Dentro de la mitología y el folklore abundan las figuras de cánidos míticos y legendarios, ya sean perros, lobos, zorros, chacales, coyotes, perros mapache, etc. Ello no es de extrañar, si tenemos en cuenta la cercanía que estos animales, ya sea en sus variedades domésticas como salvajes, siempre han tenido con el hombre y sus actividades. Figuras temidas, a la vez que admiradas, desde tiempos inmemoriales, estos animales a menudo actúan como guardianes del inframundo o forman parte de él, apareciendo como misteriosos perros espectrales. Del mismo modo, los cánidos a veces son un reflejo de los instintos más primitivos del hombre; de este modo, no es raro encontrar diversas leyendas donde los hombres tienen la capacidad de convertirse en perros, lobos u otro tipo de cánidos, ya sea a causa de procesos voluntarios (generalmente ligados a la brujería) o de una maldición, pasando a formar parte, de este modo, del mito de los licántropos
AMAROK
Amarok o Amaroq, el espíritu del lobo, es el nombre de un lobo gigantesco proveniente de la mitología inuit que caza y devora a cualquier cazador lo suficientemente estúpido como para cazar de noche. A pesar de que los lobos cazan en manada, Amarok siempre caza solo.
Según cuenta una leyenda, en el origen del mundo tan sólo había un hombre (el Hombre) y una mujer (la Mujer), y no había animales con ellos. La Mujer pidió a Kaila, el dios del cielo, que poblara la Tierra. Entonces, Kaila le ordenó hacer un agujero en el hielo para pescar, y la Mujer fue sacando del agujero, uno a uno, todos los animales, hasta sacar el último: el caribú. El caribú era el mejor regalo que Kaila podía hacer al Hombre y la Mujer, porque alimentaría a su pueblo. Así, el caribú se multiplicó y los hijos del Hombre y la Mujer pudieron cazarlos, comiendo su carne, y tejiendo sus vestidos y confeccionando sus tiendas con sus huesos y pieles. Sin embargo, los humanos siempre elegían los caribús más bellos, más grandes y más fuertes, y de este modo, poco a poco, los caribús más sanos fueron desapareciendo, hasta que, un día, sólo quedaron los animales débiles y enfermos, por lo que los inuits no quisieron cazar más y empezaron a pasar hambre. La mujer se quejó entonces a Kaila, y el dios la volvió a enviar al hielo para que pescara, enviado por Amarok, el espíritu del lobo, que se encargaría de comerse a los caribús débiles y enfermos, de manera que sólo sobrevivieran los caribús con buena salud. Una versión similar dice que, viendo que los inuit empezaban a pasar hambre, Kaila habló con Amarok, el espíritu de los lobos, que vivía cerca de él en el cielo, y le pidió que enviase a los lobos a la tierra para que éstos se comieran los caribús débiles y enfermos. Desde lo alto de una colina, los hombres observaban los lobos, y vieron que después de reunirse en el bosque, la manada de lobos se dirigió sin ruido hacia los caribús que rumiaban tranquilamente. Al ver los lobos, los caribús se agruparon, formando un círculo protector alrededor de los animales débiles y jóvenes, pero los lobos se lanzaron para romper el círculo formado por los caribús, alejando a los más fuertes, para cazar y devorar a los más débiles. Desde aquel día, el espíritu de Amarok reina en el Gran Norte.
Los inuit dejan cazar tranquilos a los lobos, porque saben que el caribú nutre al lobo, pero el lobo mantiene la buena salud de los caribús.
ARTICROAK
Articroak era un bull terrier que vivía con la bruja Ailinn de Penzance. Se aparecía a menudo a los pescadores bajo la forma de una foca y les robaba parte de su pescado. En su forma canina mostraba una gran afición por la caballa, lo cual demostraba su culpa.
AUTO PORBURU
En Sumatra, el Rajah Guru, mensajero de los dioses, posee dos perros, llamados Auto Porburu y Sordaudo (ver: Sordaudo). Cuando a una persona le llega el momento de morir, el Rajah Guru envía a los dos perros para avisarla y escoltar a su alma hasta el juicio a la que se verá sometida por los actos que haya realizado en vida.
BANYA VERDA
El Banya Verda (del catalán, “Cuerno Verde”) es uno de los muchos seres imaginarios catalanes que se empleaban antiguamente para espantar a los niños. Del Banya Verda existen distintas descripciones; algunas de ellas dicen que este ser es un enorme hombre con un cuerno verde en medio de su frente; otras dicen que es una especie de diablo con la misma característica; pero una tercera opción nos describe a este ser como un enorme lobo que posee un gran cuerno de color verde en medio de su cabeza, que se lleva a las criaturas que no se portan bien para comérselos.
BARGHEST
El Barghest –también conocido como Bargtjest, Bo-guest, Bargheist, Bargeist, Barguist, Bargest o Barguest- es un perro fantasmal proveniente del folclore mítico de Gran Bretaña. Se lo describe como un feroz y enorme perro negro dotando de grandes dientes y garras, y unos ojos grandes como platos; a veces, a la descripción de este ser, también se le añade que tiene cuernos y rabo largo, y que su aparición puede ir acompañada por el ruiido de cadenas. Según la creencia popular, verlo traía muy mala suerte, pues era señal de una muerte inminente cercana, cuando no la muerte de uno mismo. Cuando solía morir alguien importante, se decía que el Barghest solía aparecer por parajes solitarios. Según dicen algunas tradiciones, un Barghest no puede cruzar un curso de agua corriente.
BÊTE DU GÉVAUDAN
A medio camino de la realidad y la ficción, formando ya parte del folclore del sur de Francia, la Bête du Gévaudan o Bestia de Gévaudan, más allá de la leyenda, fue un misterioso animal de costumbres antropófagas que tuvo una existencia real más que probada, aunque con el tiempo, aún en vida del misterioso ser, su historia se fue mitificando.
Esta criatura asoló la región de Gévaudan, en el sur de Francia, entre el 30 de junio de 1764 y el 19 de junio de 1767, aunque es posible que anteriormente ya hubiese asesinado algunas personas, atribuyéndosele entre 80 y 124 víctimas, la mayoría de ellas víctimas de ataques mortales. Aunque se solía describir a la bestia como un lobo o perro gigantesco de extraño aspecto (quizás un híbrido entre ambas especies), lo cierto es que ciertas irregularidades en su morfología hacen sospechar que también pudiese tratarse de algún otro animal -quizás alguna especie exótica como una hiena, un león o un tigre-, o bien se teorizó que pudiese tratarse de un críptido desconocido para la ciencia, llegando a circular en su época, entre los campesinos supersticiosos, el rumor de que podía tratarse de un loup-garou u hombre lobo.
Sin importar demasiado la base real de la historia, si la historia de la Bestia de Gévaudan se continúa explicando aún hoy en día, después de tantos años, convertida ya en una leyenda, es porque sobre este asunto quedaron muchos misterios sin ser resueltos, entre ellos la determinación de la especie animal en concreto de que se trataba, a algunas de las características de su extraño comportamiento –como su escaso temor a los seres humanos y sus constantes ataques a éstos-, y a la descripción de algunos atributos o capacidades referentes a su morfología, como el hecho de que realizase grandes saltos –una aptitud más típica de los felinos- o una piel durísima que parecía hecha a prueba de balas, como el cuero del jabalí. Real o no, con el paso de los años, la bestia se fue mitificando más y más, hasta hoy en día.
BLACK DOG
El black dog (del inglés, “perro negro”) es un tipo de perro espectral (ver: perro fantasmal) muy frecuente en el folclore mítico de las Islas Británicas, de los que se conocen muchos tipos y con distintos nombres y, en ocasiones, con características que los hacen únicos unos de otros.
El perro negro es, esencialmente, una aparición nocturna con el aspecto de un enorme y feroz perro negro, generalmente muy peludo, y dotados de ojos grandes y brillantes en la mayoría de casos, que ha menudo se asocia directamente con fantasmas, espíritus o el mismo infierno, ya sea como una representación del mismo Diablo, ya sea como un simple perro infernal o hell hound (ver: perro infernal).
Los black dogs suelen aparecer de noche en caminos solitarios y cruces de camino, lugares de ejecución, ruinas de castillos, y a menudo se los asocia a tormentas eléctricas. Las leyendas alrededor de estos perros fantasmagóricos son muy abundantes. Así, a lo largo y ancho de Inglaterra y otras tierras británicas, aparte del nombre de black dog, se repiten nombres más específicos, como Black Shuck, Bogey Beast, Capelthwaite, Galleytrot, Gytrash, Hairy Jack, Mauthe Doog, Padfoot, Shag, Shony, Shug, Skriker, Striker, Trash, etc.
