Contemplando numerosas obras de arte, es fácil suponer que en el mito de Clitia ésta se convirtió en un girasol para seguir así el recorrido de su amado Helios por el cielo. Sin embargo, los griegos no conocían los girasoles, que son una planta nativa del continente americano, específicamente de Centroamérica y Norteamérica. No llegaron a Europa hasta principios del siglo XVI, cuando los españoles transportaron al viejo continente tanto representaciones de la flor hechas de oro como semillas. Los artistas adaptaron esta nueva planta que se decía giraba con el Sol al mito de Clitia, que según Ovidio se transformó en una planta cuando Helios (Apolo) la rechazó.
1. El Mito de Clitia
Según algunas versiones del mito, Clitia era una ninfa hija de Oceano y Tetis. Para otras, sin embargo, era hija del rey Órcamo y de la reina Eurínome que era una oceánide. La joven se enamoró perdidamente de Helios (Apolo), el dios del Sol, motivo por el cual le espiaba desde que salía por el Este hasta que se ponía por el Oeste. Si bien en un primer momento parecía que Helios iba a corresponder su amor, Clitia descubrió que su amado mantenía relaciones con su hermana Leucótoe, quien había quedado embarazada.
Poseída por los celos, denunció a su propia hermana ante su padre, que era muy estricto. Éste, al conocer la noticia de que su hija esperaba un hijo de Helios, condenó a su hija a morir enterrada viva para que nadie pudiera conocer su embarazo, evitando así la vergüenza. Helios, al conocer el sino al que estaba destinada su amada, corrió a salvarla… Pero no llegó a tiempo. Sobre su tumba plantó para que creciera una planta de incienso.
Clitia pensó que, una vez desaparecida la bella Leucótoe, Helios volvería a fijarse en ella. Sin embargo, el dios del sol se enteró de que había sido ella la traidora y la despreció tan profundamente que, Clitia, deprimida, se sentó durante nueve días y nueve noches sin comer ni beber en una roca de la costa viendo salir y ponerse el sol.
Según cuenta Ovidio (que al parecer tomó el mito de Clitia de Hesiodo) ésta:
«…sólo contemplaba del dios
el rostro al pasar y los semblantes suyos giraba a él.
Sus miembros, cuentan, se prendieron al suelo, y una lívida palidez
vertió parte de su color a las exangües hierbas;
tiene en parte un rubor, y su cara una flor muy semejante a la violeta cubre.
Ella, aunque por una raíz está retenida, al Sol
se vuelve suyo y mutada conserva su amor.»
2. Leyenda de por qué los girasoles siguen al Sol
El mito de Clitia se convirtió en leyenda al incorporar los girasoles a la historia. En una de las versiones, la ninfa, desnuda y sin beber ni comer durante nueve días, ve cómo su corazón roto se va convirtiendo poco a poco en una flor amarilla y marrón que florece con el sol y no puede dejar de seguirlo en su diaria andadura celeste. Otra versión dice que fueron los dioses que al verla consumirse siguiendo al sol en el cielo, la convirtieron en un girasol.
3. El Heliotoprismo o la razón de por qué los girasoles siguen al Sol
El nombre científico del girasol es Helianthus y está compuesto por dos palabras de origen griego «helios» que significa «sol» y «anthos» que quiere decir «flor», por lo tanto se denomina «flor de sol». El nombre popular de girasol hace honor a la creencia popular de que la planta sigue al sol durante su recorrido diurno. Sin embargo, eso es un error. Tan solo la yemas cerradas de la planta lo hacen, ya que necesitan la luz solar para desarrollarse. Al crecer, los tallos se vuelven rígidos y por tanto las plantas adultas son fijas. La orientación que siguen es, normalmente, mirando hacia el este durante toda la jornada. El mito de Clitia explica en forma de leyenda por qué los girasoles siguen al Sol.
Se conoce como heliotropismo el fenómeno de la flor joven de los girasoles que se orienta en dirección al sol. Cuando amanece, la yema mira hacia el este y sigue al sol mientras se traslada por el cielo. Durante la noche se reorienta para estar preparada mirando al este cuando salga el astro rey. Como es un ritmo circadiano, aunque haya un día sin sol, las jóvenes plantas se moverán igual que si luciera en el cielo. El heliotropismo se detiene cuando la planta alcanza su madurez.
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