miércoles, 31 de mayo de 2017

El Ziz






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 Leviatán, bégimo y Ziz
El Ziz (Hebreo: זיז) es un ave gigante similar a un grifo de la mitología judía. Se dice que es lo suficientemente grande para bloquear el Sol con sus alas. Se considera un animal o monstruo gigante correspondiente con las criaturas arquetípicas. Los rabinos han dicho que el Ziz es comparable al Simurg persa, mientras que los académicos modernos comparan el Ziz al Anzu sumerio y al antiguo fénix griego Solo hay una mención del Ziz en la Biblia, encontrada en Salmos 50:11 "Conozco todas las aves de los montes, y el Ziz del campo me pertenece" y Salmos 80:13-14 "Los jabalíes del bosque la destruyen, el Ziz la devora." (Hebreo: וְזִיז שָׂדַי), que normalmente se pierden en la traducción del hebreo. El Aggadá judío dice del Ziz:
Cita inicio.pngComo el leviatán es el rey de los peces, el Ziz es el señalado para gobernar sobre las aves. Su nombre proviene de una variedad de sabobres que tiene su carne; sabe como esto, zeh, y como eso, zeh. El Ziz es de tamaño monstruoso como el propio leviatán. Sus tobillos descansan sobre la tierra, y su cabeza alcanzan el propio cielo.

Una vez sucedió que unos viajeros en un barco avistaron un ave. Mientras permanecía en el agua, tan solo cubría sus pies, y su cabeza tocaba el cielo. Los espectadores pensaron que el agua no tendría ninguna profundidad en se punto, por lo que se prepararon para bañarse allí. Una voz celestial les advirtió: "¡No se bajen aquí! Una vez un hacha de un carpintero se desprendió en este punto, y tardó siete años en tocar el fondo". El ave que vieron los viajeros no era otro que el Ziz. Sus alas son tan enormes que desplegadas oscurecen el Sol. Protegen la tierra contra las tormentas del sur; sin su ayuda la tierra no sería capaz de resistir los vientos que soplan de allí. Una vez un huevo de un Ziz cayó al suelo y se rompió. Su fluido inundó sesenta ciudades, y el golpe aplastó trescientos cedros. Afortunadamente tales accidentes no ocurren frecuentemente. Como norma el ave deja sus huevos deslizarse amablemente en su nido. Este percance ocurrió porque el huevo estaba podrido, y el ave se deshizo de él descuidadamente.

El Ziz tiene otro nombre, Renanin, porque es el cantante celestial. A cuenta de su relación a las regiones celestiales es llamado Sekwi, el vidente, y, además, es llamado "hijo del nido", por sus pájaros en ciernes salen de su cascarón sin ser incubados por la madre ave; surgen directamente del nido, por decirlo así. Como el leviatán, el Ziz es un manjar que será servido a los piadosos al final de los tiempos, para compensarles por las privaciones que abstienen de las aves impuras que se le imponen.

...La creación del quinto día, el mundo animal, gobierna sobre las esferas celestes. Testigo el Ziz, que puede oscurecer el Sol con sus alas


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Los no judíos también conocían al Ziz. Synagoga Judaica (1603) De Johannes Buxtorf trata el Ziz] Su texto se refleja en el de Samuel Purchas en 1613:
Cita inicio.pngElias Leuita informó de un enorme enorme ave, también llamado Bariuchne, para ser asado en este banquete; del que el Talmud dice, que sus huevos caen a veces de su nido, se vienen abajo y derriban trescientos altos cedros; con cuya caída el huevo se rompe, inundando y llevándose sesenta pueblos...pero para tener una visión de otra extraña criatura, hagan espacio, rezo, por otro rabino con este ave; y una gran cantidad de espacio dirá que es requisito: el rabino Kimchi en el 50º salmos dicen del rabino Iehudah, que Ziz era un ave tan grande, que con extender ampliamente sus alas, ocultaba el Sol, y oscurecía todo el mundo. Y (volviendo al Talmud) cierto rabino navegando en el mar, vio un ave en medio del mar, tan alto, que el agua no le llegaba más que a las rodillas; tras lo cual deseó que sus compañeros fueran allí a bañarse, porque era muy poco profundo; No lo hagas (Dijo una voz del cielo) porque tardó siete años de duración para un hacha, caída casualmente de las manos de un hombre, y siempre descendiendo, aún no ha llegado al fondo.Cita final.png

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Humphrey Prideaux en 1698 describe al Ziz como un gallo gigante celestial:
Cita inicio.pngPues en el Tract Bava Bathra del Talmud babilónico, tenemos una historia de una ave prodigiosa, llamada Ziz, que con sus pies sobre la Tierra, alcanzaba los cielos con su cabeza, y con extender sus alas oscurecía el orbe completo del Sol, y causaba por lo tanto un eclipse total. Este ave el Chaldee Paraphrast en los Salmos dice, es un gallo, que describe de la misma grandeza, y nos cuenta que canta ante el Señor. Y el Chaldee Paraphrast en Job también nos habla sobre él, y su canto cada mañana ante el Señor, y que Dios le da sabiduría para este propósitoCita final.png

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martes, 30 de mayo de 2017

P Mitología montubia: El Duende o Tintín

Ilustración de El Tintín en grabado con la técnica punta seca, realizado en 2014.


Llamado de ambas maneras, el Duende o Tintín es personaje muy popular en la campiña litoralense. El imaginario montubio lo describe como un ser mítico de mediana estatura, con grandes orejas puntiagudas y que él las esconde con un sombrero jipijapa de ala ancha. Por lo general, solo se les presenta a las muchachas campesinas solteras, de cabellos bastante largos y muy velludas en piernas y brazos.
Aunque se asegura que su aparición es nocturna, hay ocasiones en que durante el día pero en sitios desprovistos de claridad, enamora a las chicas lanzándoles piedritas para llamarles la atención.
En la noche, cuando más emprende sus correrías, se esconde bajo la cama de la joven escogida y cuando sale, guitarra en mano, comienza a cantarle coplas, amorfinos y otras canciones muy empalagosas hasta que la chiquilla opta por dejarlo que ocupe un lugar en su aposento. La estrategia del duende es empreñar (dejar encinta) a la víctima y huir apenas lo comprueba; conseguido su propósito irá por otra señorita.
 
De los campesinos de mayor edad, en distintas épocas, se difundió la aplicación de la contra para anular o vencer al inquieto y testarudo ser: cuando el zalamero aparezca cantando y rasgando su guitarra o vihuela, la chica pretendida debe tomar la bacinilla que usa en su alcoba y fingir que del recipiente come caca o excrementos.
Frente a esta escena fuera de lo común, el Duende se alejará a prisa para siempre, pues se sabe que es muy aseado y su pretendida le parecerá asquerosa.
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lunes, 29 de mayo de 2017

La manzana de la discordia y el amor en la antigua Grecia 4

Las manzanas aparecen en muchas tradiciones religiosas, a menudo como una fruta mística o prohibida. La palabra “manzana” se utilizó como término genérico para muchas de las frutas (extranjeras), excluyendo las bayas y las nueces, hasta el siglo XVII. En la mitología griega, el héroe griego Hércules, en uno de sus Doce Trabajos, debía viajar al Jardín de las Hespérides y recoger las manzanas doradas del Árbol de la Vida.

La diosa griega de la discordia, Eris, se disgustó después de que fuera excluida de la boda de Peleo y Tetis. En represalia, lanzó una manzana dorada con la inscripción Καλλίστη (“para la más bella”), en la fiesta de bodas. Tres diosas reclamaron la manzana: Hera, Atenea y Afrodita. Se designó a París de Troya para que eligiera a la afortunada. Terminó concediendo la manzana a Afrodita, se creó la discordia y causó indirectamente la Guerra de Troya.
“La manzana de oro de la Discordia”, obra de Jakob Jordaens de 1633. Zeus sostiene indeciso la manzana de oro que la Discordia (al fondo y con alas) ha lanzado a los dioses reunidos en un banquete nupcial. Hera y Atenea extienden sus manos para recogerla. Venus, desnuda, se señala a sí misma indicando que le pertenece.
Así llegó la manzana a considerarse como algo sagrado y vinculada a Afrodita en la antigua Grecia, y lanzar una a alguien era declarar simbólicamente su amor. Y de forma recíproca, capturarla era mostrar la aceptación de ese amor. Un epigrama atribuido a Platón afirma:
“Te arrojo la manzana, y si estás dispuesta a amarme, tómala y comparte tu vida conmigo; pero si tus pensamientos no son los míos, ni siquiera la tomes, y considerad cuán breve es la belleza”

jueves, 25 de mayo de 2017

Mitología de los árboles

El árbol representa una manifestación muy especial de las fuerzas y del poder divino. Fue venerado en todas las culturas y en todos los tiempos, y desde siempre estuvo íntimamente relacionado con el destino de los hombres.

