lunes, 21 de septiembre de 2020

MABON: Equinoccio de Otoño

 



Mabon es la festividad pagana del equinoccio de otoño. Es la segunda fiesta de las cosechas. Se celebra en la víspera del 22 de septiembre en el hemisferio norte y del 22 marzo en el hemisferio sur. Esta festividad se llama así por el dios galo que encarna el principio de fertilización. En lenguaje druida Mea’n Fo’mhair significa la segunda cosecha  y en esta oportunidad se honraba al Dios del Bosque en la figura de un hombre-árbol, al que se ofrecían libaciones de sidra y vino, precisamente a través de los árboles.

Este es el momento en que el día y la noche tienen la misma duración. Astrológicamente, el Sol se encuentra ingresando al signo de Libra.

Otros nombres de esta fiesta pagana son Cosecha del Vino y Festival de Avalon.



El símbolo del Mabon es el cuerno de la abundancia o cornucopia.

Esta es una festividad de reconocimiento y adhesión a la pareja compuesta por el Dios y  la Diosa (la semilla y la tierra), dando gracias por las bendiciones que nos han otorgado, de cara a los esfuerzos del pasado y reconociendo los frutos cosechados.

Es una fiesta de alegría, de celebración de la abundancia y la generosidad de la Tierra. Como segunda cosecha, completa la recolección del grano que comenzó en Lughnasadh (primero de agosto, o las bodas de Lug, dios de la mitología celta). La diferencia es que ahora se trata de un momento de equilibrio: las fuerzas de la oscuridad y de la luz se encuentran equidistantes. Es el equinoccio y a partir de ese momento la oscuridad irá ganando terreno hasta llegar su punto de cenit en Yule (solsticio de invierno).



En qué consiste la tradición agrícola del dios de la fertilidad

Consideremos que el dios de la fertilidad, el joven  que tenía su máxima potencia durante Lughnasadh, ha comenzado a dar muestras de debilidad y cansancio, está envejeciendo y pronto morirá cuando llegue el Samhain, el 1° de noviembre. Es el ciclo de la vida. No estamos tristes por esta muerte porque sabemos que es parte del ciclo vital y que este Dios fértil otra vez renacerá al cumplirse otra vuelta de la rueda de la fortuna.  

Mabon es el momento de prepararse para la despedida y de reflexionar sobre el ciclo de la vida (nacimiento, desarrollo, madurez –reproducción- y muerte). La cultura precristiana nos indica que el tiempo no tiene principio ni fin, sino que se engendra a sí mismo en una infinita serie de ciclos.

El mensaje de la fiesta de Mabon es la aceptación de cada parte del ciclo, como pieza necesaria e ineludible para un recomienzo infinito. Este es el fin de algo, pero es también el comienzo de lo mismo.




Es frecuente también el uso de adornos en forma de Cornucopias (cuerno de la abundancia) como símbolo de la abundancia de las cosechas. Los colores de esta fiesta son los hermosos colores del otoño,  rojos, anaranjados, dorados, marrones y violetas, que permiten sintonizar con las energías de este día. Los nombres de las deidades veneradas: Mabon y su madre Modron, Thor, Hermes, Deméter, Perséfone, Hades, Baco… Además de todas las figuras de la Diosa Madre, que en este momento tomará forma de una anciana. El 22 de septiembre, Equinoccio de Otoño, indica el comienzo de un tiempo de serenidad. El joven verano va perdiendo su fuerza muy rápidamente, y las hojas de los árboles se ven doradas. Con estas señales la Naturaleza abre la tregua del reposo y la relajación, del descanso, antes de que comiencen los duros meses de invierno.





Cómo encontramos a Mabon en la mitología griega

En algunos pueblos la madre tierra recibe el nombre de Modron, y esta fiesta lleva su nombre. El mito consiste en que Mabon, hijo de Modron, nace la noche del equinoccio y desaparece tres noches después. Se traza una equivalencia entre el  dolor que siente Modron y el de  la diosa griega Deméter, que sufre un acontecimiento similar ante la desaparición de su hija Kore, que había ido a recoger flores y nunca regresó.



Los lamentos y gemidos de Deméter se escuchan durante días en toda la extensión del universo. Condolido, Helios, el sol, quien todo lo ve, le anuncia que Hades, señor de la noche, raptó a Kore y se la llevó al mundo subterráneo de los muertos para hacerla su reina. Desde aquí Kore ya no es la jovencita que conocimos y  será conocida como Perséfone.

