La estirge es un ser volador de la mitología romana que succiona la sangre para poder sobrevivir. Este ser tiene forma de pájaro con alas parecidas a las de un murciélago y los ojos amarillos, 4 patas con las que se agarra a sus víctimas y un pico alargado con el que succiona la sangre. Dice la leyenda que, a no ser que se mate a la estirge, cuando ataca es casi imposible que se despegue del cuerpo de su víctima hasta que termine de succionarle la sangre, y quienes son atacados por ella mueren rápidamente. Las estirges tienen muy buena vista y un buen olfato, por eso les es fácil detectar gente a la que atacar. Cuando termina con su víctima, la estirge duerme durante días con un sueño muy profundo; este momento lo aprovechan los cazadores para atacarlas.
Hace
muchos siglos, en las cumbres montañosas del Tíbet occidental, el
pueblo Zhang Zhung fundó toda una civilización con sus adelantos
tecnológicos, ricas obras de arte y un panteón encabezado por un dios
supremo de extraños y maravillosos orígenes.
John Vincent Bellezza, experimentado
investigador miembro del Centro Tibetano de la Universidad de Virginia,
lleva más de 25 años estudiando la arqueología de los pueblos de la Edad
del Hierro del Tíbet occidental, sus dioses y sus culturas.
En su blog podemos leer: “Hasta la exhaustiva exploración del Alto Tíbet por parte del autor [el profesor Bellezza] en la década de los 90 y la primera década del siglo XXI, se sabía muy poco acerca de los Zhang Zhung. Los propios tibetanos habían olvidado sus logros del pasado y los comunistas chinos no estaban al corriente de lo que yacía en los límites de esta meseta.”
Esta publicación del blog
ofrece una sinopsis bellamente escrita capítulo por capítulo de uno de
los libros del profesor Bellezza sobre los Zhang Zhung, que habitaban un
territorio situado unas 1.000 millas al noroeste de la capital del
Tíbet, Lhasa. En esta región hay lagos, llanuras y largas cordilleras
montañosas, y se encuentra ahora muy escasamente poblada, aunque entre
el 500 a. C. y el 625 d. C. según el autor estaba bastante más habitada.
He aquí algunos fragmentos de esta sinopsis:
“Un impresionante conjunto de monumentos proclama la existencia de los Zhang Zhung desde alrededor del 1000 a. C. Había castillos que ocupaban las cotas más elevadas en torno a explotaciones agrícolas, se fundaban templos en rincones ocultos y las tumbas salpicaban las zonas deshabitadas. Muchos de los templos y fortalezas estaban enteramente construidos de piedra, utilizando pesados soportes de roca para sostener sus tejados. […]”
Esta construcción, realizada enteramente en
piedra, y otras 16 similares se cree que son el lugar en el que el
antiguo pueblo Zhang Zhung conmemoraba el descenso a la Tierra de su
dios supremo, Gekhoe. (Fotografía: John Vincent Bellezza)
“El Alto Tibet alberga lujosas representaciones pictóricas, que ilustran las realidades cotidianas de la vida de los Zhang Zhung. Allá donde se extienden estas tierras, los grabados y pinturas sobre rocas adornan las cuevas y paredes montañosas. Estas manifestaciones artísticas dan testimonio de batallas, competiciones deportivas, escenas de caza y pastoreo y persecuciones religiosas con todo lujo de detalles. Ningún otro descubrimiento retrata a los Zhang Zhung de una forma tan vívida e íntima.”
Escribe el profesor Bellezza en un
correo electrónico enviado a Ancient Origins: “En el antiguo Tíbet
occidental se practicaban tanto el pastoreo como la agricultura. Se ha
recuperado una amplia variedad de objetos de antiguas tumbas en años
recientes, y otros han aparecido en el mercado internacional de arte y
antigüedades. Se ha encontrado de todo, desde piedras preciosas hasta
diferentes metales trabajados y moldeados, pasando por piezas cerámicas,
objetos de madera y tejidos de seda y lana.”
En su blog, el profesor Belleza escribe
que la memoria de los Zhang Zhung se ha conservado hasta nuestros días
en leyendas, mitos e incluso relatos, lo que nos ofrece una interesante
imagen de cómo eran su sociedad y su cultura. “Estos relatos documentan
la construcción de castillos, templos, tumbas, sistemas de riego y
talleres,” escribe. “… Mientras las élites residían en notables
fortalezas dispersas por todo Zhang Zhung, los pastores y campesinos
ocupaban viviendas mucho más humildes. Aún así, lazos rituales y de clan
unían a los diferentes estratos de la sociedad para formar una poderosa
confederación que prevaleció durante siglos.”
La memoria de los dioses de los Zhang
Zhung de la Edad del Hierro se ha conservado en la religión Bön de
épocas posteriores. Merece la pena leer la descripción del profesor
Bellezza en esta publicación de su blog Tibetan Archaeology (“Arqueología Tibetana”), acerca del nacimiento de su poderoso dios Gekhoe:
En las escrituras Bön se cuenta que del vacío del espacio nació Gekhoe, de un huevo resplandeciente incrustado de joyas. Este magnífico huevo comenzó su descenso a la tierra por la acción del Lha de luz brillante, un ente primordial. A continuación, combinándose con la radiación del Padre Montaña y la Madre Lago, eclosionó. De este mágico huevo nació Gekhoe, soberano de la tierra, bajo la forma de un fiero yak salvaje de la existencia. Este divino yak de cristal cayó a tierra en el país de Zhang Zhung, justo detrás de la ‘Gran Montaña de Nieve’. En ese momento, la tierra tembló de seis formas diferentes y el océano se arremolinó agitado. A continuación apareció en el cielo una brillante luz, sonidos melodiosos en el espacio, y bellas flores y muchos otros acontecimientos maravillosos en toda la tierra. Cayeron rocas de la cima de la Gran Montaña de Nieve sobre los ardientes cuernos de Gekhoe, y él las arrojó a izquierda y derecha con sus puntas. Se dice que aún a día de hoy, se pueden observar las huellas de los cuernos y las pezuñas de Gekhoe sobre estas rocas. En la fase final de esta teogonía, el gran yak salvaje de la existencia fue transformado en luz y se disolvió con la Gran Montaña de Nieve, manifestándose de ahí en adelante bajo innumerables formas.
El profesor Bellezza explica a Ancient
Origins por correo electrónico que el dios creador nacido de un huevo es
un motivo común en la mitología. Gekhoe aún forma parte del panteón
Bön.
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