Mabon es la festividad pagana del equinoccio de
otoño. Es la segunda fiesta de las cosechas. Se celebra en la víspera del 22 de
septiembre en el hemisferio norte y del 22 marzo en el hemisferio sur. Esta
festividad se llama así por el dios galo que encarna el principio de
fertilización. En lenguaje druida Mea’n
Fo’mhair significa la segunda cosecha y en esta oportunidad se
honraba al Dios del Bosque en la figura de un hombre-árbol, al que se ofrecían
libaciones de sidra y vino, precisamente a través de los árboles.
Este es el momento en que el día y la noche tienen la
misma duración. Astrológicamente, el Sol se encuentra ingresando al signo de
Libra.
Otros nombres de esta fiesta pagana son Cosecha del Vino
y Festival de Avalon.
El símbolo del Mabon es el cuerno de la abundancia o
cornucopia.
Esta es una festividad de reconocimiento y adhesión a la
pareja compuesta por el Dios y la Diosa
(la semilla y la tierra), dando gracias por las bendiciones que nos han
otorgado, de cara a los esfuerzos del pasado y reconociendo los frutos
cosechados.
Es una fiesta de alegría, de celebración de la abundancia
y la generosidad de la Tierra. Como segunda cosecha, completa la recolección
del grano que comenzó en Lughnasadh (primero de agosto, o las bodas de Lug,
dios de la mitología celta). La diferencia es que ahora se trata de un momento
de equilibrio: las fuerzas de la oscuridad y de la luz se encuentran
equidistantes. Es el equinoccio y a partir de ese momento la oscuridad irá
ganando terreno hasta llegar su punto de cenit en Yule (solsticio de invierno).
En qué
consiste la tradición agrícola del dios de la fertilidad
Consideremos que el dios de la fertilidad, el joven que tenía su máxima potencia
durante Lughnasadh, ha comenzado a dar muestras de debilidad y cansancio,
está envejeciendo y pronto morirá cuando llegue el Samhain, el 1° de
noviembre. Es el ciclo de la vida. No estamos tristes por esta muerte
porque sabemos que es parte del ciclo vital y que este Dios fértil otra vez
renacerá al cumplirse otra vuelta de la rueda de la fortuna.
Mabon es el momento de prepararse para la despedida
y de reflexionar sobre el ciclo de la vida (nacimiento, desarrollo, madurez
–reproducción- y muerte). La cultura precristiana nos indica que el tiempo no
tiene principio ni fin, sino que se engendra a sí mismo en una infinita serie
de ciclos.
El mensaje de la fiesta de Mabon es la
aceptación de cada parte del ciclo, como pieza necesaria e ineludible para un
recomienzo infinito. Este es el fin de algo, pero es también el comienzo de lo
mismo.
Es frecuente también el uso de adornos en forma de
Cornucopias (cuerno de la abundancia) como símbolo de la abundancia de las
cosechas. Los colores de esta fiesta son los hermosos colores del otoño, rojos, anaranjados, dorados, marrones y
violetas, que permiten sintonizar con las energías de este día. Los nombres de
las deidades veneradas: Mabon y su madre Modron, Thor, Hermes,
Deméter, Perséfone, Hades, Baco… Además de todas las figuras de la Diosa Madre,
que en este momento tomará forma de una anciana. El 22 de septiembre, Equinoccio de Otoño, indica el
comienzo de un tiempo de serenidad. El joven verano va perdiendo su fuerza muy
rápidamente, y las hojas de los árboles se ven doradas. Con estas señales la
Naturaleza abre la tregua del reposo y la relajación, del descanso, antes de
que comiencen los duros meses de invierno.
Cómo
encontramos a Mabon en la mitología griega
En algunos pueblos la madre tierra recibe el nombre de
Modron, y esta fiesta lleva su nombre. El mito consiste en que Mabon, hijo
de Modron, nace la noche del equinoccio y desaparece tres noches después. Se
traza una equivalencia entre el dolor
que siente Modron y el de la diosa
griega Deméter, que sufre un acontecimiento similar ante la desaparición de su
hija Kore, que había ido a recoger flores y nunca regresó.
Los lamentos y gemidos de Deméter se escuchan durante
días en toda la extensión del universo. Condolido, Helios, el sol, quien todo lo
ve, le anuncia que Hades, señor de la noche, raptó a Kore y se la llevó al
mundo subterráneo de los muertos para hacerla su reina. Desde aquí Kore ya no
es la jovencita que conocimos y será
conocida como Perséfone.