BLACK DOG OF THE HANGING HILLS
Aunque Estados Unidos también tiene una rica mitología en lo que a black dogs o perros negros se refiere (ver: black dog), existe uno que destaca por sus características únicas, el black dog of the Hanging Hills (del inglés, “perro negro de Hanging Hills”), en Connecticut, Estados Unidos. Este black dog es único por el hecho de que no es un perro negro de aspecto grande y terrorífico, sino todo lo contrario, se muestra más como un pequeño perro afable y cariñoso, de naturaleza gregaria, que busca la compañía humana, aunque puede reconocérselo fácilmente porque no deja huellas al caminar ni emite sonido alguno, ni siquiera cuando parece que está ladrando alegremente. Una visión de este perro negro supone buena fortuna la primera vez que se le ve, mala suerte la segunda vez en que uno tropieza con él, y un tercer encuentro con él ya desemboca en la muerte. Según cuenta la leyenda, se considera que hasta el momento al menos seis muertes han sido debidas a este hecho.
Esta es una leyenda de creación bastante reciente que circula en la región desde el siglo XIX, aunque se ha mantenido viva hasta hoy en día.
CADEJO
El cadejo, a veces llamado cadejos tanto en su forma singular como plural, es un perro de características espectrales mencionado en buena parte de las tierras de Mesoamérica. Así, en países como Costa Rica, Guatemala, Honduras, México y Nicaragua, circulan numerosas leyendas sobre este ser, del cual, según la zona, se dice que existe una forma negra, o bien que existen una forma negra y una blanca.
Los primeros, los cadejos negros, generalmente son considerados malignos, aunque a veces sin embargo se limitan a seguir a la gente sin hacerle daño, e incluso vigilan por ellos; los segundos, los cadejos blancos, se consideran benignos y protectores; y a veces se menciona, incluso, una tercera categoría, los cadejos grises, que se encargan de guardar y vigilar a los niños desamparados y enfermos. Según algunos relatos, al cadejo blanco lo creó Dios, y el cadejo negro lo creó el Diablo, y no es extraño que cuando éste último ataca a alguien, el cadejo blanco aparezca en su defensa, trabándose entre los dos una fiera lucha, ya que los cadejos blancos y negros suelen ser antagonistas o acérrimos enemigos uno del otro. En ocasiones, sin embargo, se asocia el cadejo blanco a los hombres y el negro a las mujeres, o viceversa, actuando ambos, en estos casos, como guardianes de cada sexo, aunque conservando su antagonismo recíproco. Este animal generalmente se aparece a quienes trasnochan y deambulan solos a altas horas de la noche por zonas apartadas y solitarias –especialmente a aquellos que vienen de fiestas, festivales, carnavales, juegos de azar, cantinas o de ver a mujeres, o ante aquellos jóvenes fanfarrones que se pavonean de su gran valentía-, ya sea para protegerlo, ya sea para atacarlo.
El cadejo más extendido es el cadejo negro, que se presenta bajo la forma de un gran perro negro de pelo erizado y enmarañado, semejante a un lobo delgado, del que a veces se dice que incluso se ven sus huesos, de ojos rojos brillantes como el fuego, larga y ancha cola, y al que, en ocasiones, se le atribuyen grandes garras o pezuñas de cabra que emiten un característico sonido al repicar o arañar contra el suelo, y aún hay quién añade que tiene dientes de jaguar. No es extraño, asimismo que a veces vaya cargado de cadenas. Si el sonido que produce al caminar se oye cerca es que el cadejo está lejos, pero cuando el sonido se oye lejos es que está cerca, y posiblemente a punto de atacar. En ocasiones su aura de malignidad es tan grande, que se dice que es capaz de paralizar a sus víctimas, e incluso que añade que tiene la capacidad de crecer hasta transformarse en un perro gigantesco. Cuando el cadejo negro encuentra en su camino a un ser humano, se abalanza sobre él, derribándolo, golpeándolo, hasta dejarlo malherido y sin sentido, aunque según dicen algunas versiones, en estas ocasiones jamás muerde a nadie; el sujeto agredido de este modo queda aturdido, tartamudo, enfebrecido y posteriormente muere. Sin embargo, en ocasiones el cadejo negro no es tan maligno, bravo y sanguinario como se lo pinta en muchas regiones y en otros lugares (especialmente allá donde no se habla de ningún cadejo blanco) vigila y cuida a aquellos que se embriagan y deambulan solitarios por las noche ayudándoles a encontrar el camino a casa o bien durmiendo cerca de ellos para evitar que nadie les robe o dañe. A veces, en cambio, se limitan a seguir tenazmente al hombre parrandero y trasnochador, generalmente en estado de ebriedad, hasta la puerta de su casa, llegándolo a esperar en la entrada de su habitación o sobre su cama, con sus ojos rojos brillando en la oscuridad del umbral, como un mudo reproche de su comportamiento licencioso, pero siempre conservando la distancia.
Por el contrario, al cadejo blanco siempre se lo describe como un perro blanco de aptitudes benignas y protectoras, aunque dotado, eso sí, también de unos brillantes ojos rojizos que destacan entre su claro pelaje. Contrincante natural del cadejo negro, por lo general vela por los transeúntes solitarios para que éstos lleguen sanos y a salvo hasta sus hogares. Si por casualidad ambos cadejos se encuentran, se desatará una terrible y sangrienta lucha donde, muchas veces por invocación de Dios o de un santo, el cadejo blanco derrotará al negro, aunque sin darle muerte. Según sea la virtud de cada individuo, correrán distinta suerte; así, los criminales fácilmente perecerán bajo el ataque de un cadejo negro, pero los virtuosos posiblemente serán salvados por un cadejo blanco.
Y aún hay quienes describen al cadejo como una especie de perro pequeño que sigue a las personas en la noche sin hacerles daño alguno. Aunque la gente no lo vea, puede oír sus pasos característicos semejantes a las pisadas de un chivo, lo cual hace presuponer, como ya se ha dicho anteriormente, que este animal posee pezuñas en vez de garras.
Algunos relatos, lo mismo que en muchas otras leyendas referidas a perros o lobos fantasmales, cuentan que el cadejo originalmente fue un ser humano que pasó a convertirse en este ser por causa de alguna maldición. Generalmente, estos cadejos se ven obligados a ayudar a los viajeros nocturnos como parte de su redención.
CERBERO
Perro tricéfalo de mordedura venenosa perteneciente a la mitología griega. Cerbero (del griego Κέρβερος, Kérberos, “demonio del pozo”) es hijo de Tifón y Equidna, al igual que todos sus hermanos –la Hidra de Lerna, la Quimera o Ortro- es un ser monstruoso que guardaba la puerta del Hades. Según Hesíodo, tenía cincuenta cabezas, si bien la mayoría de tradiciones le atribuyen sólo tres. Tenía cola de serpiente y muchas otras serpientes nacían de su lomo. Su misión era impedir la salida de los muertos y la entrada de los vivos al reino de Hades.
Heracles, llegó a luchar contra él con sus manos desnudas, venciéndolo únicamente con su fuerza – como parte de un pacto con Hades para lograr cumplir el onceavo trabajo dentro de los doce míticos trabajos que el rey Euristeo impuso a este héroe-, llevándolo ante ese rey, tal y como se le había ordenado, para posteriormente devolvérselo a Hades. En algunas versiones, Heracles simplemente vence al perro al tratarlo con amabilidad por primera vez, por lo que le siguió dócilmente. Aunque prácticamente invencible, el perro fue vencido en otras pocas ocasiones: Orfeo llegó a amansarlo con la música de su lira, Hermes lo durmió usando las aguas del río Lete (o Leteo, uno de los ríos del infierno, capaz de provocar el olvido completo), la sibila de Cumas -guía de Eneas en su bajada a los infiernos del Hades- consiguió dormirlo dándole una especie de tortas con miel drogadas, y Psique lo durmió del mismo modo que Eneas.
