Las religiones de origen asiático son complejas de estudiar, debido a que casi todas están basadas en el politeísmo (creencia en múltiples dioses) y se contribuyen unas con otras. Es este el caso de la mitología japonesa, que se vale de filosofías como el budismo, el taoísmo, el hinduismo y el sintoísmo para su conformación. Es conocido que los japoneses, desde la antigüedad, rinden culto a miles de dioses divididos en generaciones, que dan origen a los distintos ecosistemas del mundo y, por supuesto, a muchas leyendas conocidas en la cultura popular.
Los Siete Dioses de la Fortuna, hacen referencia a un grupo específico de deidades asociadas a distintas áreas de la sociedad (comercio, arte, ciencias, entre otros) y a la búsqueda de la buena suerte dentro del folclor japonés.
Ebisu y Daikokuten
Ebisu es asociado con el comercio y la comida en general (cosechas, cereales, entre otros), además de ser el protector de los pescadores. Es venerado con el fin de atraer abundancia y prosperidad en la producción y venta de alimentos. Pertenece a la generación de dioses como Izanagi e Izanami, quienes fueron los creadores de las islas y demás deidades japonesas. Es el único dios originario de Japón y se representa con un pescado sujetado al costado y ropa sencilla compuesta comúnmente por un sombrero y una caña de pescar.
Daikokuten es también conocido como el dios del comercio, que trae riqueza y prosperidad. Es, según algunos mitos, el padre de Ebisu y, en algunos casos, un cazador de demonios (a raíz de una leyenda). Visto como el protector de trabajadores ganaderos, agricultores y granjeros, se le representa sujetando un mazo, de piernas cortas y sonrisa espléndida.
Bishamonten
Vestido con armadura y casco, es el dios de la virtud de la dignidad, la bondad, la creencia y la fe. Protege a los guerreros (bondad) y castiga a los delincuentes (versus maldad), por lo que es especialmente venerado durante la guerra para atraer la buena defensa y el buen desempeño en batalla.
Fukurokuju
De origen chino, es el dios de la sabiduría, que se asocia a su vez con la longevidad. Hay teorías que explican que es la síntesis de los Tres Dioses de las Estrellas (Luk, Fuk y Sau), venerados en China. Su aspecto es representado con un bastón y un viejo pergamino, además suele estar acompañado de un animal asociado a la perdurabilidad (bien sea un ciervo, una grulla o una tortuga). Lo más llamativo de su físico era el gran tamaño de su cabeza, casi proporcional a todo su cuerpo.
Dice su leyenda que podía vivir sin comer, tenía la capacidad de resucitar a los fallecidos y le gustaba jugar ajedrez.
Benzaiten
Siendo la única mujer de toda la lista, su veneración tiene que ver con las artes en general y, en especial, con el conocimiento de la música y la literatura. Ya que proviene de la diosa hindú Sarasvati, se le representa como una mujer de hermosas características con un instrumento musical denominado biwa, acompañada de una serpiente blanca que simboliza la buena suerte. Representa la virtud de la alegría y el gozo y es la protectora de los artistas.
Hotei
Representa la virtud de la felicidad y es de origen chino. Es asociado con la fortuna y la popularidad, así como el guardián de los niños. Representado como un hombre de bigote y calva, de contextura gorda y amplia sonrisa, andaba sin lugar fijo en donde quedarse y, por ello, llevaba a cuestas un saco en su hombro (que, según la leyenda, tenía fortunas dentro).
Debido a su origen, los japoneses le tienen especial veneración, ya que la leyenda explica que fue un ser humano real de nombre Kaishi. Es visto en Japón como el segundo Miroku, siendo este último un budista que existió antes de la llegada del budismo Zen.
Juroujin
De origen taoísta y parte del budismo japonés, es el dios más longevo de los siete y es considerado la personificación de la estrella polar del sur. Es el protector de personas que tienen profesiones tales como la educación y la ciencia.
La leyenda indica que el dios está inspirado en un hombre que vivió muchos años, tenía larga barba blanca y media más de un metro ochenta. Uno de los artilugios que más lo definen es el pergamino que sostiene con su mano, cuyo contenido trata sobre el mundo y el secreto de la perdurabilidad.
Aunque también se le suele asociar con animales como la tortuga o la grulla, se distingue de Fukurokuju por incluirle en los elementos un árbol de melocotones. Este tipo de durazno favorece la longevidad por ser rico en antioxidante. Su personalidad es descrita con júbilo y se dice que le gustaba consumir arroz y vino.
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