Demeter, la diosa de las cosechas, monta en cólera ante esta afrenta y su venganza es detener la fertilidad de la tierra, los campos se secan, la vida se agota y el verde se convierte en ocre. Lleno de desesperación ante el avance de la muerte, Zeus  propone un acuerdo entre Deméter y Hades en el cual Perséfone pasará la mitad del año sobre la tierra con su madre y la otra mitad como reina d las tinieblas junto a su esposo – lo que significa el origen de las estaciones. Cuando Perséfone está con Hades, la tierra palidece por la tristeza de Deméter, que se expresa en el invierno. Cuando Perséfone regresa a la tierra para alegría de su madre, la vida renace y la tierra se llena de abundancia y de luz.



Mabon es también el comienzo del otoño y marca el momento en que Perséfone vuelve a descender al mundo inferior. El comienzo del otoño marcaba la celebración de los Misterios Eleusinos Mayores.

De acuerdo con la tradición celta, Mabon es el momento en que el Dios de la abundancia se está preparando para morir en Samhain, y regresar al vientre de la Diosa, para luego renacer en Yule. Es el gran viaje de la renovación y el renacimiento. Es el equinoccio de otoño, es la terminación de las cosechas iniciadas en Lughnasadh, otra vez, luz y oscuridad se encuentran en punto equidistantes de la rueda de la fortuna. 

La naturaleza disminuye su generosidad, y se prepara para el invierno y su tiempo de descanso. Los árboles dejan secar a sus hojas y nos invitan a soltar lo viejo y  con el fin del ciclo, concentrarnos en la vejez y la muerte. Hay que recordar que para renacer hay que morir, esto es, dejar caer las hojas que ya cumplieron su ciclo, recogernos a descansar en la tregua, a meditar en el recomienzo de la vida. 



El ritual

Primero nos prepararemos para el ritual de Mabon dando una caminata por el bosque a primera hora de la mañana. Llevaremos una cesta en la que recogeremos las hojas doradas que los árboles hayan soltado. Algunos frutos secos de los pinos y leña también resultarán de utilidad. Ya se regreso, prepararemos una fogata alrededor de la cual caminaremos lanzando al fuego el contenido de la canasta y repitiendo mientras hacemos esto:

La Diosa tira su manto de tierra a su alrededor, 
Mientras tú, gran Dios del sol navegas hacia el Oeste, a las tierras de descanso eterno envuelto en la frescura de la noche. 

Las frutas maduran, las semillas caen, Las horas del día y la noche están equilibradas. 

Vientos fríos soplan desde el Norte gimiente. 

En esta aparente extinción del poder de la naturaleza, 

Bendita Diosa, sé que la vida continúa. 

Porque la primera es imposible sin la segunda cosecha, 

Al igual que la vida es imposible sin la muerte. 

Bendiciones sobre ti, Dios caído mientras viajas 
A las tierras del invierno y a los amorosos brazos de la Diosa.

Se regresa al altar donde se deja la cesta, levantando los brazos diremos: 

Bendita diosa de toda fertilidad, He sembrado y cosechado los frutos de mis acciones, buenas y malas. Dame el valor para sembrar semillas de alegría y amor En el año venidero, desterrando la miseria y el odio. Enséñame los secretos de la existencia sabia sobre este planeta ¡oh luminosa de la noche!

Nos sentaremos a meditar sobre el envejecimiento y la muerte, necesarios para el renacimiento. 

Luego de esto se procede con la comida y bebida. Recordemos que es un acto simbólico de gratitud por el sustento recibido. Habrá música y baile, es una celebración. Debemos agradecer con buen ánimo y pedir que esta abundancia llegue a los que nada tienen.
Una vez terminada la comida y daremos gracias por la ocasión celebrada.

Inciensos: ciprés, sándalo, pino, enebro.

Colores: los del otoño, café, verde, anaranjado, rojo, dorado, marrón, amarillo

Bebidas: Vino tinto.

Hierbas: Avellana, maíz, álamo, bellotas, ramas de roble, hojas de otoño, tallos de trigo, conos de ciprés, piñones, espigas de cosecha, hojas de lavanda.

Comida: el producto de la cosecha, granos, frutas y verduras, especialmente maíz, pan de maíz, tortas de frutas, tés, sopas de vegetales.

Tradiciones: recolectar plantas y vainas secas que pueden ser utilizadas en rituales o para hacer cocimientos y tés con hierbas. Una actividad tradicional de esta época es la confección de las muñequitas de maíz y bolsas de hierbas secas perfumadas.  Estas luego se ofrecen como regalo.



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