Introducción al simbolismo de los árboles

Nueva Acrópolis - Mitología del árbol
El Árbol Santo Garoé en la isla de El Hierro.
En sus primeros tiempos históricos, Europa estuvo cubierta de selvas enormes, en las cuales aparecieron las primeras llanuras como islas en un mar verde. La vida del hombre en aquellos tiempos estuvo íntimamente ligada con la selva y con los árboles. El árbol alimentaba la llama, y la madera y el carbón vegetal fueron hasta hace poco tiempo los únicos combustibles. Por ello se dice que los árboles proporcionaban luz al hombre, al igual que madera como materia prima, fácil de trabajar y útil para muchos fines. Las abejas que habitan en los árboles le permitían obtener miel y cera, además de la recolección de frutos y bayas de los árboles, e incluso hayucos que se transformaban en harina y pan. El hombre aprendió pronto a resinar los árboles y a convertir la resina en brea, alquitrán, perfumes y aromas e incienso. Nuestros antepasados vivieron mucho tiempo con el árbol en una simbiosis intensiva. Por ello agradecían su presencia y veían en él el origen del mundo.
Manfred Lurker divide el simbolismo de los árboles en tres sectores, hacia los cuales está orientado este artículo. Lurker menciona el Árbol Cósmico, el Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento. Estos tres aspectos del simbolismo del árbol se fusionan y, frecuentemente, en un árbol sagrado se encuentran reunidos dos y a veces los tres aspectos.

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El Árbol Cósmico

El Árbol Cósmico es, frecuentemente, un árbol invertido, un “árbor inversa”. Representa la Creación como un movimiento descendente. Las semillas espirituales del árbol se encuentran en el cielo, en el mundo divino, y su corona se extiende sobre el mundo. Unifica los tres niveles del cosmos en un “axis mundi”: Cielo (mundo de los dioses), Tierra (mundo de los hombres) y mundo subterráneo (mundo de los muertos, de las energías cetónicas).
El Árbol Cósmico se ubica en el centro del mundo, en el Omfalos. Es el pilar central, la columna del centro, la cual apoya el mundo. El árbol se ubica entonces en un lugar sagrado. Los lugares sagrados antiguos forman un microcosmos: un paisaje de piedras, de aguas y árboles. La piedra indica aquí la duración y representa la realidad por excelencia, la indestructibilidad, lo estático. El árbol, con su renovar periódico, representa el poder sagrado de lo viviente; el agua y la fuente representan las fuerzas secretas del interior de la tierra, la semilla, la purificación. Ese paisaje microcósmico se reduce a un único elemento esencial: el árbol o pilar sagrado, que simboliza el cosmos.

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El Árbol de la Vida

El árbol fue considerado como encarnación del principio vital, por una parte porque a través de su ciclo de las estaciones del año representa el retorno de la regeneración, y por otra parte, los coníferos siempre verdes son una encarnación de los principios inagotables y eternos de la vida. Por ello se ha mantenido hasta hoy en día en algunos lugares el rito de plantar un árbol al nacimiento de un niño, el cual le transmite su vitalidad. Además, el árbol aparece en muchas mitologías como portador de inmortalidad, es la planta que puede aportar la vida eterna, como el “Soma” de los Vedas o el “Haoma” del Avesta, que a veces se ve representado como fuente o bebida divina. Los frutos del Árbol de la Inmortalidad o la planta o hierba que puede otorgarla son siempre difíciles de alcanzar. Suelen ser custodiados y protegidos por monstruos, como por ejemplo el Árbol de las Hespérides, o el Árbol de la Vida en el paraíso bíblico. Estos árboles se encuentran al final del mundo, o en el cielo, como el melocotonero P´an mou de los chinos, el cual ofrece los frutos de la inmortalidad, o en cualquier otro lugar inaccesible, como la Hierba de la Vida que Gilgamesh tiene que recoger del fondo del océano.
El simbolismo resulta claro: la inmortalidad es difícil de adquirir, y se encuentra concentrada en un árbol o Pozo de la Vida, que se halla en un lugar difícil de alcanzar. El árbol está custodiado por un monstruo, y la victoria sobre ese monstruo tiene un significado iniciático: el héroe tiene que abrirse camino, tras haber pedido consejo a los “seres correctos”, y tiene que pasar por pruebas a través de las cuales tendrá el derecho a la inmortalidad.
El árbol encama, pues, la vida eterna. De cualquier modo, es curioso constatar que hay árboles que viven más de mil años, y parecen prácticamente inmortales para los hombres.

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El Árbol del Conocimiento

El Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento se encuentran en estrecha relación. Sabiduría y conocimiento son difíciles de alcanzar, como la inmortalidad. Hay que realizar sacrificios inmensos y conseguir grandes victorias. Hay que alcanzar ese contacto directo con el Árbol del Mundo, el cual, a través de su función como axis mundi, posibilita la ascensión al mundo espiritual y la visión mística. El árbol sirve como canal hacia el conocimiento. Es el eje de la intuición, la fuente de la inspiración.
La carta n.º 11 de los tarots representa un sacrificio en el árbol. El Colgado simboliza al espíritu prisionero en la materia, el cual, a través del crecimiento mágico de las palmas, se libera de aquello que impide su desarrollo espiritual. Por ello pierde las monedas, es decir, sacrifica lo material para alcanzar el verdadero conocimiento.
Después de haber ilustrado estos tres aspectos generales del simbolismo del árbol, nos dedicaremos a algunos de los árboles sagrados más importantes, examinándolos a través de dichos aspectos.

El simbolismo del árbol en las diferentes culturas

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1. Los germanos: el Yggdrasil

Mircea Eliade describió el Yggdrasil como el Árbol Cósmico por excelencia. Este árbol se encuentra en forma vertical y une los tres mundos. Sus raíces se hunden hasta el corazón de la tierra, hasta el Reino de los Gigantes, el mundo subterráneo de los dioses y el Reino de los Muertos. De esas raíces nacen tres fuentes, de las cuales una es Pozo de Juventud (Ura), otra regala sabiduría y conocimiento (Mimir) y en la tercera tienen su origen todos los ríos del mundo (Hvergelmir). Odín dejó en la segunda un ojo como sacrificio y allí regresa siempre para refrescar su sabiduría. Su tronco es el mundo de los hombres (Midgard), y su corona forma el cielo de los dioses (Asgard). Yggdrasil es también descrito como el Fresno del Mundo y como un roble. Este árbol ofrece vivienda a algunos animales: una cabra, un águila, un venado y una ardilla. En sus raíces vive un dragón (Nidhög), el cual intenta talarlo. Yggdrasil porta en sí los aspectos del Árbol Cósmico, del Árbol de la Vida y del Árbol del Conocimiento: las fuentes regalan el Agua de la Vida y la Sabiduría, y a través del sacrificio de Odín, el cual debe permanecer colgado nueve días y nueve noches de las ramas del árbol, le otorga el conocimiento superior.

2. India: hinduismo y budismo

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a) El Ashvatha del Bhagavad Gita.

Ya en la tradición de la India en sus textos más antiguos (por ejemplo, el Atharva Veda) aparece el cosmos en la forma de un gran árbol. En los Upanishads, el universo aparece como un árbol invertido, “arbor inversa”.
En el Bhagavad Gita (XV, 1.4) el Árbol Cósmico no solo representa el universo, sino también la posición del hombre en el mundo. El original dice:
“(Él tiene) Raíces dirigidas hacia arriba y sus ramas hacia abajo, sus hojas son los himnos de los Vedas”. Así se habla del Ashvatha imperecedero. Aquel que lo conoce, es un conocedor de los Vedas.
Sus ramas se abren hacia abajo y hacia arriba, alimentadas por las Gunas; sus capullos son los objetos de los sentidos; y las raíces, unidas con el Kahana, se extienden hacia abajo en el mundo de los hombres.
En la tierra no puede percibirse ni su fin ni su inicio ni su existencia. Si se ha talado este Asvatha fuertemente enraizado con la espada de la “no-agresión”, entonces hay que buscar el lugar, del cual, cuando se ha alcanzado, no se regresa jamás, (pensando): “yo me refugio en Él, el Purusha primordial, del cual fluye el devenir eterno”.
El Ashvatha es un símbolo de Prakriti. El origen de la Creación es Dios; por ello el árbol tiene sus raíces hacia arriba. Las ramas son los estadios diferentes de la Creación y por ello se extienden hacia abajo. Las hojas que cuelgan de las ramas son los himnos y las reglas de sacrificio de los Vedas, a través de los cuales el árbol, o sea, la Creación, se mantiene viva. El Ashvatha es imperecedero, porque Prakriti también lo es. Las raíces están “unidas con el karma”, o sea, ellas son, por una parte, el resultado del karma, y por otra, se dirigen a través de su adhesión a lo terrenal (es decir, la satisfacción de los sentidos) hacia nuevos lazos kármicos.
No podemos entender mucho el Ashvtha con nuestra mente humana; no sabemos por qué estamos aquí, de dónde venimos ni hacia dónde vamos (esto significa que no comprendemos “ni su fin, ni su inicio, ni su existencia”).

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b) El nacimiento de Buda debajo del Ashoka.

El Ashvatha no es sólo el Árbol del Conocimiento; juega un papel muy importante en la vida del Buda. Según diferentes leyendas, toda la historia de la vida del Buda está íntimamente relacionada con árboles, debajo de los cuales se realizan siempre los acontecimientos de mayor significado.
Al sentir Maya que la hora del nacimiento de su hijo había llegado, se dirigió al jardín de Lumbini, porque tenía que dar a luz al futuro Buda en un bosquecillo sagrado. Tranquila, con una mano apoyada en el árbol Ashoka, trajo a su hijo al mundo.

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c) La iluminación debajo del árbol Bodhi.

Ya desde su niñez Buda había sentido una gran vivencia de felicidad a la sombra de un manzano. Acordándose de ello se sentó en la ribera del río Nairanjana en un bosque sagrado. Después de haber rodeado el árbol siete veces y de haberle ofrecido sacrificios, se sentó al lado de su tronco con la decisión fija de no levantarse hasta recibir la iluminación.
Se dispuso a meditar y entonces apareció Mara, el Rey de la Ilusión, e intentó tentarlo. Buda soportó todas las tentaciones. También cuando los monstruos terribles, los demonios y bestias le atacaban, permaneció inmóvil. Buda llevó a cabo las tres vigilias, al término de las cuales recibiría la iluminación.
Esta confrontación con los poderes del mal representa el descenso del Buda al mundo subterráneo, a través del canal del árbol. Un episodio muy extendido en los numerosos mitos heroicos es el motivo en el cual un héroe, antes de alcanzar el conocimiento o la inmortalidad, tiene que descender al mundo de las sombras (por ejemplo, Heracles). Según Carl Gustav Jung, desde el punto de vista psicológico esto significa que el héroe tiene que confrontarse con sus propias sombras, con sus adhesiones instintivas y su naturaleza animal antes de finalizar las pruebas para poder integrarlas a su conciencia.
Después de que Buda ha superado todas las tentaciones, se encuentra maduro para ascender a través del canal del árbol a los niveles más altos y encontrarse directamente en el mundo espiritual. En una visión directa se la dará la iluminación.

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d) La muerte debajo de los árboles de Sala.

Cuando el Buda sintió que sus fuerzas lo abandonaban y la muerte se acercaba, se dirigió a un bosque sagrado de árboles de Sala a las riberas del río Hiranyavati. En un bosque sagrado encarnó el Buda, y también en un bosque sagrado debía abandonar su cuerpo. Ordenó a su discípulo Ananda preparar un lecho a la sombra de dos árboles. Y debajo de dos árboles gemelos, que daban sombra a su cabeza y a sus pies, el Buda abandonó este mundo. En el momento en que alcanzó el Nirvana en profunda meditación (al cual renunció), los árboles de Sala empezaron a florecer, a pesar de no ser la estación indicada, y dejaron caer sus flores sobre el cuerpo inanimado, donde se mezclaron con aquellas que los dioses dejaron caer del cielo.

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3. Mesopotamia: Kiskanu

Las tradiciones babilónicas nos hablan de un árbol en el centro del mundo, el cual ya conocían los sumerios. “En Eridu ha crecido un Kiskanu negro, creado en un lugar sagrado; su brillo es como los rayos de lapislázuli, y se extiende hacia el Apsu. Este es el sitio donde Ea deambulaba en el Eridu exuberante, su domicilio es un lugar de reposo para Bau…”.
Kiskanu reúne todas las condiciones del Árbol Cósmico: se levanta en el centro, en un lugar sagrado. Eridu era la ciudad sagrada del dios Ea. El brillante azul profundo –como el lapislázuli– indica en todo caso su función cósmica: él representa el espacio cósmico, la noche estrellada. Además de eso, se expande hacia Apsu, el mundo subterráneo, el abismo primordial. Esto significa que es un “arbor inversa”, un árbol invertido, enraizado en el cielo y extendiendo sus ramas sobre la tierra. Además, Kiskanu nos muestra su función como Árbol de la Vida, porque es el domicilio de los dioses de la fecundidad y de la formación (artes, agricultura, escritura, etc.) y el lugar de reposo de la madre de Ea, la diosa Bau, que es una divinidad de la abundancia, de los rebaños y de la agricultura.
En las representaciones del viejo Oriente, el Kiskanu es el prototipo de los árboles sagrados babilónicos. Está acompañado siempre de los diferentes símbolos, emblemas o animales heráldicos, lo que señala su papel cosmológico exacto. En algunas representaciones las estrellas también se encuentran agrupadas junto a él. Una imagen del Árbol Primordial fue también hallada en Mohenjo-Daro, la capital de la civilización del gran río Indus.
El Kiskanu es representado como una palmera de dátiles, de lo cual se trasluce su papel directo como Árbol de la Vida: el dátil era el alimento básico más importante.

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4. Persia: Gaokarana y Haoma

En el Avesta es célebre el árbol Gaokarana, el que fue creado por Ahura Mazda. Es el árbol de las diez mil medicinas, llamado Vispo (el que todo lo cura). Se levanta en una isla del lago divino Vourakasha, donde brotan también otras mil hierbas curativas. En sus ramas anida el pájaro Saena.
Ese Gaokarana es el Haoma celestial, el que otorga la inmortalidad. Ahriman creó un lagarto, que fue el contrapeso a la creación de Gaokarana. La tarea del lagarto era la de hacer daño al árbol milagroso de Gaokarana (puede compararse al dragón Nidhög, que roe las raíces del Yggdrasil).
Su reflejo en la tierra es el Haoma terreno, que crece en las montañas y que en los tiempos de los inicios fue plantado en el monte Haraiti.

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5. China: Kien-mou

Para los chinos el centro del universo o el lugar en donde debía ubicarse la capital perfecta fue representado a través de Kien-mou (o madera vertical). La madera era en China el 5.º elemento y tenía la misma importancia que la tierra, el agua, el aire y el fuego.
Kien-mou es el árbol de la renovación, así como del inicio absoluto, el inicio del mundo. Reúne las “Fuentes Novenas” (el reino de los muertos) con los “Cielos Novenos”, y los subsuelos del mundo con sus niveles más altos. En su tronco hueco ascienden y descienden los soberanos, que son los soles de los hombres, los intermediarios entre el cielo y la tierra.
A ambos lados del Kien-mou se levanta, al este, el árbol P´an mou; es un melocotonero cuyos frutos otorgan la inmortalidad. El zumo de estos melocotones es elaborado por la Reina Madre Wang. Sobre el árbol, en el oeste, reposan los diez mil soles en la tarde.
En otras imágenes del mundo, el K´ong-sang, una morera hueca, recibe el papel principal. Esta morera es hermafrodita y probablemente es más antigua que la separación del yang y el yin, la dualidad. Por ello simboliza el Tao mismo, el orden cósmico, el principio universal.

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6. Egipto: el sicomoro

Desde los tiempos más antiguos, en Egipto los árboles son objeto de veneración divina, tal vez también porque eran muy escasos. Al este del cielo se encuentra el alto sicomoro, un Árbol Cósmico sobre el cual los dioses están sentados. Al frente, al oeste, en la frontera del desierto, vivía la “Señora del Sicomoro”, la diosa vaca Hathor, la que ha creado el mundo y todo lo que allí hay. Lleno de compasión, el sicomoro hace descender su follaje, saluda a los recién muertos y les da la bienvenida con agua y pan. Con ello les alcanza el alimento y la bebida, con lo que les asegura la vida después de la muerte. Sobre las ramas del sicomoro se sientan las almas de los muertos en forma de pájaro. Gracias a la ayuda del árbol sagrado las almas regresan al seno del mundo divino, de los seres eternos, que simplemente habían abandonado por la duración de una vida humana.
En las representaciones egipcias se encuentra frecuentemente el motivo del Árbol de la Vida, del cual nacen brazos divinos que están llenos de regalos y que riegan el Agua de la Vida de un recipiente.

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7. Grecia

En el mundo prehelénico egeo la gran diosa madre Rhea, como representante del matriarcado, se encuentra siempre en estrecha relación con el culto del árbol. El árbol es la fuente abundante de la fecundidad y, por ello, Rhea está representada junto a una planta simbólica o debajo del Árbol de la Vida. La relación diosa-árbol es la expresión de un simbolismo central. La gran diosa es la personificación de la fuente inagotable de la Creación. El árbol expresa el espacio en su regeneración eterna. El árbol es también, como hemos visto al inicio, siempre un símbolo del centro del mundo, la axis mundi. Es el árbol de la vida eterna o de la sabiduría. Con ello nos muestra el complejo gran diosa-árbol que la vida, la fecundidad, el crecimiento y la inmortalidad tienen su origen en la Vida Una, el principio universal vital. También es un aspecto de la Gran Madre o de la mujer sabia.
En la mitología clásica se atribuye a cada dios un determinado árbol, y al examinar estas atribuciones se constata que siempre están llenas de sentido y que el árbol correspondiente se halla en estrecha relación con la personalidad de cada dios. Aquí presta ayuda el estudio de la dendrología (conocimiento de los árboles). Seguidamente, ofrecemos una pequeña presentación de las correspondencias más importantes:
  • Zeus-roble
  • Poseidón-fresno
  • Hades-mirto
  • Hera-manzana, peral o sauce
  • Atenea-olivo
  • Apolo-laurel, palma, olivo, tamarindo
  • Dionysos-vid, higuera, hiedra, pino
  • Perséfone-álamo, sauce
El roble: en Epiro, en el nordeste de Grecia, se encontraba el oráculo más antiguo de Grecia, el roble sagrado de Dodoma. El oráculo era dirigido por tres sacerdotisas, las Peleidades o Peristeres (significa “palomas”). Su tarea era la interpretación del sonido de las hojas originado por el viento. Según Platón, las sacerdotisas realizaban los oráculos en éxtasis. Los griegos otorgaban al lugar del oráculo en Dodoma una gran antigüedad; decían que se remontaba a los tiempos de los pelasgos. Supuestamente, predijo a Heracles el fin de sus doce trabajos y, con ello, su muerte.
El culto de los robles y las mitologías acerca del roble estaba muy expandido en toda Europa en los tiempos anteriores a Cristo. En tiempos arcaicos se creía que el roble había dado nacimiento a los hombres: así, los arcadios sostenían que ellos mismos habían sido robles antes de llegar a ser hombres. Encontramos una tradición similar en los germanos; según esta, los primeros hombres fueron formados de dos cepas de árboles. La idea de que los hombres provienen de la madera pertenece a la herencia cultural europea. Quizá tenga que ver con el hecho de que la fricción de dos maderas puede generar fuego. De esta extraña manera nació Agni, el dios hindú del fuego. Y el hombre porta en sí la chispa, el fuego que Prometeo recogió del Olimpo en un tronco hueco…
El olivo: para los griegos no había fruto más utilizado que la aceituna, por lo cual el olivo tenía una consideración especial. Este proporcionaba productos importantes; las aceitunas y, ante todo, el aceite, que no solamente se utilizaba en la cocina, sino también para el alumbrado y para el cuidado del cuerpo. Era sagrado para Atenea, que hizo crecer el primer olivo en la Acrópolis después de la disputa con Poseidón por el Ática.
También para los hombres el olivo era un árbol sagrado. Le consideraban como el regalo más valioso de Yahvé. De ellos se transmitió la veneración del olivo a los árabes, y en el islam el olivo es el Árbol del Mundo por excelencia, su centro y pilar de apoyo.

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8. Roma

También en Italia existen numerosas tradiciones sobre robles sagrados. Se supone que las siete colinas de Roma estaban cubiertas de bosques de robles dedicados a Júpiter. El fuego sagrado de Roma, mantenido por las vestales, se podía alimentar sólo con madera de roble. Una corona de hojas de roble se utilizaba como signo de victoria, y esta costumbre se ha mantenido hasta hoy en día en las asociaciones deportivas tradicionales en muchos países. También el higo juega un papel muy importante; sus mitologías son numerosas, como las de la aceituna. En Roma se veneraba la higuera, que solía tener también una función sagrada. Una higuera fue venerada de una forma especial en el foro romano, ya que se suponía que fue ella la que alimentó a los fundadores del Imperio. Estuvo dedicado a Marte, porque él procreó juntamente con Rhea Silvia a los gemelos Rómulo y Remo.
Las Metamorfosis de Ovidio son una colección de numerosas tradiciones. En los tiempos de Ovidio estas tradiciones eran conocidas solo como fábulas, pero reflejan creencias muy antiguas. Seguramente, estas narraciones se basaban en el conocimiento de los sabios de la Antigüedad acerca de los Elementales, de genios habitantes en árboles y plantas.
Ovidio explica en sus Metamorfosis la transformación de una ninfa en un árbol o en un arbusto como única posibilidad de evadir una gran amenaza. Las ninfas podían transformarse en cualquier tipo de árbol, porque existía siempre una relación clara y definida entre ellas y su padre (el que frecuentemente realizaba la transformación) y, por otro lado, entre ellas y el tipo de plantas. Como ejemplos, presentamos los siguientes:
  • Dafne fue perseguida por Apolo y transformada en un laurel.
  • Leuke fue perseguida por Hades y transformada en un álamo de plata.
  • Filira, que procreó con Cronos el centauro Quirón, fue transformada en un sauce.
  • Karia, que murió de pena por sus hermanas, fue transformada en un nogal por Dionysos.
  • Filemón y Baucis fueron transformadas a su muerte por Júpiter y Mercurio en un roble y un tilo.

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9. Los celtas

Los árboles, las plantas y las hierbas tenían una gran importancia para los celtas. Para ellos toda la Naturaleza estaba animada y penetrada de fuerzas y energías. A través de esa conciencia profundizaban en la magia de las plantas y lograban conocimientos muy extendidos.
Los templos de los celtas eran bosquecillos o bosques sagrados. Antes de su asimilación a los griegos y la conquista de los romanos no construían templos. Muchos autores informan sobre torres sagradas, pero se refieren siempre a un lugar en el bosque, a un calvero. César, en su Guerra de las Galias, nos informa sobre sus tradiciones. El santuario típico celta estaba situado, pues, en pleno bosque. El nemeton era un lugar de intercambio sagrado entre el mundo divino y el mundo de los hombres. Todo nemeton es un omfalos, es decir, un centro del mundo.
En el centro de los rituales druidas se encontraban robles, de los cuales crecían muérdagos. La poda de los muérdagos se realizaba en el sexto día del ciclo lunar. El druida, el sacerdote de los celtas, cortaba las ramas personalmente con una hoz de oro. La hoz de oro contenía símbolos lunares y solares, el oro como símbolo del sol y la hoz como símbolo de la luna. Las ramas se juntaban en una tela blanca, y los druidas tenían que portar también una vestidura de color blanco.
Los árboles del culto de los druidas eran el tejo, el avellano, el serbal y el roble. El roble era un símbolo de conocimiento y poder. Cuando en él crecía un muérdago, significaba que el dios estaba presente en ese árbol. El muérdago se consideraba símbolo de la fuerza siempre fresca de la vida, pues mientras que en el invierno todas las otras plantas se encuentran en un estado recogido, casi sin vida (la savia no circula por el tronco ni por las ramas, sino que se encuentra concentrada debajo de la tierra en una parte de la raíz), el muérdago porta en sus ramas frutos blancos, encarnando así la fuerza juvenil de la vida eterna y representando la inmortalidad.
El manzano jugaba también un papel muy importante. La isla de Avalón era una isla mística llena de misterios ubicada al oeste y en cuyo suelo había numerosos manzanos que cargaban la inmortalidad, el conocimiento y la sabiduría. En la mitología griega las manzanas de las Hespérides tienen el mismo significado; también se encuentran en un lugar desconocido al final del mundo.
Un motivo celta conocido es la llamada “batalla de los árboles” (“Cad Goddeu”), que es mencionada por J.R. Tolkien en su obra El señor de los anillos. La versión popular de este mito cuenta cómo Gwydion protegió a los bretones de las islas de una terrible derrota convirtiéndolos en árboles y troncos, dejándolos así triunfar sobre sus enemigos. Según Robert Graves, en su interpretación no se trata aquí de la descripción de una batalla física, sino de una confrontación espiritual en las mentes de los sabios druidas, una forma de disputa filosófico-esotérica.
Se sabe también que en todos los idiomas celtas los árboles expresan letras definidas, y el alfabeto irlandés, el “Beth-Luis-Nion” (“abedul-fresno-serbal”) toma su nombre de los primeros tres árboles de una serie cuyas iniciales forman el ciclo completo de sus letras. Este alfabeto puede ser estudiado como parte de la enseñanza druida. Fue transmitido a través de siglos en forma verbal, y se compone de 5 vocales y 13 consonantes. Ya que el alfabeto se compone de 13 consonantes y un año de 13 meses lunares, se puede ver enseguida que este alfabeto representa el calendario sagrado. A cada árbol se le otorga un mes. El primer mes está atribuido al abedul, el cual es un árbol de luz (entre otras cosas por su corteza blanca y sus hojas de color verde claro). 5 de los 18 tipos de árboles del alfabeto celta (13 consonantes y 5 vocales) están incluidos dentro de las 38 flores del Dr. Edward Bach.
Estas flores del Dr. Bach deben servir a la armonización de estados negativos del alma o debilidad del carácter. Esa cura o método de armonización a través de flores fue desarrollado por el Dr. Edward Bach en los años 30. El clarividente Bach encontró, a través de experimentos en sí mismo, que determinadas flores pueden influir de forma positiva en los planos del hombre. Su método se basa en la transmisión de la fuerza de las flores a fuentes frescas de agua. Las flores deben ser arrancadas sin contacto con las manos (se usan guantes de algodón) y luego deben ser puestas en fuentes frescas de agua. Bajo el influjo del sol le transmiten su energía al agua. De las 38 flores que Bach propone para su método de curación, 18 de ellas pertenecen a árboles.

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10. Judaísmo: el árbol Sefirot

En las enseñanzas esotéricas de los hebreos, la Cábala, se habla del árbol invertido como descripción del proceso descendente de la Creación. El Árbol Sefirot es una imagen de la creación, un diagrama de los principios que rigen todo el universo. Representa el descenso de las energías divinas en el mundo material y su nuevo ascenso.
En lo más alto del árbol se encuentra la Corona, Kether. Es la unidad de la cual surgen las otras nueve emanaciones de lo Divino, los Sefirot, las Esferas de Dios. Los Sefirot son atributos, fuerzas y posibilidades de lo divino, los cuales nacen de la energía primordial, y escalón tras escalón, descienden en la materia, es decir, encarnan.
El Árbol Sefirot está formado por tres columnas verticales. En la cúspide del que se ubica en el centro se encuentra Kether; en lo más alto del pilar derecho, Chochma, el principio masculino primordial; y en la cúspide del pilar izquierdo se encuentra Binah, el principio femenino primordial. Chochma y Binah representan así la primera dualidad, y los tres primeros Sefirot juntos (Kether-Chochmah-Binah) forman la Tríada Cósmica.
La columna central, en cuya punta se encuentra Kether, termina en Malkuth, el Reino. Malkuth es la corona del árbol invertido, la manifestación realizada y materializada, o sea, el mundo físico que nos rodea.
Otro símbolo exotérico judío es la Menorah, el candelabro de siete brazos (el árbol Sefirot tiene 7 niveles o 7 Sefirot debajo de la Tríada Cósmica). La Menorah tiene la misma forma que el Árbol de la Vida mesopotámico, con 7 ramas principales, que también corresponden a los 7 planetas.

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11. Cristianismo: el Árbol del Conocimiento y el Árbol de la Vida

En la mitología cristiana los árboles también juegan un papel importante. Las tradiciones mesopotámicas han servido de base, probablemente, para los árboles bíblicos que encontramos en el Jardín del Edén. Según ellas, se elevan dos árboles a la entrada del cielo del Este: el Árbol de la Verdad y el Árbol de la Vida.
Según la conocida leyenda bíblica, Eva es seducida por la serpiente e impulsada a comer el Árbol del Conocimiento, lo que trae como consecuencia la expulsión del Paraíso. Existen muchas interpretaciones acerca de este motivo. Como filósofos, consideramos esta falta contra una ley “divina” como un acto iniciático hacia la conquista de la conciencia. La serpiente, que es símbolo de la sabiduría en la mayoría de las tradiciones, motiva a los hombres a abrir los ojos y llegar al conocimiento. Ella custodia también el Árbol de la Vida, al que pueden descubrir los primeros hombres después de haber abierto los ojos. La inmortalidad no es fácil de alcanzar, en especial para Adán y Eva. Dios les destierra y a partir de este momento, el hombre es responsable por sí mismo y tiene que ganar su propia inmortalidad.
La cruz, en la que el Avatara Jesucristo es sacrificado, representa, según una leyenda muy difundida en la Edad Media en una relación secreta, el Árbol de la Vida y del Conocimiento. A través de su crucifixión, Cristo nace por segunda vez. Por otro lado, la crucifixión recuerda también el sacrificio propio de Odín, el que a través de dicho motivo alcanza la sabiduría (la cruz es una forma de expresión del árbol).
Para los cristianos la cruz tiene la función del Árbol del Mundo: es portadora de este y se encuentra en el centro, en el lugar que relaciona cielo, tierra y mundo subterráneo. En diferentes versiones, la madera de la cruz tiene 7 peldaños, lo que representa los 7 cielos de otras tradiciones.

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12. Tenochtitlan

También en el Codex Borgia encontramos la representación de un Árbol de la Vida: en el centro, en el lugar del cruce de todas las direcciones y del encuentro entre lo de arriba y lo de abajo, se eleva el árbol colorido del cuerpo de una diosa de la Tierra, la cual representa el Oeste. A un lado se encuentra Quetzalcoatl, la “serpiente emplumada”, que reúne aspectos subterráneos y celestes y cuya historia mítica habla de su muerte, renacimiento y vida eterna como el planeta Venus. Al otro lado se encuentra Macuilxochiti, que es idéntico a Xochipilli, el príncipe de las flores, semejante a Xipe Totec. Este se presenta vestido con la piel de un hombre sacrificado, un símbolo del nuevo vestido que la tierra se pone en primavera y, en una clave esotérica, del sacrificio de la personalidad.
También este árbol reúne los elementos simbólicos de la fecundidad y de la eternidad, es decir, es una expresión de vida y del simbolismo del Árbol Cósmico.
Con esta corta visión de América termina este tratado acerca de los roles y las mitologías de los árboles en las viejas culturas. Hay todavía mucho más por estudiar sobre este tema. Este modesto artículo desea contribuir al entendimiento de un orden del mundo que une al hombre con la Naturaleza.

lunes, 22 de mayo de 2017

Mitología Wayúu : Cosmogonía Wayúu

ESPIRAL por Jorge Rosensvaig
ESPIRAL por Jorge Rosensvaig
Las ideas cosmogónicas están expresadas por la etnia wayúu de la siguiente manera. Existe el héroe cultural más importante que es Maléiwa o Ma.lei’wa, a quien atribuyen los guajiros la creación de todas las cosas y por supuesto a los wayúu. Apunta el autor guajiro Miguel A Jusayú (1977) que Ma.lei’wa (Dios) no se sabe exactamente desde qué época se empieza a llamarse Maléiwa a Dios porque en el concepto guajiro no hay deberes u obligaciones que cumplir con Ma.lei’wa.

En cuanto a la cosmología, los wayúu consideran que el mundo está conformado por una capa superior o “techo sólido azul” constituido por el firmamento, “sostenido por alguien o algo”, según el autor guajiro Miguel A Jusayú, en nota referida al popular relato “Ni era vaca ni era caballo”. Luego siguen la tierra y finalmente un inframundo poblado. En un mito recogido por M Perrín (1979), llamado “Los Akalakui” se dice que: estos viven en las entrañas de la Tierra y la tierra donde viven es Pulowi. Tienen la estatura de niños pequeños y van en grupos numerosísimos y atacan a los hombres de muchas maneras.  Y agrega el mismo autor que: “A esos seres sobrenaturales los guajiros los llaman también akalapui o puuraata”. Acá vale la pena anotar que en algunas otras etnias de estirpe caribe, existen en sus concepciones cosmológicas, mundos subterráneos, generalmente con agua pero poblados por seres pequeños.
Los wayúu comprenden en su dinámica cotidiana, que fueron concebidos en el seno de la Madre Tierra, donde cada ser se traduce dentro de un territorio sagrado, en el que se estima la vida como máxima creación. En el plano de lo simbólico condensan su cosmovisión a través de una figura de espiral, en la cual se representa la unidad integral del pasado, el presente y el futuro. Este pensamiento comporta una visión integral y unitaria del universo, en que es contemplado como una unidad perpetua, donde el espacio y el tiempo se hallan estrechamente unidos. En este sentido, los wayúu consideran que el pasado ha originado el presente, y por lo tanto, también es presente, del mismo modo en que el presente va configurando el futuro, y de hecho también se constituye en futuro.
Afirma el poeta wayúu José Ángel Fernández que, “entendiendo por cosmovisión al conocimiento que el hombre tiene sobre sí mismo, de su entorno y su relación con los elementos de la naturaleza, incluyendo los fenómenos telúricos, astronómicos y suprasensoriales, para el wayúu existe un tiempo-espacio relativo y continuo, por lo tanto el pasado, el presente y el futuro están fusionados y relacionados armónicamente. Existe una idea sobre el espacio sagrado que genéricamente puede ser expresado con el término pulowui, que en el plano de la religiosidad wayúu es concebido paradójicamente en el aquí terrenal como el mas allá o Jepira (paraíso de los wayuu muertos). Por esa concepción espiral e integrada de lo espacial y lo temporal, el wayúu se nutre de una cultura altamente simbólica y surrealista, lo que explica el uso cotidiano de mucho simbolismo en el plano real y onírico. Vivimos soñando y ritualizando, lo que nos permite expresar conductas y actitudes que nutren día a día el mundo mágico religioso wayúu”. A partir de esta síntesis, representada en la figura de espiral, los wayúu dan explicación de sus orígenes y los diversos fenómenos que configuraran sus dioses especiales y cósmicos que rigen todo su universo mitológico, y como tales, se hallan presentes en muchos cuentos y relatos que provienen, fundamentalmente, de su tradición oral.
 
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La realidad ancestral está expresada en la palabra simbólica, la cual cuando se interpreta no solo descubrimos la visión de la creación en su contexto sagrado, sino también bajo un carácter práctico y cónsono con su vida social y su manera de concebir su organización como pueblo.
Maléiwa hizo también los hierros, para marcar cada clan y distinguirlo: uno para los Uliana, otro para los Jayaliyuu, otro para los Uraliyuu. Hizo uno para los Ipuana, otro para los Juusayuu, otro para los Epieyuu, otro para los Sapuana, otro para los Jinnu…
El lenguaje wayúu encierra una visión propia de su mundo cosmogónico, el mismo es producto de la concepción religiosa. Lo que permite conocer en las culturas la determinación de trascendencia, pues el cielo como tal es concebido como un ente divino que guarda el origen de todo. “La tierra, el mar, el sol, el viento, la luna, las montañas, los ríos, las piedras, el fuego, la neblina, las nubes y demás seres son genios portentosos que hablan, se pelean, se aniquilan y se discuten la posesión del mundo”. El mito trasciende la razón en los términos racionales para hacerse eco de un argumento explicativo del fenómeno de la existencia en su relación con Dios y en la figuración de sus propios dioses; lo cual constituye una interpretación de la gestación del pensar en cada entidad étnica, en su diferencialidad y en su modalidad específica. Allí se descubre una dimensión filosófica que amerita ser interpretada y reconocida. Bien vale reconocer los diversos elementos que nos ofrece la fenomenología para esclarecer la significación del pensamiento mítico.
En el pensamiento mítico wayúu se destaca un lugar fabuloso “Jorotui”, donde se encuentra la claridad perenne. Esta es concebida como una gran cueva debajo de la tierra; se trata de una bóveda luminaria que tiene especial significación para esta etnia, en la medida que es relacionada con la potestad absoluta de una deidad que representa el todo, por su facultad creadora y su potencialidad. Es Maléiwa quien en los términos filosóficos representa la unidad, pues él es el mismo cosmos, de donde proviene la creación. “Al ser la creación del mundo la creación por excelencia, la cosmogonía pasa a ser el modelo ejemplar para toda la especie de creación. Esto no quiere decir que el mito del origen imite o copie el modelo cosmogónico, pues no se trata de una reflexión coherente y sistemática”.
En este orden, la representación sagrada que encierra Maléiwa como Dios absoluto se plasma en las otras divinidades, por ejemplo, la figura de Juyá guarda su potencialidad en la figuración de justicia y de sabiduría con sus actos y sus acciones. De hecho, la lluvia es el fenómeno más querido y apreciado en esta población étnica, no solo por sus explicaciones simbólicas sino por el hecho mismo de ser el fenómeno más apropiado para una población insertada en una región casi desértica. Esto cobra verdadero sentido en el pensamiento mítico. Por ende, constituye Juyá la sabiduría ancestral y una de las divinidades de mayor trascendencia en la conciencia espiritual.
Los mitos explican, en gran medida, la creencia wayúu sobre la génesis del mundo, de sus antiguos pobladores y sobre su conformación corporal. Dichos relatos describen la voluntad omnipotente de los dioses y su poder creador; y cómo los mismos dieron vida a una generación de semidioses dotados de poderes curativos, don de palabra y pericias de diversa naturaleza; así como también, describen el surgimiento de una tercera generación, conformada por animales y hombres wayúu, poseedores de algunas destrezas sobrehumanas y con similitudes anatómicas.
En los relatos wayúu la apariencia y las voces de la materia orgánica, de las fuerzas naturales y espectrales eran distintivamente humanas. Deidades, plantas y animales eran corporalmente hombres y mujeres wayúu; solo las deidades hablaban una lengua diferente, además del wayuunaiki.
Con el pasar de los tiempos, los primigenios pobladores de la Península de la Guajira transmutaron su apariencia corporal. Los personajes míticos que cometieron infracciones y experimentaron vicisitudes, que atentaron contra el orden establecido por Maléiwa, expiaron sus culpas evolucionando o mutando corporalmente.

viernes, 19 de mayo de 2017

Mirmidones, hombres descendientes de las hormigas según la mitología

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Los Mirmidones fueron una raza de valerosos guerreros que según la mitología griega lucharon al lado de Aquiles en la Guerra de Troya. Acompáñanos a conocer su legendario origen que queda revelado en su nombre: Mirmidones, hombres descendientes de las hormigas según la mitología.


Myrmex ( μύρμηξ) en griego significa hormiga y de esta palabra deriva “mirmidones”, los hombres hormiga. Ovidio explica en su "Metamorfosis" la leyenda sobre el origen de este valeroso pueblo.

Al parecer, Zeus tuvo una relación ilícita con una ninfa llamada Egida y en su entusiasmo le dio el nombre de su amante a una isla situada frente a las costas del Peloponeso, a 20 km. del Pireo. La diosa Hera, esposa de Zeus, celosa y encolerizada al conocer la traición mandó una plaga a la isla que acabó con la vida de la mayoría de sus habitantes. 
Mirmidones, hombres descendientes de las hormigas según la mitología
Uno de los supervivientes fue el rey Éaco. Se encontraba el rey Éaco de Egina rogando a Zeus que repoblara su isla cuando un rayo de luz recayó sobre un roble cubierto por una colonia de hormigas.

Éaco lo tomó como una señal divina y pidió que le fueran concedidas tantas personas como hormigas cubrían el árbol. El rey quedó dormido y soñó que las hormigas caían al suelo y se convertían en seres humanos. Cuenta la leyenda que al despertar descubrió que la isla se había repoblado y a esos nuevos habitantes se les llamó mirmidones.

La versión de Esiodo difiere un poco de ésta, ya que en ella Zeus y Egina tienen un hijo que habita en solitario la isla de Egina. El hijo, llamado Éaco, pide a su padre que le mande compañía, pues se encuentra muy solo. Zeus convierte en hombres y mujeres a las hormigas de la isla y así su hijo se convierte en rey de los mirmidones.

Los mirmidones eran considerados hábiles guerreros y en especial era valorada la absoluta lealtad a sus líderes. En la Ilíada se explica que abandonaron su isla y se trasladaron a vivir a Tesalia, desde donde el nieto de Éaco, Aquiles, los condujo a la Guerra de Troya. Lucharon bajo las órdenes de Patroclo y luego del propio Aquiles y, a la muerte de éste, del rey Agamenón.
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Para los que piensen que el origen de este pueblo es demasiado “legendario”, pueden quedarse con la explicación del historiador Estrabón. Para él el apelativo “mirmidones” proviene del hecho de que esas gentes habitaban una isla muy pedregosa y para conseguir limpiar los campos y poder cultivarlos, formaban largas cadenas humanas transportando piedras.

Como última curiosidad añadiremos que el nombre de “mirmidón” fue utilizado en la Europa preindustrial para designar a cualquier subordinado. En la etapa de industrialización se uso de manera peyorativa para nombrar a aquellos trabajadores que seguían las órdenes de su patrón sin objeciones, sin protestas ni compasión.
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miércoles, 17 de mayo de 2017

El Nacimiento de Huitzilopochtli

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Mucho honraban los aztecas a Huitzilopochtli, sabían ellos que su origen, que su principio, fue de esta manera:

En Coatepec, por el rumbo de Tula, había estado viviendo, allí una mujer de nombre Coatlicue. Era madre de los Cuatrocientos Surianos y de una hermana de estos de nombre Coyolxauqui.
Y está Coatlicue allí haciendo penitencia, barría, tenía a su cargo el barrer, así hacía penitencia en Coatepec, la Montaña de la Serpiente.
 

Y una vez, cuando barría Coatlicue, sobre ella bajó un plumaje, como una bola de plumas finas. En seguida lo recogió Coatlicue, lo colocó en su seno.
Cuando terminó de barrer, buscó la pluma que había colocado en su seno, pero nada vio allí. En ese momento Coatlicue quedó encinta.
 

Al ver los Cuatrocientos Surianos que su madre estaba encinta, mucho se enojaron, dijeron:
“¿Quién le ha hecho esto? ¿Quién la dejó encinta? ¡Nos afrenta, nos deshonra!
Y su hermana Coyolxauqui les dijo: “Hermanos, ella nos ha deshonrado, hemos de matar a nuestra madre, la perversa que se encuentra ya encinta ¿Quién le hizo lo que lleva en su seno?”.
 

Cuando supo esto Coatlicue, mucho se espantó, mucho se entristeció. Pero su hijo Huitzilopochtli, que estaba en su seno, la confortaba, le decía:
“No temas, yo sé lo que tengo que hacer”.Habiendo oído Coatlicue las palabras de su hijo, mucho se consoló, se calmó su corazón, se sintió tranquila.
 

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Y entre tanto, los Cuatrocientos Surianos se juntaron para tomar acuerdo, y determinaron dar muerte a su madre, porque ella los había infamado.
 

Estaban muy enojados, estaban muy irritados, como si su corazón se les fuera a salir.
Coyolxauqui mucho los incitaba, avivaba la ira de sus hermanos, para que mataran a su madre.
Y los Cuatrocientos Surianos se aprestaron, se ataviaron para la guerra. Y estos Cuatrocientos Surianos eran como capitanes, torcían y enredaban sus cabellos,
como guerreros arreglaban su cabellera.
 

Pero uno llamado Cuahuitlícac era falso en sus palabras.
 

Lo que decían los Cuatrocientos Surianos, en seguida iba a decírselo a Huitzilopochtli.
Y Huitzilopochtli le respondía:
“¡Ten cuidado, está vigilante!, tío mío, bien sé lo que tengo que hacer”.
Y cuando finalmente estuvieron de acuerdo, estuvieron resueltos los Cuatrocientos Surianos a matar, acabar con su madre; luego se pusieron en movimiento,
los guiaba Coyolxauqui. Iban bien robustecidos, ataviados, guarnecidos para la guerra,
se distribuyeron entre sí sus vestidos de papel, su anecúyotl, sus ortigas, sus colgajos de papel pintado, se ataron campanillas en las pantorrillas, las campanillas llamadas oyohualli. Sus flechas tenían puntas barbadas.
 

Luego se pusieron en movimiento, iban en orden, en fila, en ordenado escuadrón,
los guiaba Coyolxauqui. Pero Cuahuitlícac subió en seguida a la montaña
para hablar desde allí a Huitzilopochtli, le dijo: “¡Ya vienen!”

Huitzilopochtli le respondió: “Mira bien por dónde vienen”
Dijo entonces Cuahuitlícac: “Vienen por Tzompantitlán”
Y una vez más le dijo Huitzilopochtli: “¿Por dónde vienen ya?”
Cuahuitlícac le respondió: “Ya vienen por Coaxalpan”
Y de nuevo Huitzilopochtli preguntó a Cuahuitlícac: “¿En dónde están?”
Respondió Cuahuitlícac: “¿No los oyes? Están en Apetlac”
Dijo Huitzilopochtli: “¿Estás seguro?”
Cuahuitlícac respondió: “Sí, pero ahora ya están al pie de la montaña”
Y todavía le dijo Huitzilopochtli: “Mira bien por dónde vienen”
Entonces le dijo Cuahuitlícac: “Ya están en la cumbre, ya llegan, los viene guiando Coyolxauqui”.
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En ese momento nació Huitzilopochtli, se vistió sus atavíos, su escudo de pluma de águila, sus dardos, su lanza-dardos azul, el llamado lanza-dardos de turquesa.
Se pintó su rostro con franjas diagonales, con el color llamado “pintura de niño”.
Sobre su cabeza colocó plumas finas, se puso sus orejeras. Y uno de sus pies, el izquierdo, era enjuto, llevaba una sandalia cubierta de plumas, y sus dos piernas y sus dos brazos los llevaba pintados de azul.
Y el llamado Tochancalqui puso fuego a la serpiente hecha de teas llamada Xiucóatl, que obedecía a Huitzilopochtli. Luego con ella hirió a Coyolxauqui, le cortó la cabeza, la cual vino a quedar abandonada en la ladera de Coatepec. El cuerpo de Coyolxauqui fue rodando hacia abajo, cayó hecho pedazos, por diversas partes cayeron sus manos, sus piernas, su cuerpo.

Entonces Huitzilopochtli se irguió, persiguió a los Cuatrocientos Surianos, los fue acosando, los hizo dispersarse desde la cumbre del Coatepec, la montaña de la serpiente.

Y cuando los había seguido hasta el pie de la montaña, los persiguió, los acosó cual conejos, en torno de la montaña. Cuatro veces los hizo dar vueltas. En vano trataban de hacer algo contra él, en vano se revolvían contra él al son de sus cascabeles y hacían golpear sus escudos. Nada pudieron hacer, nada pudieron lograr, con nada pudieron defenderse. Huitzilopochtli los acosó, los ahuyentó, los destrozó, los aniquiló, los anonadó. Y ni entonces los dejó, continuaba persiguiéndolos.
Pero ellos le rogaban, le decían: “¡Basta ya!”.

Huitzilopochtli no se contentó con esto, su fuerza se ensañaba contra ellos, los perseguía. Sólo unos cuantos pudieron escapar de su presencia, pudieron librarse de sus manos. Se dirigieron hacia el sur, porque se dirigieron hacia el sur se llaman Surianos, los pocos que escaparon de las manos de Huitzilopochtli.
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Y cuando Huitzilopochtli les hubo dado muerte, cuando hubo dado salida a su ira, les quitó sus atavíos, sus adornos, su anecúyotl, se los puso, se los apropió, los incorporó a su destino, hizo de ellos sus propias insignias.

Y éste Huitzilopochtli, según se decía, era un portento, porque con sólo una pluma fina, que cayó en el vientre de su madre, Coatlicue, fue concebido.
Nadie apareció jamás como su padre. A él lo veneraban los mexicas, le hacían sacrificios, lo honraban y servían. Y Huitzilopochtli recompensaba a quien así obraba. Y su culto fue tomado de allí, de Coatepec, la Montaña de la Serpiente, como se practicaba desde los tiempos más antiguos.

jueves, 11 de mayo de 2017

BASAJAUN Y BASANDERE



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Basajaun o Baxajaun se escribe de las dos maneras. Es el nombre que recibe a su significado "El Señor de los Bosques o El Señor de la Selva. Según la mitología de los pueblos vascos es un genio que habita en lo más profundo del bosque o en cavernas muy alejadas de los humanos. Es muy alto con forma humana y su cuerpo entero esta cubierto de pelo. Uno de sus pies es como el de un hombre pero el otro tiene la planta circular. Es el genio que protege los rebaños, cuando alguna tempestad se aproxima, comienza a dar gritos para que los pastores guarden sus rebaños. Tiene por costumbre cuidar de los rebaños por las noches para que el temido lobo no se coma a los animales, las ovejas al verlo comienzan a mover sus cencerros para avisar a sus dueños de que el Basajaun a llegado para protegerlos. Es representado en algunos cuentos populares como que fue él quien enseñó al hombre a utilizar la sierra, o incluso el arte para poder cultivar las semillas. Son muchos los bosques de la geografía tanto Vasca como Navarra que cuentan leyendas de Basajaun y uno de los bosques más misteriosos es el de Basajaunberro en Roncesvalles Navarra, se cree que es habitado por este genio. El Basajaun es el otro de los Jentiles que decidió no meterse bajo la losa de Jentillarri.

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Basandere, La Señora de la Selva o La Señora de los Bosques. Dícese de esta que es la mujer del Basajaun. Dicen que Basandere vivía en una antigua cueva que hay en Mondarrain donde pasaba horas peinando su pelo, que al igual que el Basajaun tiene por todo su cuerpo, se peinaba con su peine de oro y cuentan que fueron muchos los que la vieron en la puerta de la cueva.


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miércoles, 10 de mayo de 2017

Dana, la Gran Madre de los Tuatha Dé Danann



Entre los celtas irlandeses: Dana
Isla de Man: Dana
Entre los celtas escoceses. Donu
Entre los celtas galeses y britanos: Dôn.
Entre los celtas de la Bretaña: Ana

LA DIVINIDAD MAS ANTIGUA ENTRE LOS CELTAS es sin duda DANA o DANU, de cuya divinidad derivan todos los otros dioses celtas en la mitología celta insular, es decir, Los Tuatha Dé Danann. Si bien sabemos que cuando los hijos de Dana, llegaron a irlanda, la Madre no fue con ellos, aunque todos 
sus hijos, son considerados como extensiones de La Primigenia. Aunque ciertamente la Diosa madre, aparece con diversos nombres y diferentes formas. 
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Concepto este, bien arraigado en la filosofía druídica, cuando hablamos de Una Única Deidad, con sus múltiples facetas, que son extensiones de ella, cada dios/diosa posee no obstante, sus peculiaridades y cualidades propias e individualizadas. Podríamos incluso atrevernos a definir este concepto como: Un politeísmo monoteísta o un monoteísmo polifacético o quizá un politeísmo en las formas y un monoteísmo en la esencia.
Nuestra deidad primigenia, llamada también ANU o ANA, cuyo nombre puede significar la Diosa madre o reina. No siendo ningún nombre propio, pues lo Absoluto es incognoscible y es innombrable. También algún autor cita que su nombre significaría “Agua del cielo”, curiosidad esta pues el gran río Danubio tomaría su nombre de ella, digo curiosidad, pues desde el nacimiento de este río, es desde donde se supone que empezó la gran expansión céltica. Existen otros ríos donde también se puede encontrar ciertas equivalencias del nombre.

Como diosa benéfica es mencionada en el “Glosario de Cormac” como equivalente a Buann-Ann, interpretado como buena Madre. Como diosa menos benéfica compone la Trinidad del destino junto a Macha y Badb, conocidas como una tríada, en el aspecto de “La Morrigan 


En el condado de Kerry, (Irlanda), dos montañas o cimas gemelas, son identificadas como “Los Pezones de Anu”, ( Da Chich Danann), pues tienen formas redondas y asemejan pechos femeninos. Para sorpresa de algunos, siguen siendo venerados por las gentes actualmente.

ELLA ES LA MADRE UNIVERSAL Y MADRE DE TODOS LOS DIOSES. Diosa también asimilada a la luna y gobernadora de las mareas. Mecenas de los vates y augures. Los druidas, en general, solicitaban, su permiso para encomendar a las almas de los recién difuntos a través de las puertas de los “sidhs” para alcanzar su nueva vida en el Otro Mundo. 
Su cónyuge es Bilé, un dios, en un principio del inframundo, del cual dicen algunas leyendas, surgieron los primeros hombres.

En Gales a Dana se la conoció con el nombre de Dôn, Madre también primigenia y de dioses tan conocidos como Amaethon, Gwyddyon, Gofannon, Math, LLud y Arianhrod. Posteriormente su denominación fue masculinizada. 


Algunos investigadores asocian a esta primigenia deidad, con una diosa arcaica pre-indoeuropea, asimilada por la cultura celta en sus invasiones, incursiones y asentamientos. Otros analistas la asocian a diosas con parecidos apelativos, tales como la Anna Purna de la India o incluso como el investigador Robert Graves cita, con una diosa pelasga llamada Ana, hermana de Belo y que los romanos llamaron Anna Perenna y los sumerios Anna-Nin

También todo apunta a que durante la cristianización de los celtas; observando los cristianizadores, un culto exacerbado por parte de las gentes hacia la madre de Todos, diosa de la fertilidad y Madre-Tierra, se optó por no combatirlo más y asimilarlo, en la nueva forma de SANTA ANA, la madre de María, que se convirtió desde entonces en un personaje protector, pero de notable raigambre céltica. Culto por otra parte que perduró hasta la Edad media, e incluso hasta el siglo XVII, al cual, el clero cristiano no tuvo más opción que acorralar, asimilándolo plenamente. 
mitos


De esta manera observamos en diferentes puntos de la geografía que fue celta, muchos topónimos, que llevan y llevaron el nombre de Santa Ana, en una simple traslación de un antiguo culto de una Diosa madre celta, a otra madre más mortal; madre de la madre del dios cristiano.¿ Porque sino, iba a tener esa relevancia; venerar a la madre de la madre, que tuvo una coincidencia nominal con la celta?.

Es en algo parecido a lo que sucedió también, con la veneración de los celtas galos, después de romanizados, hacia la diosa latina DIANA, en la cual aquellos, vieron a su primigenia Dana, o como decían los galorromanos: Diva Ana o Divuana.