El Cuchivilu (Cuchi – cerdo, Vilu – culebra), es un monstruo marino mitad cerdo y mitad culebra, de apetito voraz, cochino, de actitud sigilosa y traicionero.
Habita las playas fangosas de Chiloé. Por las noches abandona su cueva, cerca de un barranco, para ir a comer donde hay cercos de pesca (*) a la orilla del mar, encontrando peces y moluscos atrapados dejados por los pescadores.
Siempre deja rastro de sus fechorías, como huellas en el arena y los palos del cerco rotos debido a su desesperación al comer.
A veces se le puede escuchar en las noches con un gruñido similar a un cerdo común, pero al ir a verlo, o al tratar de encontrarlo, se desvanece, y sólo puede ser visto por los brujos.
También se dice que después que un corral de pesca es atacado por el Cuchivilu, deja un hedor sin igual y embruja el lugar impidiendo las faenas de los pescadores.
Si alguien intenta ingresar al lugar del desastre, es muy posible que contraiga sarna.
La única manera de eliminar el maleficio, es buscar la ayuda de un machi que por medio de unos cánticos en lenguajes extraños y un ritual de danzas con abundante humo, aleja el maleficio de este lugar. Este ser es tan poderoso que no le puede eliminar, pero si alejarlo por un tiempo.
(*) El Corral de Pesca es un ingenioso método practicado por los habitantes de Chiloé para atrapar peces y mariscos. En la playa se construye un cerco semicircular de varas, cuya cara convexa queda de frente al mar, y su cara cóncava mira hacia la tierra. Cuando sube la marea, el corral queda bajo agua, y cuando la marea vuelve a bajar los peces que se acercaron hasta la orilla quedan atrapados siendo así muy fácil recolectarlos.
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