curiosidad y la impaciencia. Se hizo invisible, y logró colarse entre las patas de Nandi, y se deleitó escuchando secretamente los relatos, tumbado en la hierba.
Cuando regresó a su casa, contó los cuentos a su esposa. Y ella a su vez, comenzó a contarlos cuando fue a bañarse con las demás mujeres en el río. Al escucharle, la Diosa se dio cuenta de que ella y Shiva habían sido espiados. Enfadada, hizo que Dientes de Loto naciera en la Tierra, donde vagabundeó contando estos cuentos que llegan hoy hasta nosotros…

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