La mitología griega, sabemos, nos ha heredado a las generaciones
presentes, una serie de mitos que han trascendido el mero relato para
convertirse en base o impulsores del conocimiento e inspiración de la
ciencia actual. Tal es el caso de
Tánatos. Este
personaje era la representación de la muerte sin violencia. De allí que
hoy conozcamos a la tanatología como la labor que estudia el fenómeno de
la muerte en los animales y los seres humanos, desde la medicina, el
derecho y las religiones. La tanatología trata de brindar los cuidados
necesarios a los enfermos terminales, hasta valiéndose de la muerte
digna, allí donde ha sido aprobada como práctica.
¿Quién era Tánatos?
Tánatos era considerado por la mitología griega como un personaje
oscuro y escalofriante. Se lo representa como un joven provisto de alas y
de una antorcha en la mano. Tánatos era hermano gemelo de
Hipnos,
quien era la representación de los sueños. Cada noche, ambos hermanos
discutían sobre quién se llevaría a cada humano, si la muerte tranquila o
el sueño. El papel de este personaje, en la mitología griega, se vio
relativizado por la presencia de Hades, dios de los muertos.
Tánatos e Hipnos, conocidos por su sagacidad e inteligencia,
recibieron de Zeus, el dios del Olimpo un delicado encargo. Debían
trasladar el cuerpo del hijo de Zeus, Sarpedón, hasta Licia. Sarpedón
había encontrado la muerte a manos de Patroclo, durante la Guerra de
Troya. Así fue que su padre solicitó a Apolo que purificara la sangre de
su hijo y que luego untara el cuerpo con ambrosía, lo visitera como un
inmortal y fuera llevado a la presencia de sus familiares para que
reciba la sepultura que merecía. Ambos hermanos cumplieron con éxito la
misión, lo que les valió el reconocimiento de los dioses del Olimpo.
Las moiras – personificación del destino – eran quienes dictaban éste
para cada mortal y Tánatos actuaba cumpliendo el mandato recibido de
las moiras. En cierta ocasión, Admeto, rey de Feres, solicitó y obtuvo
el favor de Apolo que, al momento de llegar su hora final, pudiera ser
reemplazado, en la muerte, por alguien que voluntariamente así lo
deseara. Al llegar la hora final de Admeto, sólo su esposa Alcestis se
ofreció a reemplazarlo. Cuando Tánatos fue a cumplir su misión y
llevarse a la joven mujer, Hércules lo contuvo por la fuerza,
insistiendo que le permitiera morir a la joven morir cuando le llegara
la su hora de manera natural. Esto le impidió a Tánatos cumplir con su
labor y reclamó a los dioses el respeto necesario para su tarea.
Finalmente, fue Tánatos el encargado de llevarse a Hércules cuando llegó
la hora del destino final de éste.
Recordemos que, además de su hermano Hipnos, Tánatos tenía por
hermanas a las Keres, quienes eran la representación de la muerte
violenta, amantes de la sangre, sus dominios eran los campos de batalla.
Tánatos se desposó con Macaria, quien era hija de Hércules y Deyanira, señora de la Isla de los Bienaventurados.
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