Cuenta una leyenda que Eshu le dijo al Gran Dios que unos ladrones planeaban robar las batatas de su huerto. Una noche se coló en casa del Gran Dios, se puso sus sandalias, fue al huerto y se llevó todas las batatas. Como había llovido el día anterior las pisadas se distinguían claramente. Por la mañana Eshu denunció el robo y dijo que resultaría fácil descubrir al ladrón por las huellas. El pueblo entero acudió a casa del rey, pero ningún pie coincidía con aquellas enormes pisadas. Eshu sugirió que tal vez hubiera cogido las batatas el propio Gran Dios mientras dormía, pero la deidad lo negó. Sin embargo, como sus pies encajaban con las huellas, acusó a Eshu de haberle engañado, a modo de castigo anunció su inmediata retirada del mundo y le ordenó a Eshu que subiera al cielo todas las noches para que le contase lo que había sucedido abajo durante el día. Y así fue como Eshu se convirtió en mensajero entre los seres humanos y el Gran Dios.
La figura del embustero más famosa de la mitología africana es un personaje del África occidental conocido como Eshu entre los yorubas. Orisha de la comunicación en realidad su misión es la de guardar las, aldeas, las casas y a los humanos, es el encargado de recibir las ofrendas y velar para que los mensajes entre el mundo material y espiritual fluyan correctamente.
Pero Eshu también tiene su parte oscura. Se le consideraba responsable de todas las disputas entre los seres humanos y entre éstos y los dioses. La más astuta de las divinidades aparece como un espíritu errabundo que habita en el mercado, las encrucijadas y el umbral de las casas. También deja sentir su presencia allí donde se producen cambios y transacciones. Dicen que Eshu significa esfera media, no solo por estar casi siempre a medio camino entre el cielo y la tierra, sino también por encarnar tanto al bien como al mal.
Dado que sus colores son el rojo y el negro, y que se le representa en su adoración con un falo humano erecto, los evangelizadores cristianos lo consideraron como la encarnación de Satanás, sin embargo para los Yurubas no existe el diablo, todos los dioses en si mismos encarnan a lo positivo y lo negativo.
Eshu es el mensajero y mediador entre dioses y hombres, y es personaje clave de la adivinación: “la piedra angular de la cultura yoruba”, un ritual que armoniza y equilibra las fuerzas en conflicto que existen en el mundo.
Hay otra leyenda que cuenta que Eschu en cierta ocasión convenció al sol y a la luna para que intercambiaran sus casas, trastocando de esa manera el orden de las cosas, y que por lo tanto mejor no provocar su ira, porque lo puede volver a hacer nuevamente en cualquier momento.
Sin embargo, el relato más conocido es el de dos amigos cuya amistad, de toda la vida, consigue destruir. Los hombres cultivaban tierras contiguas y tenían una amistad tan estrecha que siempre se les veía juntos e incluso vestían con ropas parecidas. Eshu recorrió el sendero que dividía sus tierras con un sombrero blanco por un lado y negro por el otro, se colocó la pipa en la nuca y se colgó el bastón de un hombro de modo que le bajara por la espalda. Cuando el dios hubo pasado, los amigos se pusieron a discutir sobre la dirección que había tomado el desconocido y sobre el color de su sombrero. Se acaloraron tanto que la disputa llegó a oídos del rey y llamó a los dos hombres. Mientras se acusaban mutuamente de haber mentido apareció Eshu y le dijo al rey que ninguno mentía pero que los dos eran estúpidos. Al confesar su truco el rey se enfureció tanto que envió a sus hombres contra él, pero el dios los burló. En la huida, Eshu prendió fuego a varias casas, y cuando sus ocupantes huyeron con sus pertenencias se ofreció a guardarlas, pero lo que hizo fue dar un bulto a cada persona que pasaba por allí, de modo que los objetos de las víctimas del incendio se desperdigaron por todas partes.
Fran González
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