COYOTE
Coyote (o el Coyote) es un personaje mitológico común en muchas culturas nativas norteamericanas, inspirado en el animal que tiene ese mismo nombre. Normalmente es macho y antropomorfo aunque puede tener algunos rasgos característicos del coyote tales como pelo, orejas puntiagudas, ojos amarillos, cola y garras. Los mitos y leyendas que se cuentan sobre Coyote varían ampliamente de una cultura nativa a otra, aunque en la mayoría de ellas frecuentemente juega el papel de estafador o embustero, aunque en algunas historias es un bufón y él mismo es el blanco de las bromas, y en una pocas ocasiones, aunque éstas son las menos, es rotundamente malvado. Las virtudes de su personalidad son su humor impulsivo y a veces su inteligencia: sus defectos generalmente son la avaricia, el deseo, la imprudencia, la irreflexividad y la envidia.
Coyote suele ser el antagonista de su hermano Lobo, que es sabio y de naturaleza buena pero propenso a ceder ante las incesantes demandas de Coyote. En muchas de sus historias, Coyote es una figura prominentemente en varios mitos sobre la creación. En uno de ellos, Coyote crea a las primeras personas pateando una bola de barro hasta formar al primer hombre. En otro mito, Coyote logra fecundar a una mujer malvada que ha matado a todos los hombres durante el acto sexual, de modo que la humanidad continúa existiendo. También aparece en muchas otras historias que explican las costumbres de los pueblos o el por qué de algunas cosas. Por ejemplo, en una de ellas intenta sin éxito cazar una presa, y en otra compite con otros depredadores; en el proceso, fenómenos naturales como el por qué los conejos tienen orejas largas son explicados. Coyote también juega el papel de héroe, incluso un héroe cultural, en algunas historias. En estos relatos, incluso demuestra ser de útil y servicial, y a veces genuinamente heroico, como por ejemplo cuando entregó el fuego al hombre.
CÙ SÍTH
El Cù Sìth o Cu-Sith es un perro mágico proveniente de la mitología celta de las tierras altas de Escocia y las islas Hébridas. Cu-Sith es una palabra gaélica escocesa compuesta de las palabras Cu (pronunciación gaélico escocés: [ku :]), que significa “perro”, y Sith (pronunciación gaélico escocés: [ʃi :]), que significa “sith”, “sidhe”, una especie de “hada”. Por lo tanto, Cù Sìth o Cu-Sith significa, literalmente “perro de los sidhe” o “perro de las hadas”.
El Cù Sìth es un enorme perro de color verde oscuro –al contrario que el resto de perros feéricos celtas, que suelen ser blancos- y que tiene el tamaño de un ternero joven, provisto de pelo hirsuto o lanudo, y con una cola tan larga que habitualmente la lleva enrollada a la espalda, aunque en ocasiones se habla tan sólo de que lleva un rabo trenzado. Se decía que era vagamente transparente y que tenía unos pies enormes, grandes como los pies o las manos de un hombre, moviéndose siempre en línea recta, dejando sus pisadas en el barro o la nieve.
Los perros de las hadas solían estar atados al hogar de sus dueños y sólo se los soltaba para cazar o atacar a los intrusos, pero al Cù Sìth se lo soltaba para que vagara solo, y entonces podía ser terriblemente peligroso, tanto para los hombres como para los perros. Según la leyenda, cuando cazaba, lo hacía en silencio, ni ladraba ni gruñía, pero de vez en cuando lanzaba tres aullidos aterradores –y siempre tres- que se podían escuchar a kilómetros de distancia, incluso en alta mar. Se decía que quién escuchaba los ladridos del Cù Sìth debía ponerse a salvo de su tercer ladrido o sería sorprendido por la muerte. Efectivamente, el Cù Sìth era temido y sus aullidos eran considerados como un presagio de la muerte -de modo parecido al de la mítica banshee- y era el encargado de llevarse el alma de una persona a la otra vida. También se decía que su ladrido era una advertencia para que las mujeres en lactancia se encerraran en sus hogares, ya que de otro modo el Cù Sìth podía secuestrarlas y llevárselas a un montículo de hadas (gaélico escocés, “Sithean”) para que suministrasen leche a los hijos de las hadas, que son conocidas como daoine sith o sidhe daone. Se cree que tenían su hogar en las cuevas, grietas y hendiduras rocosas de las Highlands, vagando por los páramos y las tierras altas.
En el folclore irlandés algunos perros mágicos también son conocidos con un nombre parecido, Cú Sídhe, aunque las características de estos perros están más cerca de las de los típicos perros feéricos y fantasmales, como el black dog, que no al Cù Sìth propiamente dicho.
CWN ANNWN
En la mitología y el folclore galés, el Cwn Annwn (pronunciación galesa: [ku:n’ anʊn], “perros de Annwn”) era un perro espectral de Annwn, el inframundo de los mitos galeses. Otro nombre con el que se llamaba a estos perros era Cwn Mamau (en inglés “Hounds of the Mothers”, en castellano, “perros de las Madres”).
El Cwn Annwn se asociaba al mundo sobrenatural y la muerte, ya que es este perro es completamente blanco, exceptuando las orejas, que son rojas como la sangre. Entre los celtas el blanco estaba asociado con el mundo sobrenatural, y los animales blancos eran propiedad común de los dioses o de otros habitantes del Otro Mundo; por otro lado, el color rojo estaba asociado a la muerte. Por lo tanto, el Cwn Annwn se asocia con la muerte y lo sobrenatural. Según el folclore galés, sus gruñidos son más fuertes cuando están lejos, a cierta distancia, y a medida que se acercan se vuelven más y más suaves. Su llegada y sus aullidos generalmente eran considerados como un presagio de muerte, y los Cwn Annwn también llegaron a ser considerados como los escoltas de las almas en su viaje al otro mundo.
Frecuentemente, también se asocia a los Cwn Annwn a la cacería salvaje, ya sea presidida por Arawn, rey de Annwn, o bien por Gwyn ap Nudd, rey de los Tylwyth Teg (un pueblo de hadas), que cazaba a los pobres individuos que tuvieran la desventura de toparse con ellos (especialmente sí eran hombres de alma negra y malhechores). Se supone que estas partidas de caza salen en noches específicas, como las vísperas de San Juan, San Martín, San Miguel Arcángel, Todos los Santos, Navidad, Año Nuevo, Santa Inés, San David, y el Viernes Santo, o que lo hacen sólo en el otoño y invierno. En otras versiones, estos perros iban acompañado por una temible bruja llamada Mallt-y-Nos, (en inglés “Matilda of the Night”, en español “Matilda de la Noche”). De hecho, en Gales, estos perros (así como otras jaurías de perros míticos) estaban asociados a las migraciones de gansos o ánsares, ya que el sonido que producían con sus gritos y su vuelo eran confundido con el sonido de perros ladrando en el cielo.
Los cristianos transformarían a estas criaturas míticas en los hellhounds -“perros del infierno” o “perros infernales” (ver: Perro infernal), que se consideraba que eran propiedad del Diablo. Sin embargo, el Annwn de la tradición medieval galés, llamado a veces Otro Mundo u Otromundo, es más mucha más que un infierno; se trata realmente de otro mundo, mezcla de paraíso, infierno y reino mágico, morada de seres feéricos y de los muertos, así como de dioses, donde las mismas leyes naturales, como el tiempo y el espacio, cambian.
DIP
Perros infernales provenientes del folclore mítico catalán, los dips son una raza de criaturas diabólicas surgidas del Infierno, emisarios del Diablo, que asolaron las tierras catalanas, y, especialmente, los alrededores del pueblo de Pratdip (cuyo nombre significa, según la tradición, Prat del dip o Prat dels dips, o sea Prado del dip o de los dips), en la comarca del Baix Camp, en la provincia de Tarragona, pudiéndoselo considerar un tipo de perro infernal (ver: Perro infernal).
Cuenta la leyenda que los dips eran una especie de perros negros, malvados y peludos, que tenían la particularidad de tener una pata más corta que el resto, por lo que eran cojos. Actuaban sólo de noche, y atacaban a hombres y bestias por igual, despedazándolos, aunque luego se limitaban a beber la sangre de sus víctimas para alimentarse; un hecho, éste, que les ha dado su fama de perros-vampiro. Entre sus víctimas solían haber borrachos noctámbulos y se dice que esta leyenda sólo pretendía asustar los alcohólicos del pueblo y evitar así que se dedicaran a beber más de la cuenta. Nadie los vio nunca realmente. A veces seguían a los arrieros durante la noche, y esos hombres, aterrorizados, sólo distinguían, entre la oscuridad, unos ojos feroces y diabólicos que los escrutaban.
