
Fue considerado una antigua deidad de la fortuna, el destino y la
suerte, y por extensión era parte de los dioses del infierno nahua. Fue
Esposo de la diosa Nexoxcho
y a diferencia de sus congéneres fue especialmente temido por su
capacidad de dar infortunio y mala suerte, sobre todo a viajeros
nocturnos.
Su nombre, derivado del náhuatl,
significa “cara rota”. De acuerdo con la mitología nahua, éste era una
de las cuatro deidades de la muerte. En el Códice Vaticano, tal deidad es representada como un ente con pies de águila. Los antiguos mexicanos pensaban que Ixpuxtequi vagaba por las noches por las calles y caminos para sorprender a los viajeros solitarios.
En cuanto su aspecto físico poseía una gran altura, aunado a su bajo pesos, -casi en los huesos-, le brindaban una apariencia endeble, no tenía mandíbula inferior y sus piernas eran las de un ave hasta las rodillas, por lo general traía consigo un bastón para apoyarse y ocasionalmente es representado vistiendo una túnica. Habitaba el Mictlan
El terror de los viajeros solitarios

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