Mito de Filemón y Baucis
Filemon y Baucis
eran dos ancianos que vivían en las montañas, llevaban juntos casi tantos años como
tenían. Su hogar era una humilde cabaña y en ella vivían con sencillez y
dignidad. Pocas eran sus propiedades, pero tampoco necesitaban más. Por eso no
eran pobres.
- Un día Zeus bajó a la Tierra,
acompañado de su hijo Hermes, ambos con aspecto humano, recorrieron la región
solicitando hospitalidad en cada casa, para comprobar la buena voluntad y
generosidad de las gentes que allí vivían. Como dos viajeros cansados, pedían
un lugar para descansar y alimento para reparar fuerzas. Todos les cerraron las
puertas.
- Cuando llegaron a casa de Filemón
y Baucis, éstos les recibieron en su humilde vivienda. Baucis les dio un
asiento y agua caliente para que limpiasen sus pies, sucios y doloridos por el
viaje. Filemón salió al huerto para coger verdura fresca y dársela a Baucis
para que la cocinara. Los sencillos alimentos que tenían, todos, se los
ofrecieron a sus huéspedes. Sin embargo, como había poco vino y Zeus estaba
disfrutando mucho de la comida que le habían preparado sus anfitriones, cada
vez que la jarra se vaciaba, el padre de los dioses hacía que se llenase sola.
- Cuando los ancianos observaron este prodigio, tuvieron la certeza de que sus
invitados eran dioses; temieron no haberles ofrecido alimentos dignos de ellos
y salieron para matar a su oca, el único animal que tenían. Zeus les dijo que
no la sacrificaran, porque ya habían dado muestras suficientes de su bondad.
Contó a los dos ancianos que sus vecinos iban a ser castigados por su egoísmo y
que se inundaría gran parte de la región, pero que ellos quedarían a salvo.
Salen todos de la casa y suben a lo alto de una colina. Cuando se vuelven para
mirar el lugar del que venían, sólo ven una gran laguna y un hermoso templo
donde antes había estado la cabaña de Filemón y Baucis.
- Entonces, Zeus invitó a los
ancianos a que pidiesen lo que quisieran, porque les sería concedido. Ellos
respondieron que querían seguir viviendo como guardases en donde había estado
su casa y ahora estaba un templo. Además pidieron a Zeus morir a la vez y que
ninguno tuviera que enterar al otro.
- Así siguieron viviendo felices y,
cuando les llegó la hora, Zeus cumplió su deseo y los transformó en dos árboles, un tilo y una encina, que desde entonces crecen juntos a las puertas
del templo.
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