No se sabe de nadie que capturara o matara a uno, pero en algún momento del siglo IX, simplemente desaparecieron para siempre. Dice la tradición que finalmente fueron convertidos en piedra por la intervención de la Virgen, pero, según cuenta la leyenda, no todos los dips murieron aquella noche, y todavía hoy pueden escucharse sus aullidos en el viento.
FENRIR
En la mitología nórdica, Fenrir, también conocido como Fenris, Fenrisúlfr, Hróðvitnir o Vánagandr, es un lobo monstruoso y gigantesco, hijo de Loki y de la gigante Angrboda (también llamada Angerboda), hermano de Jörmungandr o Midgardsorm (la Serpiente de Midgard), y de Hel, la diosa de los infiernos. Fenrir, a su vez, es padre (o hermano, hay ciertas dudas) de otros dos lobos: Hati o Managarmr, el lobo de la luna y Sköll, el lobo del sol.
Al principio Fenrir sólo era un cachorro, pero conforme se alimentó y empezó a crecer llegó un punto que fue imposible controlarlo. Dos veces fallaron los dioses en su intento por apresarlo: primero con la cadena Lëding (“costumbre”) y después con la todavía más fuerte Dromi (“ley”), de las que se liberó fácilmente. Los dioses de Asgard pidieron la fabricación de una ligadura irrompible a los enanos, y éstos les fabricaron una cinta liviana, dulce, sedosa y fina, que sin embargo nadie podría romper, pues estaba fabricada con el sonido de la pisada del gato, la barba de la mujer, las raíces de la montaña, los nervios del oso, el soplo de los peces y la saliva de los pájaro, y la llamaron Gleipnir (“conciecia”). Sólo hacía falta que Fenrir accediera a dejarse poner la cinta. Para ello, los dioses idearon un juego en el que Fenrir debía dejarse amarrar para probar si podía romper la cinta, algo que ellos no podían. Desconfiado, debido a sus anteriores experiencias, el lobo consintió para no pasar por cobarde, a condición de que uno de ellos pusiera la mano en su boca durante todo el tiempo que durara la prueba. Sólo Tyr, dios de la guerra, se ofreció a realizar tal proeza, y con valentía y sencillez extendió su mano derecha y se la metió en la boca. Los otros dioses ataron a Fenrir, quien empezó a debatirse cada vez más ferozmente, y los dioses se rieron al ver a su enemigo reducido. Sólo Tyr no se rio pues sabía a lo que estaba expuesto. En efecto, Fenrir al darse cuenta de que le habían tendido una trampa, cerró su boca y le cortó la mano al dios. La razón de este encadenamiento es que los ases o aesires (los dioses del panteón nórdico) saben que será causante del fin del mundo. En el Ragnarök, cuando rompa su prisión milenaria y se libere de sus cadenas, el fuego y el agua subterráneas invadirán la Tierra, y Fenrir matará a Odín y éste, a su vez, será muerto por Vidar.
GABRIEL HOUND
En Inglaterra se hablaba de los Gabriel hound (en castellano “lebreles Gabriel” o “lebreles de Gabriel”), unos perros fantasmagóricos dotados de cabeza humana que volaban y viajaban en jauría por el cielo cazando las almas de los pecadores no arrepentidos. Si permanecían inmóviles sobrevolando una casa emitiendo sus ladridos y aullidos, eran considerados un augurio de muerte. La gente que los oía pasar por la noche huía aterrorizada buscando rápidamente refugio en su hogar. De hecho, en Inglaterra, estos perros (así como otras jaurías de perros míticos) están asociados a las migraciones de gansos o ánsares, ya que el sonido que producen estas aves con sus gritos y su vuelo eran confundidos con el sonido de perros ladrando en el cielo.
GARM
Garm o Garmr, en la mitología nórdica, es el gigantesco perro guardián de la morada de Hel, en el Helheim o Niflheim, el reino de los muertos nórdico, que se sacia con la carne de los que han fallecido, teniendo su pecho siempre cubierto de sangre. En el Ragnarök se enfrentará a Tyr, dios de la guerra.
GARSINEU
La garsineu (del catalán garsa, “urraca” y guineu, “zorra”) es una especie de animal medio urraca, medio zorra que se menciona en Andorra y Cataluña. Al parecer era un extraño animal, amalgama de urraca y zorra, que poblaba algunos bosques de las agrestes montañas de los Pirineos. Como urraca metía la nariz o el pico en todas partes, instigada por la curiosidad, y con la astucia y la prudencia de la zorra, sacaba el máximo povecho de ello. En un grabado se la representaba como una especie de animal extraño, medio urraca, medio zorra, pero con pezuñas partidas y una cola semejante a la de un caballo, junto a un pequeño par de alas.
GOS DE PIMPÍ
El gos de Pimpí (en castellano, “perro de Pimpí”), es un perro enorme, negro y peludo, de la ciudad de Tortosa (Cataluña) que actúa como espía de los Reyes Magos, ya que las niños no lo reconocen. En la víspera de Reyes acude a un lugar llamado Pimpí, para hablar con los Reyes Magos e informarles de la conducta de los niños, y según ésta, los Reyes magos repatirán más o menos regalos.
GOS DEL BLAT
El gos del blat (del catalán; en castellano “perro del trigo”) es un perro del folclore mítico catalán que se menciona en las poblaciones de Castellar del Vallès y Linyola. Antiguamente, cuando la siega se realizaba a mano, se decía que este perro de aspecto desconocido se escondía entre las espigas y era prácticamente invisible. Si un segador enfebrecía o enfermaba durante la siega, se atribuía el hecho a que lo había mordido el gos del blat porque el segador debía haberlo pinchado o cortado con la hoz accidentalmente. Del mismo modo, si un segador tenía poco esmero o afán en su trabajo, también decían que había chocado con el perro, que para castigarlo le había transmitido pereza. O el hecho mismo de que a un segador se le rompiera o desmontase la hoz cuando segaba era tomado como una señal de mal agüero; se contaba entonces que había roto la pata al gos del blat y éste, como castigo, le había roto al segador desaprensivo la herramienta con la que se ganaba su salario. Así, el gos del blat era el causante de todas las desgracias y las irregularidades que se producían en torno al trabajo de la siega.
GUIRIVILO
El Guirivilo (de nombre en mapudungun ngürü, “zorro” y filu, “culebra”, o sea “zorro culebra”), también conocido como Ngurvilu, Nguruvilú, Guruvilu, Ñuruvilú, Ñirivilu, Ñivivilu, Ñirivilo o Nirivilo, es un animal acuático fabuloso de la mitología mapuche. Esta criatura tiene el tamaño de un gran cánido, que se presenta como un ser con cabeza de zorro, pero con el cuerpo largo similar al de una culebra, a veces dotado de escamas, y una gran y larga cola de zorro que en su extremo tiene unas uñas que utiliza como garras, y con la cual también produce torbellinos.
Según las leyendas, el Guirivilo es un tipo de zorro de agua de fuerza descomunal que habita en los remansos intensivos de los ríos y en aguas cenagosas. Se dice que utiliza su extraña gran cola con uñas como una garra para enredar a hombres y animales que se bañan en sus aguas, con el fin de arrastrarlos al fondo para ahogarlos y alimentarse de sus cuerpos. Esta criatura hace que baje el nivel del agua para que las aguas parezcan seguras y la gente intente cruzarlas e, igualmente, es la causa de los torbellinos peligrosos que matan a las personas que intentan cruzar los ríos. No suele salir a tierra, ya que este cambio provoca terribles temblores en su cuerpo, como si estuviera sintiendo un gran frío.
Se dice que la única manera segura de cruzar un río en el cual viva un Guirivilo es en una embarcación. Pero si se desea que el Guirivilo deje de vivir en ese lugar, la persona debe conseguir una buena Machi o un Calcu (brujos de la mitología mapuche) que acepte ayudar. Si es un Calcu, a éste deben ser ofrecidos regalos a cambio del servicio del retiro de Guirivilo. La Machi o Calcu realizaría una ceremonia que consiste en caminar a través del río hasta que alcance el torbellino, luego de lo cual se zambulle. Posteriormente nadaría luego a la superficie, y traería capturado al Guirivilo mediante sus capacidades mágicas. Ya atrapado en la superficie, la Machi o el Calcu procedería a amenazar a la criatura con un cuchillo, diciéndole que lo va a mutilar si sigue dañando a otras personas que intenten cruzar o bañarse en ese sitio. Después de la amenaza, lanzaría al Guirivilo nuevamente dentro del agua y el torbellino o los torbellinos se contraerían y desaparecerían. Se dice que después de la ceremonia el nivel del agua bajaría, haciendo que el bañarse o el cruzar el río fuese más fácil. Igualmente se dice que la criatura se mudaría a otra parte, para atormentar probablemente a la gente río abajo, o se mudaría a otro río.
