De acuerdo con la mitología azteca,
Coyolxauhqui era la deidad de la luna y su nombre significa “campanas
doradas”, “pintada con campanas” o “campanas doradas”.
Era la hija de la diosa madre, Coatlicue y hermana mayor del gran dios Sol, Huitzilopochtli.
Esta deidad era representada con la cara
adornada con cascabeles, en el cabello tenía de adorno unos plumones y
acompañada de la serpiente Maquizcóatl, la cual guardaba relación con el
dios del sol.
En alguno de los mitos aztecas, se ha sugerido que es la diosa de la gran Vía Láctea.
El culto a Coyolxauhqui
Como deidad, aún es respetada, puesto
que, en el año 1978 cuando se descubrió una pieza enorme esculpida con
la imagen de la deidad desmembrada, en un lugar arqueológico de Ciudad
de México, todos los obreros pararon sus actividades y cantaron un himno
de alabanza.
A su vez, los mexicas eran principales
observadores del cielo, por lo que crearon ciertas leyendas para poder
justificar el movimiento de las estrellas. Por consiguiente, a la luna
la llamaron Coyolxauhqui.
Según los mitos de esta deidad, siempre estaba en batallas contra su hermano Huitzilopochtli.
Leyendas sobre Coyolxauhqui
La caída de Coyolxauhqui
La deidad madre, Coatlicue, quedo embarazada a través de una pluma que encontró mientras barría en Coatepec.
Por consiguiente, los Centzon Huitznahua
se ofendieron al enterarse e incitados por Coyolxauhqui, fueron a matar
a su madre, todos ataviados con las vestiduras de guerra.
Al enterarse de esto Cuahuitlic, uno de los surianos, inmediatamente le confesó la tragedia a su madre.
Huitzilopochtli, al escuchar esto desde el vientre, consoló a la diosa al decirle que no tuviera miedo, ya que, le protegería.
Guiados los surianos por la diosa de la
Luna y muy cerca de Coatepec , Cuahuitlicac le dio el aviso a su madre
de la proximidad de los guerreros.
Es así, como el dios del sol, ataviado
con la vestimenta de un guerrero (el cuerpo de azul, con el rostro
pintado con franjas diagonales, orejeras y plumas finas), nació en
defensa de su madre.
El dios acabo con muchos de los surianos
y otros huyeron para convertirse en estrellas, y la deidad al
enfrentarse a su hermana, con la ayuda de una serpiente le desmembró.
Solo la cabeza la convirtió en la Luna al lanzarla al cielo, a causa de que, Coatlicue le llamó buena hija.
De ese modo, la diosa madre siempre podía ver su hija.
La migración de los aztecas
En otra leyenda sobre Coyolxauhqui, se
cuenta la migración que hicieron los aztecas, la cual tuvo una duración
de 200 años, desde Aztlán hasta el valle de México.
Se cuenta que, la diosa quiso quedarse
en algunos de los sitios que el pueblo azteca había utilizado para su
estadía temporal, no obstante, Huitzilopochtli tenía en mente marchar
ya.
A causa de la insistencia de la deidad
de la luna y la negativa del dios del sol, se entabló una batalla, en la
que él le dio muerte y eliminó cada uno de los sistemas de irrigación.
Esto dio como resultado, la salida forzada del lugar a los aztecas, ya que, se había secado demasiado.
Cabe acotar, la tradición de los aztecas
de hacer uso de la frase “guerrera caída”, proviene de tal mito y era
usada cuando se hacía la conquista de una ciudad.
Estas leyendas dan muestra de que la
diosa era una mujer de decisión y muy fuerte, cualidades que eran
admiradas por el pueblo azteca, que, la convirtieron en la gran diosa
águila.
El monolito de Coyolxauhqui
En febrero de 1978, mientras hacían la
instalación de los cables subterráneos entre las calles de Argentina y
Guatemala, se halló una escultura de 3.25 m de diámetro y con un peso de
toneladas y en material de piedra volcánica.
Tal hallazgo dio como resultado, las
diversas excavaciones del proyecto del Templo Mayor, el cual en la
actualidad, aún se lleva a cabo.
Se cree que, su ubicación de origen era
donde se recreaba el mito de la muerte de la diosa, puesto que, estaba
ubicado en el sitio inferior del templo de Huitzilopochtli.
Esto se encuentra específicamente en la parte frontal del Templo Mayor en el antiguo Tenochtitlán.
Cabe destacar que, la escultura de la
madre, Coatlicue, se encontró en 1790 una vez se cambió el empedrado de
la gran plaza Mayor, casi al mismo tiempo que se encontró el Calendario
Azteca o piedra solar.
Y en la actualidad, el monolito se
encuentra expuesto en el gran Museo del Templo Mayor, el cual es, hoy en
día el centro histórico en la ciudad de México.
La forma del monolito
El relieve colocado en la pieza muestra a
la diosa mutilada en piernas y brazos, así como se puede ver
decapitada, mientras salen de sus extremidades gotas de sangre y la
estructura ósea cercenada.
La deidad se encuentra adornada con un cinturón de serpiente bicéfala junto a un cráneo en la espalda.
Y la gran serpiente se puede ver atada a los brazos y muslos.
Mientras, los talones y las
articulaciones se encuentran adornadas con mascarones que están
compuestos por un rostro de perfil, el cual se encuentra dotado de
colmillos. Cabe acotar que, significado aún está por definirse.
Lleva puesto unas muñequeras, sandalias y tobilleras.
En el tronco de la deidad se pueden ver
sus pechos flácidos y de frente. Mientras, sus caderas cuentan con un
giro extraño, mostrado de perfil, lo que obliga a las extremidades estar
de la misma manera.
En la cabeza, hay un gran penacho de plumas y en el cabello hay círculos que le adornan.
Las orejeras que están compuestas por
unas tres figuras geométricas le enmarcan el rostro, siendo el ornamento
principal los cascabeles en la mejilla.
En este monolito, se puede observar como de la boca entreabierta se exhala el último aliento de la vida.
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