lunes, 29 de mayo de 2017

La manzana de la discordia y el amor en la antigua Grecia 4

Las manzanas aparecen en muchas tradiciones religiosas, a menudo como una fruta mística o prohibida. La palabra “manzana” se utilizó como término genérico para muchas de las frutas (extranjeras), excluyendo las bayas y las nueces, hasta el siglo XVII. En la mitología griega, el héroe griego Hércules, en uno de sus Doce Trabajos, debía viajar al Jardín de las Hespérides y recoger las manzanas doradas del Árbol de la Vida.

La diosa griega de la discordia, Eris, se disgustó después de que fuera excluida de la boda de Peleo y Tetis. En represalia, lanzó una manzana dorada con la inscripción Καλλίστη (“para la más bella”), en la fiesta de bodas. Tres diosas reclamaron la manzana: Hera, Atenea y Afrodita. Se designó a París de Troya para que eligiera a la afortunada. Terminó concediendo la manzana a Afrodita, se creó la discordia y causó indirectamente la Guerra de Troya.
“La manzana de oro de la Discordia”, obra de Jakob Jordaens de 1633. Zeus sostiene indeciso la manzana de oro que la Discordia (al fondo y con alas) ha lanzado a los dioses reunidos en un banquete nupcial. Hera y Atenea extienden sus manos para recogerla. Venus, desnuda, se señala a sí misma indicando que le pertenece.
Así llegó la manzana a considerarse como algo sagrado y vinculada a Afrodita en la antigua Grecia, y lanzar una a alguien era declarar simbólicamente su amor. Y de forma recíproca, capturarla era mostrar la aceptación de ese amor. Un epigrama atribuido a Platón afirma:
“Te arrojo la manzana, y si estás dispuesta a amarme, tómala y comparte tu vida conmigo; pero si tus pensamientos no son los míos, ni siquiera la tomes, y considerad cuán breve es la belleza”

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