GURT DOG
El Gurt Dog (“Perro Grande”) de Somerset es uno de los pocos black dogs (ver: Black dog) de carácter benevolente que existen. Se decía que las madres podían dejar jugando a sus hijos sin supervisión en Quantock Hills, ya que consideraban que el Gurt Dog los protegía. Asimismo, este perro acompañaba a los viajeros solitarios por la zona, actuando como protector y guía.
GWYLLGI
El gwyllgi (nombre compuesto del galés gwyllt, “salvaje”, o gwyll “crepúsculo”, y ci, “perro”) es un mítico perro negro (ver: Black dog) de Gales que aparece como un fantasmagórico mastín de aliento funesto y brillantes ojos rojos. A menudo se habla de él como “El Perro de la Oscuridad” o “El Perro Negro del Destino”. Su lugar predilecto son los caminos solitarios en la noche.
HATI
En la mitología nórdica, Hati (del nórdico antiguo, “odio”), Hati Hróðvitnisson o Managarmr (“perro de la luna”) es un lobo que persigue a Máni, dios de la luna, por el cielo todas las noches. Cada vez que logra acercarse a su presa se producen los eclipses lunares. Su hermano Sköll, perseguía a Sól, la diosa del sol. Supuestamente, ambos son los hijos o hermanos de Fenrir. Se dice, que en el tiempo de Ragnarök, el fin del mundo, Hati alcanzará la luna y la desgarrará con sus zarpas. En su aspecto de Mánagarm, -posiblemente una superposición del lobo Hati con el perro Garm- es un perro que se sacia con la carne de los que han muerto, estando presente no sólo en el aspecto de perro como acompañante y guardián del Niflheim, el reino de los muertos nórdico, sino también en su función de carroñero.
HOKO
El Hōkō o Houkou (en japonés:ほうこう?), o Penghou (en chino:彭候), tanto en la la mitologia japonesa como en la mitología, es un yōkai o espíritu con la apariencia de un perro negro sin cola y con cara humana, que vive en el interior de los un árbol que, según algunas versiones, ha de tener al menos mil años. Puede ser cocido al vapor comerse, sabiendo su carne como la carne de perro.
HUEHUECÓYOTL
Huehuecóyotl o Ueuecoyotl (en náhuatl, “viejo coyote”) es el tramposo dios mexica de la música, el baile y la canción, representado como un coyote bailando con manos y pies humanos, acompañado por unos platillos. Huehuecóyotl comparte muchas características con el Coyote (ver: Coyote) estafador de algunas tribus nativas norteamericanas. En ambas culturas es un bromista, cuyos bromas a menudo recaen sobre otros dioses, aunque con frecuencia fallan causándole más problemas a él que a sus supuestas víctimas. Dios que busca la diversión, incluso se decía que instigaba guerras entre humanos para aliviar su aburrimiento.
Es parte de la familia de dioses Mexicas de Tezcatlipoca, e igual que todos ellos tiene poderes para transformarse. Aunque generalmente Huehuecóyotl aparece como hombre, tiene la capacidad de cambiar de género -como muchos de los hijos de Tezcatlipoca. Los que temían los malos augurios de los dioses a veces apelaban a Huehuecóyotl para mitigar o invertir su destino.
El nombre de “viejo coyote” tiene una connotación positiva porque en la cultura azteca los coyotes eran el símbolo de la astucia, de la sabiduría mundana, del pragmatismo y de la belleza masculina. El prefijo “huehue” que significa “muy viejo” en náhuatl era utilizado en la mitología azteca para aludir a la sabiduría, los conocimientos filosóficos relacionados con la experiencia y la edad. Se le asocia también con la indulgencia, la sexualidad masculina, la buena suerte y la narración de historias.
Una de sus principales consortes era Temazcalteci (o Temaxcaltechi), la diosa de los temazcales o baños de vapor. Otra de sus amantes era Xochiquetzal, la diosa del amor, de la belleza, de la sexualidad femenina, las prostitutas, las madres jóvenes y las flores. Sus amantes masculinos eran Opochtli, el dios zurdo de la cacería y la pesca y Xochipilli el dios de las artes, los juegos y patrón de los homosexuales y de la prostitución masculina. De todas las deidades aztecas, Huehuecóyotl representaba la dualidad en términos del bien y el mal, así como el equilibro entre lo viejo y lo nuevo, lo mundano y lo espiritual, lo masculino y lo femenino, la juventud y la vejez.
INUGAMI
En la mitología japonesa un inugami (犬神? , literalmente “perro-dios”) es una especie de espíritu animal de aspecto zoomórfico o antropomórfico originado a partir de un perro, creado para llevar a cabo una venganza o para que actúe como guardián de su amo, el inugami-mochi (犬神持ち? , “poseedor de inugami”) que lo ha creado. Los inugami son producto de una variedad de hechicería o magia negra llamada kojyutsu (蠱術?), cuyo uso está prohibido.
La creencia general decía que, para crear un inugami, había que enterrar un perro hasta el cuello y dejarle comida y agua cerca de su hocico, pero sin que éste pudiera alcanzarla. Durante el proceso, que podía durar días, el amo le decía al perro que su sufrimiento no era más grande que el suyo, y cuando el perro moría o estaba a punto de perecer torturado por el hambre, la sed o las alucinaciones, se le cortaba la cabeza y se enterraba debajo de una calle ruidosa. Después de un cierto tiempo, la cabeza y el cuerpo debían ser colocados en un santuario bien preparado y el inugami podía ser evocado. Otro modo de crear un inugami era encerrando a varios perros en un lugar sin agua ni comida. Los perros se devoravan entre ellos, y cuando moría el último de ellos, se le cortaba la cabeza la cabeza para utilizarla del modo ya descrito.
Los inugami, generalmente, eran evocados para actividades delictivas, como el asesinato, secuestro y mutilación de sus víctimas. Si el evocador estaba perfectamente entrenado, podía ordenar a su inugami que poseeyera a seres humanos y los manipulase. La víctima poseída de este modo a menudo se veía obligada a matar a sí misma o a otras personas, o actuar como si estuviera loco. Pero el inugami también es muy peligroso para el propio evocador, ya que el inugami está cegado por su deseo de venganza y en su furia imparable, puede escapar rápidamente al control de su amo, matándolo. Se cree que un inugami-mochi será bendecido con buena suerte y éxito en la vida, pero en cambio serán rechazado por otras personas y les costará mucho encontrar pareja; también deben ser cuidadosos de no insultar a sus inugami para no ser blanco de su ira, ya que el inugami, a diferencia de un kitsune (ver: Kitsune), no sigue simplemente los deseos de su amo, sino que también actúa bajo sus propios impulsos.
El cuerpo original del inugami se queda atrás cuando se va y sigue los deseos de su amo; el cadáver enterrado lentamente se va marchitando y pudriendo, y si el inugami regresa después de que el cuerpo no es habitable, tomará posesión del cuerpo de su amo, convirtiéndolo más poderoso. Se dice que una posesión por un inugami cura las enfermedades y la mala salud, pero con el resultado del poseído actuará como un perro.
En las Islas Oki, el inugami cumple el mismo papel que el kitsune (“zorro”), en su vertiente de espíritu, desempeña en otras regiones de Japón.
KITSUNE
El zorro japonés (una subespecie del zorro rojo común), llamado kitsune (狐?) es una criatura cuya existencia real se mezcla frecuentemente con el transfondo mítico del folclore tradicional japonés. A la vez que animal, los kitsune (los llamaremos así a partir de ahora) eran considerados yōkai o entidades espirituales; lo que no significa que sean fundamentalmente diferentes a los zorros comunes, sino más bien que estos animales tienen un estado de conocimiento o iluminación espiritual superior, que van adquiriendo y aumentando a lo largo de la longeva vida que la tradición les otorga, que puede llegar a superar los mil años.
