Se dice que
existía un rey en la región de Beocia que sólo admitía que su esposa
diera a luz hijos varones y cuando nació la pequeña Atalanta, la abandonó en la cima del monte Partenio. La diosa Artemis
la encontró ya que lloraba muy fuerte porque no había comido nada. La
diosa se metamorfoseó en una gran osa y la alimentó con su propia leche.
Cuando a la niña le comenzaron a salir los dientes, la entregó a
algunos cazadores que la criaron. Cuando llegó a la adolescencia,
Atalanta decidió que no se casaría sino que le rendiría culto a Artemis.
Una vez, los centauros Reco e Hileo intentaron violarla pero la joven los mató con sus flechas.
Un tiempo después, Atalanta se enteró que el príncipe Meleagro
estaba reclutando héroes para matar al jabalí que asolaba la región de
Calidón y decidió participar aunque no falta decir que no la querían
mucho en un grupo de guerreros. Nada mas ni nada menos, Atalanta fue
quien lo hirió y Meleagro terminó de matarlo, quien le ofreció la
piel del animal. Sus tíos lo consideraron irrespetuoso y le quitaron la
piel de las manos, lo que desató la ira de Meleagro quién mató a sus tíos. Cuando Altea (la madre del príncipe) se enteró de lo sucedido, recordó que cuando su hijo nació, las parcas
le dijeron que el niño moriría si el tizón que ardía en el hogar se
consumía del todo, lo encontró dentro del cofre donde lo había guardado y
lo arrojó en un recipiente de agua, Meleagro murió y Altea,
arrepentida, se ahorcó. Este hecho hizo que Atalanta reafirmara su aversión hacia los hombres
y el matrimonio, pero como no estaba bien visto que una muchacha no se
casara, organizó un certamen de carreras, en el que ella competía contra
los muchachos que se atrevieran a desafiarla. El que ganase tendría el
derecho a casarse con ella pero, a los perdedores les esperaba la
muerte. El día de la carrera, entre los jóvenes que se presentaban estaba Hipómenes,
quién solicitó la ayuda de Afrodita ya que estaba enamorado de ella y
sin la ayuda de los dioses no podría ganar. La diosa aceptó y le dio
tres manzanas de oro, pertenecientes al Jardín de las Hespérides y
le contó un secreto. Cuando comenzó la carrera, Atalanta sacó ventaja
sobre Hipómenes quien tomó una de las manzanas y la arrojó cerca de
ella. Atalanta drenó para ver el hermoso objeto pero igualmente alcanzó a
Hipómenes. Por eso, arrojó otra manzana y ella se volvió a detener.
Cuando estaban cerca de la meta, Hipómenes hizo lo mismo, Atalanta la
recogió e Hipómenes ganó la carrera. Así Atalanta encontró un esposo ideal!
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