Demeter, la diosa de las cosechas, monta en cólera ante
esta afrenta y su venganza es detener la fertilidad de la tierra, los campos se
secan, la vida se agota y el verde se convierte en ocre. Lleno de desesperación
ante el avance de la muerte, Zeus
propone un acuerdo entre Deméter y Hades en el cual Perséfone pasará la
mitad del año sobre la tierra con su madre y la otra mitad como reina d las
tinieblas junto a su esposo – lo que significa el origen de las estaciones.
Cuando Perséfone está con Hades, la tierra palidece por la tristeza de Deméter,
que se expresa en el invierno. Cuando Perséfone regresa a la tierra para
alegría de su madre, la vida renace y la tierra se llena de abundancia y de luz.
Mabon es también el comienzo del otoño y marca el momento
en que Perséfone vuelve a descender al mundo inferior. El comienzo del otoño marcaba
la celebración de los Misterios Eleusinos Mayores.
De acuerdo con la tradición celta, Mabon es el momento en
que el Dios de la abundancia se está preparando para morir en Samhain, y
regresar al vientre de la Diosa, para luego renacer en Yule. Es el
gran viaje de la renovación y el renacimiento. Es el equinoccio de
otoño, es la terminación de las cosechas iniciadas en Lughnasadh, otra vez, luz
y oscuridad se encuentran en punto equidistantes de la rueda de la fortuna.
La naturaleza disminuye su generosidad, y se prepara para
el invierno y su tiempo de descanso. Los árboles dejan secar a sus hojas
y nos invitan a soltar lo viejo y con el
fin del ciclo, concentrarnos en la vejez y la muerte. Hay que recordar que
para renacer hay que morir, esto es, dejar caer las hojas que ya cumplieron su
ciclo, recogernos a descansar en la tregua, a meditar en el recomienzo de la
vida.
El
ritual
Primero nos prepararemos para el ritual de Mabon dando
una caminata por el bosque a primera hora de la mañana. Llevaremos una cesta en
la que recogeremos las hojas doradas que los árboles hayan soltado. Algunos
frutos secos de los pinos y leña también resultarán de utilidad. Ya se regreso,
prepararemos una fogata alrededor de la cual caminaremos lanzando al fuego el
contenido de la canasta y repitiendo mientras hacemos esto:
La Diosa
tira su manto de tierra a su alrededor,
Mientras
tú, gran Dios del sol navegas hacia el Oeste, a las tierras de descanso
eterno envuelto en la frescura de la noche.
Las
frutas maduran, las semillas caen, Las horas del día y la noche están
equilibradas.
Vientos
fríos soplan desde el Norte gimiente.
En esta
aparente extinción del poder de la naturaleza,
Bendita
Diosa, sé que la vida continúa.
Porque
la primera es imposible sin la segunda cosecha,
Al igual
que la vida es imposible sin la muerte.
Bendiciones
sobre ti, Dios caído mientras viajas
A las
tierras del invierno y a los amorosos brazos de la Diosa.
Se regresa al altar donde se deja la cesta, levantando
los brazos diremos:
Bendita
diosa de toda fertilidad, He sembrado y cosechado los frutos de mis
acciones, buenas y malas. Dame el valor para sembrar semillas de alegría
y amor En el año venidero, desterrando la miseria y el
odio. Enséñame los secretos de la existencia sabia sobre este
planeta ¡oh luminosa de la noche!
Nos sentaremos a meditar sobre el envejecimiento y la
muerte, necesarios para el renacimiento.
Luego de esto se procede con la comida y bebida. Recordemos
que es un acto simbólico de gratitud por el sustento recibido. Habrá música y
baile, es una celebración. Debemos agradecer con buen ánimo y pedir que esta
abundancia llegue a los que nada tienen.
Una vez terminada la comida y daremos gracias por la
ocasión celebrada.
Inciensos:
ciprés, sándalo, pino, enebro.
Colores: los del otoño, café, verde, anaranjado, rojo,
dorado, marrón, amarillo
Bebidas: Vino tinto.
Hierbas: Avellana, maíz, álamo, bellotas, ramas de roble,
hojas de otoño, tallos de trigo, conos de ciprés, piñones, espigas de cosecha,
hojas de lavanda.
Comida: el producto de la cosecha, granos, frutas y
verduras, especialmente maíz, pan de maíz, tortas de frutas, tés, sopas de
vegetales.
Tradiciones: recolectar plantas y vainas secas que pueden
ser utilizadas en rituales o para hacer cocimientos y tés con hierbas. Una
actividad tradicional de esta época es la confección de las muñequitas de maíz
y bolsas de hierbas secas perfumadas.
Estas luego se ofrecen como regalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario