La diosa griega de la discordia, Eris, se disgustó después de que fuera excluida de la boda de Peleo y Tetis. En represalia, lanzó una manzana dorada con la inscripción Καλλίστη (“para la más bella”), en la fiesta de bodas. Tres diosas reclamaron la manzana: Hera, Atenea y Afrodita. Se designó a París de Troya para que eligiera a la afortunada. Terminó concediendo la manzana a Afrodita, se creó la discordia y causó indirectamente la Guerra de Troya.
Así llegó la manzana a considerarse como algo sagrado y vinculada a Afrodita en la antigua Grecia, y lanzar una a alguien era declarar simbólicamente su amor. Y de forma recíproca, capturarla era mostrar la aceptación de ese amor. Un epigrama atribuido a Platón afirma:
“Te arrojo la manzana, y si estás dispuesta a amarme, tómala y comparte tu vida conmigo; pero si tus pensamientos no son los míos, ni siquiera la tomes, y considerad cuán breve es la belleza”
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