Procedentes de una antigua raza hindú de bestias mitológicas, los
rakshasas son criaturas demoníacas que habitan bajo la forma de un
felino humanoide.
Extendiendo la maldad
Con la cabeza de un depredador, generalmente un tigre, y el cuerpo de
un musculoso humano, los rakshasas son toda una manifestación del mal y
la crueldad más salvaje, y caminan siempre en busca del caos.
Su propio nombre, rakshasa, proviene de la palabra “rakshas” que
significa “guardián” aunque, quizás, la expresión “algo de lo que
guardarse” sea más acertada, dada su ansia de destrucción de comunidades
humanas.
Conocidos por ser caníbales devoradores de hombres, han ganado su
fama destruyendo templos, profanando tumbas y atormentando tanto a vivos
como a muertos. Y es que los pishacas, un tipo de rakshasa menor propio
de los cementerios, impiden el descanso de los difuntos, arrancando su
carne podrida y extendiendo enfermedades que afectan también a los
vivos.
Los
pishacas tienen la forma de un goblin diabólico y apestan a
putrefacción. Su actividad es mayoritariamente nocturna ya que la luz
del día los debilita y aturde. Se asocian con los grahas, demonios de la
enfermedad, también presentes en cementerios, para sus malvados planes y
sólo responden ante los rakshasas más poderosos, a los que consideran
sus superiores.
El rakshasa hindú
Según los textos del Ramayana, los rakshasa tenían forma humana y
surgieron de los pies del dios Brahma. Este dios eligió a algunos
rakshasa para convertirlos en sus guerreros de élite. Seleccionó a los
más crueles y a los que se habían reencarnado varias veces siendo
malvados, y les proporcionó dotes especiales.
Entre los más poderosos destacaba Ravana, el líder de los rakshasas,
que poseía 10 cabezas y 20 brazos. Este formidable guerrero era
prácticamente indestructible, ya que cuando se le cortaba un brazo
volvía a brotar uno nuevo. Las enormes cicatrices de su cuerpo daban fe
de las batallas libradas contra los dioses y los humanos.
Los rakshasas dominaron los bosques, territorio en el que se
encontraban cómodos, dada su habilidad para trepar, saltar y camuflarse.
Según la leyenda, controlaban la zona geográfica perteneciente a la
actual Sri Lanka, y lo hicieron masacrando aldeas y retando a la
autoridad de los dioses. La ofensa fue tal, que Vishnú, el jefe de la
tríada suprema de dioses hindúes, se encarnó en el rey Rama y asesinó a
Ravana. Tras su muerte se restauró la paz en la zona.
Las leyendas indias son numerosas, tanto como las luchas de los
dioses con los rakshasas. Son luchas eternas en las que unas veces los
dioses salen victoriosos y otras veces son los rakshasas los que
se imponen. Un ejemplo es el caso de la leyenda de Durga, un terrible
rakshasa con cuerpo humano y cabeza de toro de quien se dice que
consiguió derrotar a todos los dioses, desterrándolos al exilio.
La parte animal
La forma más común del rakshasa es la de felino. Un cuerpo humanoide
cubierto de una fina capa de pelaje con el color y los moteados típicos
de su raza (tigre, leopardo, pantera, etc). Otras de las formas que
suele adoptar, aunque más raramente, son de la de toro y la de mono.
Sus garras suelen tener la forma inversa a la de los humanos, es
decir, tienen las palmas en la parte superior y no la inferior. Brotan
de ellas unas afiladas uñas negras con veneno. Lo mismo ocurre con sus
colmillos, que también son venenosos, por lo que es muy común que
ataquen con mordiscos o con zarpazos.
Pensé que eras mi amigo
No es habitual que un rakshasa luche cuerpo a cuerpo ya que tiene
otras muchas formas de acabar con un enemigo, por ejemplo, la capacidad
de transformarse en cualquier figura humana. Así, puede convertirse en
una figura conocida por el contrincante, como un familiar o un amigo.
Además, puede interceptar los pensamientos y leer la mente, con lo que
el engaño es total.
Son muy hábiles con la magia, sin embargo, los conjuros no les
afectan. Es inútil intentar dar caza a un rakshasa con artes arcanas.
Solamente su naturaleza demoníaca es vulnerable al agua bendita, por lo
que usada en un proyectil, a modo de dardo venenoso, puede acabar con
ellos instantáneamente.
La sociedad rakshasa
Son seres solitarios pero muy organizados y leales entre ellos. La
mujer rakshasa, conocida como rakshasi, es un miembro igual de
importante en la sociedad que su contrapartida masculina.
Se dice de los rakshasas que todo el mal y el rencor que guardan
dentro se han acumulado durante varias vidas, ya que siempre se
reencarnan en otro rakshasa que conserva los recuerdos de vidas pasadas.
Es por esto que los rakshasas son, en cierto modo, inmortales. No
importa que sea destruido, volverá a la vida como otro rakshasa con más
odio.