Los kitsune pueden tomar forma humana, hecho que suelen aprovechar cada uno a su modo, ya sea para ayudar, o cometer travesuras o maldades. La tradición suele considerar que un kitsune puede tomar la forma humana a los 100 años, aunque otras historias reducen esta habilidad a los 50 años. Como requisito para la transformación, el zorro se debe poner juncos, una hoja de gran tamaño o una calavera sobre su cabeza. Las formas que suele asumir el kitsune son las de mujeres hermosas, chicas jóvenes o bien de hombres ancianos. Estas formas no están limitadas por la edad o por el género del kitsune, y éste puede llegar a duplicar la apariencia de una persona específica. Sin embargo, los kitsune son conocidos especialmente por convertirse en bellas mujeres. Se creía que si un hombre se encontraba una mujer solitaria, especialmente al anochecer o durante la noche, podía ser un kitsune. Sin embargo, en algunas historias, los kitsune tienen dificultad en esconder sus colas cuando se transforman en seres humanos; la aparición de la cola, cuando el zorro se emborracha o se descuida, es una forma habitual de descubrir la verdadera identidad de la criatura. Otras formas de descubrir la identidad de los kitsune eran que, como seres humanos, aún tenían algunos rasgos de zorro: alguna parte de su cuerpo podía estar cubierta de un pelaje fino, su sombra continuaba sendo la sombra de un zorro, o su propio reflejo revelaba su identidad. Del mismo modo, también los delataba su fobia y desprecio a los perros, ya fuese en su forma natural o en su forma humana, hasta el punto que algunos kitsune se turban ante su presencia hasta el punto de convertirse en zorros y huir. También se consideraba que una persona devota podía ser capaz de ver la verdadera identidad de un kitsune inmediatamente.
En su forma humana, los kitsune eran muy conocidos como amantes, usualmente en historias que involucraban un joven humano y un kitsune que tomaba la forma de una bella joven, hasta el punto que ambos se desposan y, en ocasiones, llegan a tener hijos. El matrimonio transcurre feliz hasta que accidentalmente el esposo descubre que su esposa y amante es un kitsune, y entonces la magia y el amor desaparece, del mismo modo que sucede en numerosos cuentos similares sobre hadas, sirenas u otros espíritus femeninos en otras partes del mundo.
Otras habilidades sobrenaturales que se atribuyen al kitsune incluyen la posesión de personas (generalmente mujeres), la aparición de fuego o luz en su boca o sus colas (estas luces son conocidas como “kitsune-bi” -literalmente “zorro de fuego”-, que son, en realidad los populares fuegos fatuos), su manifestación voluntaria en los sueños de otros, la capacidad de volar, invisibilidad, o la creación de ilusiones muy bien elaboradas que son casi indistinguibles de la realidad. En algunas historias se menciona al kitsune con poderes más grandiosos, como curvar el tiempo y el espacio, volver locas a las personas, o tomar formas fantásticas como un árbol de considerable altura o una segunda luna en el cielo. Otros kitsune tienen características similares a los vampiros o los súcubos y se alimentan de la energía vital o del espíritu de los seres humanos, generalmente a través del contacto sexual.
Algunas descripciones de los kitsune añaden con él la aparición de unas esferas blancas redondas o de forma similar a la cebolla, llamadas hoshi no tama (“esferas de estrella”), que algunas historias las identifican como joyas o perlas mágicas. Cuando no están en su forma humana o en posesión de un humano, un kitsune mantiene el hoshi no tama en su boca o lo lleva en su cola. Las joyas son un símbolo que identifica al dios Inari, y las representaciones de los zorros sagrados de Inari suelen ir acompañados de esta joya. Existe la creencia de que cuando un kitsune cambia de forma, su hoshi no tama toma una porción de su poder mágico. Otra leyenda dice que la perla representa el alma del kitsune; el kitsune moriría si se le separa de ella mucho tiempo. Los que obtienen una de estas esferas pueden ser capaces de obtener una promesa o favor del kitsune al cual pertenece la joya a cambio de que ésta le sea devuelta.
En realidad, la tradición dice que existen diversos tipos de kitsune. Los zenko son kitsune benevolentes y celestiales de pelaje blanco asociados con el dios Inari - dios de la fertilidad, de la agricultura, del arroz y de los zorros, tanto como mensajero como sirviente del mismo -, por lo que a veces implemente se les llama zorros de Inari, y son considerados un símbolo de buen presagio; los zorros negros y los zorros de nueve colas, como los zorros de Inari, también son considerados símbolo de buen presagio.. Los zorros de Inari tienen el poder de ahuyentar el mal, a veces sirven como guardianes espirituales, protegen los santuarios de Inari, intervienen a favor de los hombres y sirven de ayuda contra los problemáticos nogitsune (otro tipo de kitsune). Los nogitsune son un tipo de kitsune de carácter maléfico que no sirve al dios Inari y por lo general prefieren causar el caos y la confusión entre los humanos y el resto de los kitsune. Por otro lado, los yako (literalmente, “zorros de campo”) son salvajes, tienden a ser traviesos e incluso pueden llegar a ser malvados. Un ninko, en cambio, es un espíritu de zorro invisible que los humanos sólo pueden percibir cuando son poseídos por él. Y existen muchos otros tipos, que no se mencionan aquí.
Los kitsune frecuentemente se presentan como embaucadores, con variaciones que llevan desde seres traviesos hasta malévolos. Las leyendas cuentan que los kitsune traviesos atacaban a los samurai demasiado orgullosos, a los comerciantes codiciosos y a los plebeyos pretenciosos, mientras que los más malvados abusan de los comerciantes pobres, los humildes granjeros o los monjes budistas devotos. Sus víctimas usualmente son varones, mientras que a las mujeres frecuentemente son poseídas por éstos. Entre otras fechorías o travesuras, los kitsune usan los kitsune-bi (mencionados más arriba) para llevar a los viajeros por un camino errado como una forma de fuego fatuo. O bien se dedican a confundir a su objetivo con ilusiones o visiones. También es frecuente que éstos seduzcan, roben comida, humillen al arrogante o se venguen con insultos. Ocasionalmente un kitsune se enfoca especialmente a una persona o familia, a la que pueden causar toda clase de travesuras.
Otros kitsune, sin embargo, usan sus poderes mágicos para el beneficio de su compañero o huésped mientras el ser humano lo trate con respeto. Como yōkai, sin embargo, los kitsune no comparten la moralidad humana, y un kitsune establecido en una casa, por ejemplo, puede llevarse el dinero del huésped o llevar a casa de éste artículos que ha sido robados en las casas vecinas.
Los kitsune mantienen sus promesas y se esfuerzan por pagar cualquier favor. Sin embargo, las historias distinguían entre los regalos del kitsune y los pagos del kitsune. Si un kitsune ofrecía un pago o recompensa que incluía dinero o bienes materiales, parte o todo el pago consistiría de papel viejo, hojas, ramitas, piedras u objetos similares sin valor que están bajo un hechizo que los hace aparentar como bienes con valor. Los verdaderos regalos del kitsune eran usualmente intangibles, como la protección, el conocimiento o el don de otorgar una larga vida.
KU
Ku es un perro gigante de la mitología hawaiana que tenía la capacidad de convertirse en hombre y volver a su forma canina a voluntad. También se le conoce como Ku-ilio-loa, que significa “el gran perro Ku” o “el largo perro Ku”. Ku era un gran espíritu que tenía la forma de un gran perro que un día decidió bajar de las nubes para visitar la raza de los hombres, atraído por tres arco iris que se formaban sobre una laguna de Ohau que pertenecía al Gran Jefe. Al visitar el lugar, desafortunadamente, Ku se enamoró de Napihenui, la hija del Gran Jefe, y decidió tomarla como esposa. Tomando forma humana, pidió al Gran Jefe la mano de su hija, pero éste se negó a que Ku fuera más allá, y, contrariado, Ku declaró la guerra a los guerreros hawaianos. Muchos hombres murieron devorados por Ku, que tomó de nuevo la forma de un gigantesco perro, hasta que unos pocos hombres pudieron derrotarlo con garrotes y lanzas. Entonces cortaron al perro gigante en dos trozos y los arrojaron lejos de sí, y los sacerdotes convirtieron estos trozos en piedra. Estas piedras fueron veneradas durante mucho tiempo por los hawaianos. Ku estira su forma a lo largo de las montañas y, a veces se revela como el gran perro que es entre las innumerables formas que las cambiantes nubes van asumiendo sobre Ohau e, incluso, otras islas.
LAELAPS
Perro legendario de la mitología griega, también conocido como Lelapo o Leilaps, que siempre atrapaba a su presa cuando cazaba. Laelaps (del griego Λαῖλαψ, Lailaps, “viento de tormenta”) fue un regalo que Zeus hizo a Europa, que posteriormente pasó en poder de su hijo Minos, que a su vez se lo regaló a Procris -que había huido de su esposo Céfalo cuando ésta fue descubierta por éste siéndole infiel-, cuando ésta lo ayudó con cierta maldición de carácter sexual. A cambio de esta ayuda, Minos regaló a Procris el perro Laelaps y una jabalina que nunca erraba el blanco, y más tarde, cuando ésta regresó con su marido, el perro y la lanza pasaron a ser propiedad de Céfalo a modo de reconciliación. En otra versión muy distinta, Laelaps es un maravilloso perro metálico, pero animado, obra de Hefesto; este perro, junto a la lanza maravillosa ya mencionada fue regalado a Procris por la diosa Artemisa o Diana. Céfalo, decidió usar al perro para cazar a zorra teumesia, que nunca podía ser atrapada. Esto provocó una paradoja: un perro que siempre atrapaba a su presa y una zorra que no podía ser atrapada. La persecución prosiguió durante un tiempo hasta que Zeus, perplejo por sus destinos contradictorios, transformó a ambos animales en piedra o, según otras versiones los emplazó en el firmamento, en el lugar que ocupan las constelaciones conocidas como el Can Mayor (Canis Maior) y el Can Menor (Canis Minor), respectivamente.
LICAÓN
En la mitología griega Licaón (en griego Λυκάων, Licáon, que a su vez procede de λύκος, lýkos, “lobo”) fue un rey de Arcadia culto y religioso, muy querido por su pueblo, al que ayudó a abandonar la vida salvaje que habían llevado hasta entonces. Pero su apasionada religiosidad le llevó a realizar sacrificios humanos, llegando a sacrificar a todos los extranjeros que llegaban a su casa, violando la sagrada ley de la hospitalidad. Enterado de esta aberración, Zeus se hizo pasar por un peregrino y se hospedó en su palacio. Licaón se preparó para asesinarle, pero alertado por algunas señales divinas, quiso asegurarse antes de que el huésped no era un dios, como afirmaban sus temerosos súbditos. Para ello hizo cocinar la carne de una de sus víctimas o de un esclavo, y se lo sirvió a Zeus. Éste montó en cólera y transformó a Licaón en un lobo, incendiando después el palacio que había sido testigo de tanta crueldad.
Posteriormente, algunos de sus muchos hijos sufrirían la misma suerte por un crimen parecido contra Zeus. A menudo se ha querido ver en la figura de Licaón y sus hijos a los primeros hombres lobo o licántropos.
LLOP CERVER
En Cataluña y Andorra se menciona al llop cerver (“lobo cervero”), al cual también se le conoce como llop cerval (“lobo cerval”) o gatillop (“gatilobo”), y no tiene que confundirse con el lince, el cual también es conocido tradicionalmente con esos nombres. El llop cerver es una especie legendaria de lobo que proviene del apareamiento de un lobo con un ciervo, y es considerado como la más terrible y feroz de las especies lupinas, entre las cuales destaca por su cornamenta de ciervo y por ser más recio y robusto que el lobo común. Así aparece dibujado en algunos tratados antiguas de animales, junto otras figuras míticas como el alicornio o unicornio.
En algunas versiones, el gatillop o llop cerver se parece más a un gato enorme y feroz, muy sanguinario, que no come carne, sino que tan solo degolla la cabeza de sus víctimas para chuparles la sangre. Al contrario que el lince, que es más bien un animal solitario, estas criaturas suelen actuar en grupo, como los lobos, y demuestran ser muy astutos.
LLOP DE MORA
Años atrás, cuando el cruel señor del castillo de Mora d´Ebre, en Cataluña, murió, se transformó en un enorme lobo terrible, conocido como el llop de Mora (en castellano, “lobo de Mora”). Parece ser que este lobo era el alma inmortal de este noble, que corría por aquellas tierras que habían sido suyas, sembrando el terror y haciendo maldades tal y como había hecho en vida. Y tan fuerte era la bestia, que era capaz de atravesar de un salto el mismo río Ebro. Aunque hace años que no se sabe nada de él, tampoco se sabe con certeza que haya dejado de correr por esas tierras o en algún otro rincón del mundo, aunque existe la creencia que la aparición de un ser extraño o un fraile lo espanto y lo hizo desaparecer por siempre jamás.
LUPERCA
Luperca es el nombre de la loba que amamantó a Rómulo y Remo, los míticos fundadores de Roma. Cuando Amulio destronó a su hermano Numitor, expulsándolo de Alba Longa, la ciudad fundada por Ascanio, hijo de Eneas, el héroe troyano, mató a todos los hijos varones del legítimo rey, ahora desterrado, y se hizo proclamar rey él mismo, obligando a Rea Silvia, la hija de Numitor, a convertirse en una Virgen Vestal, devota de Vesta, de manera que no pudiera concebir hijos que pudieran destronarle algún día. Sin embargo, Rea Silvia fue violada por el dios Marte, y tuvo dos hijos gemelos, Rómulo y Remo. Entonces, el rey Amulio mandó enterrar viva a Rea Silvia y mandó asesinar a sus hijos, ordenando que éstos fueran arrojados al río Tíber en una cesta para que fueran arrastrados por su corriente hasta el mar y allí perecieran ahogados. Sin embargo, Tiberino, el dios del río, salvó a los gemelos haciendo embarrancar la cesta en la orilla, entregándolos a la loba Luperca para que ésta los amamantase. Efectivamente, la loba se llevó a los pequeños a su hogar, una cueva en el monte Palatino, conocida como el Lupercal. Por otro parte, Tiberino rescataría a Rea Silvia de su suerte y la convertiría en su esposa. Más tarde, los pequeños serían recogidos por el pastor Fáustulo y cuidados la mujer de éste, Aca Larentia. Una vez hubieron crecido, los gemelos Rómulo y Remo mataron a su tío abuelo Amulio, y repusieron a su abuelo Numitor como rey de Alba Longa. Más tarde, los gemelos fundarían la ciudad de Roma, pero una discusión sobre cual de ellos debería gobernar la ciudad llevó al asesinato de Remo por parte de su hermano Rómulo. Por ello la ciudad recibió el nombre de Roma, en honor de su primer rey, Rómulo.
MERA
En la mitología griega, Mera era el perro de Erígone, hija de Icario de Atenas. Icario era un devoto del dios del vino Dionisos, pero fue asesinado por unos pastores embriagados por el dios, creyendo que Icario les había envenenado. Erígone fue en busca de su padre con su perro Mera. Mera condujo a Erígone hasta la tumba de su padre, y presos del dolor ambos se suicidaron. Erígone se ahorcó y Mera se arrojó por un acantilado. Dionisos les colocó en el firmamento formando las constelaciones de Virgo (Erígone), Boötes (Icario), y la estrella Proción (Mera).
MODDEY DHOO
En la Isla de Man, en el reino Unido, existe la leyenda de Moddey Dhoo, el perro negro (ver: black dog) de la Isla de Man, también llamado Mauthe Doog o Mawtha Doo, del cual se dice que ronda por las inmediaciones de Peel Castle. La gente cree que cualquiera que vea el perro morirá pronto después de ese encuentro.
ORTRO
Perro bicéfalo perteneciente a la mitología griega. Ortro (del griego Ὄρθρος, Ortros, “matinal”, u Ὄρθος, Orto, “recto”), también conocido como Orto, es hijo de Tifón y Equidna. Al igual que todos sus hermanos –la Hidra de Lerna, la Quimera o Cérbero- es un ser monstruoso, concebido normalmente como un perro con dos cabezas. Uniéndose a su madre concebió a la Esfinge y, según algunas versiones, al León de Nemea. Su primer dueño fue Atlas, quién se lo entregó al gigante Geríones. Geríones, un espantoso gigante que poseía tres cuerpos (y por consiguiente tres cabezas) que nacían a partir de su cintura, había comandado al pastor Euritión y a Ortro la vigilancia de sus enormes rebaños de bueyes. Cuando Heracles quiso apoderarse de ellos como parte de uno de sus doce trabajos para el rey Euristeo -se trataba del décimo trabajo, concretamente-, Ortro olió su presencia y lo atacó, siendo muerto por Heracles con su clava. Cuando Euritión corrió en ayuda de su perro, corrió la misma suerte.
PERRO FANTASMAL
El perro fantasmal es un perro –o lobo fantasmal, si es el caso- de características espectrales que aparece prácticamente en el folclore de todas las partes del mundo donde la presencia del perro ya viene de antiguo, y asimismo aparece en algunas leyendas urbanas modernas. Por lo general se describe a estos perros como enormes perros solitarios que parecen provenir del inframundo (ya sea el infierno o el mundo de los muertos), de aspecto feroz, a menudo dotados de unos ojos brillantes que arden como el fuego, y, por norma general, cubiertos de un denso pelaje negro, oscuro como la misma noche (ver: Black dogs), aunque en algunas ocasiones éste puede ser blanco, rojo o estar cubierto de llamas. Su aparición suele asociarse a menudo a la noche, caminos solitarios, tormentas eléctricas, cruces de caminos, cementerios y antiguas vías, y, en unas pocas ocasiones, a ciertas familias determinadas.
Por norma general se considera que estos perros son como un augurio de muerte o, cuando no, augurio de desgracias, y, en algunos casos concretos, se considera que los perros fantasmales en sí mismos son las almas condenadas de seres humanos fallecidos, condenados, por algún motivo, a convertirse en perros o lobos.
Aunque suelen ser vistos como animales solitarios, existen auténticas jaurías de perros fantasmales o lobos fantasmales acompañando partidas de caza espectrales –generalmente dirigidas por algún terrible cazador o espectro condenado- que suelen viajar por el aire cazando asimismo almas condenadas, así como a aquellos pobres desdichados que tengan la mala fortuna de cruzarse en su camino. Aunque los perros fantasmales suelen asociarse, principalmente, a los black dogs y otros perros fantasmales británicos (ver más arriba: black dog), entre otros muchos otros, la aparición de perros de estas características espectrales es muy común en todos los rincones del mundo donde existen perros desde la antigüedad, apareciendo muy a menudo en todo tipo de relatos folclóricos antiguos. Así, en Estados Unidos también abundan relatos de este tipo, y otros perros de estas características abundan por toda América Latina, desde México hasta Argentina, con una gran variedad de nombres: nahual, cadejo, perro familiar, lobizón, etc.
Sin ir más lejos, en Cataluña hay numerosas leyendas de este tipo, siendo considerado, normalmente, que estos perros son almas condenadas o el mismo Diablo, cuando no participan directamente de alguna partida infernal de caza.
PERRO INFERNAL
Aunque muy parecido en muchos sentidos al perro fantasmal (ver: perro fantasmal), el perro infernal (en inglés, “hellhound” o “hell hound”) suele estar directamente relacionado con el infierno, y no es extraño que muestren características relacionadas con el mismo, como olor a azufre, fuego en los ojos, capacidad de arrojar llamas, o ser, ellos mismos, perros de fuego; sin embargo, sus similitudes con los perros fantasmales –o el infierno y el mundo de los muertos- hace que éstos se confundan a menudo, cuando no pueden considerarse directamente una misma cosa.
Aunque se considera que los perros infernales obtuvieron esa categoría de “infernal” con la llegada del cristianismo, lo cierto es que la figura de los perros ha estado relacionada con los infiernos, el inframundo o el mundo de los muertos desde antiguo, tal y como ya demuestran el caso de Cerbero (ver: Cerbero) en la mitología griega o Garm (ver: Garm) en la mitología nórdica.
Del mismo modo que existen jaurías formadas por gran cantidad de perros fantasmales, también se habla de auténticas jaurías de perros infernales, que en la mayoría de casos, forman parte de una comitiva de caza guiada por algún alma condenada, por el mismo infierno, a vagar y cazar eternamente mientras el mundo sea mundo.
POKI
Poki, el perro maravilloso de Oahu, es un perro hawaiano legendario eminentemente pacífico. Al contrario que Ku (ver: Ku), otro perro hawaiano mítico, Poki no poseía la capacidad de transformarse en humano, aunque sí podía transformarse en nubes. Para convocar a Poki uno estaba obligado a permanecer en una roca en particular conocida como la sagrada roca-campana de Kamoiliili debido al sonido que produce si ésta es bruscamente golpeada, y entonces hablar del deseo de uno por verlo. Y allí estará, grande como la vida, extendiéndose a lo largo de las montañas y la luna plateada.
RABOSA DE TRES CAPS
Zorra monstruosa proveniente del folclore mítico catalán. Frecuentemente, los monumentos megalíticos, cuevas y pozos dan origen a diversas historias y leyendas, y a imaginarios habitantes que salen de ellos. Tal es el caso de la rabosa de tres caps (en castellano, “zorra de tres cabezas”). Se cuenta que alrededor de Tortosa (en la comarca del Baix Ebre), al pie de la montaña de Birset, de debajo del túmulo de piedras de probable procedencia megalítica conocida como la Potra de Pino, el dia 23 de junio (o lo que es lo mismo, durante la noche de vigilia de san Juan) sale una feroz y temida raposa, o lo que es lo mismo, una zorra, que tiene tres cabezas y se libra a hacer mil maldades y es el terror de los campesinos o pageses de la zona. Precisamente, del mismo lugar se cuenta la leyenda del drac de la Potra del Pino (“dragón de la Potra del Pino”).
SARAMÁ
En la mitología védica, Saramā (saramá significa “la rápida”) es el nombre que recibe la perra del dios Indra. En el Rig-veda aparece como la madre de los dos Sarameias (“hijos de Saramā”), perros guardianes pertenecientes a Yama, el dios de los muertos, que están dotados con cuatro ojos. En algunos lugares se considera a Saramā como madre de las bestias de presa. En el Majábharata recibe el nombre de Devá Śunī (“la perra de los dioses”).
SHA
Extraño cánido muy frecuente en la iconografía del antiguo Egipto, también conocido como animal de Seth, animal tifónico o bestia tifónica; estos dos últimos nombres vienen del mítico monstruo Tifón, que los antiguos griegos relacionaron con el dios egipcio Seth.
El sha parece un extraño cánido bastante flaco con el aspecto de un galgo o chacal, cuyas tres características principales son una cola rígida frecuentemente bifurcada en su extremo, y que siempre se encuentra apuntando hacia arriba o en ángulo ya esté caminando, corriendo o sentado; unas orejas largas y recortadas en forma de triángulo invertido, y un morro alargado y algo curvo. A menudo se lo representa de color negro o rojizo.
Los representaciones del sha aparecen en diversas obras de arte egipcio de la época predinástica hasta, al menos, el período de la Nueva Dinastía, un período que comprende unos dos mil años. Paulatinamente desapareció a medida que el dios Seth empezó a hacerse impopular y ser considerado, poco a poco, un dios de cierto matiz maligno. Seth mismo, fue frecuentemente representado como un animal de Seth o sha, entre muchas otras formas.
SIRIO
En la mitología griega, Sirio es el perro del mítico gigante cazador Orión, y fue elevado a los cielos por Artemisa o por Zeus, junto a su amo, cuando éste murió, para transformarse en la estrella del mismo nombre, o en la constelación Canis Maior, que en ocasiones también se ha relacionado con otros perros míticos, como Laelaps (ver: Laelaps).
SORDAUDO
En Sumatra, el Rajah Guru, mensajero de los dioses, posee dos perros, llamados Sordaudo y Auto Porburu (ver: Auto Porburu). Cuando a una persona le llega el momento de morir, el Rajah Guru envía a los dos perros para avisarla y escoltar a su alma hasta el juicio a la que se le someterá.
SKÖLL
En la mitología nórdica Sköll es el lobo que persigue a los caballos Arvak y Alsvid, que tiran del carro de la Sól, la diosa del sol, a través de los cielos todos los días, con el objetivo de devorar a la diosa. Sköll tiene un hermano, Hati o Managarmr, que a su vez persigue a Máni, dios de la luna. Se supone que ambos son hijos o hermanos de Fenrir y al llegar el Ragnarök, tanto Sköll como Hati lograrán sus objetivos.
TANUKI
El legendario tanuki (nombre con el cual también se conoce al perro mapache) tiene fama de ser una criatura pícara y traviesa, un maestro del disfraz y del cambio de forma, aunque algo ingenuo y distraído. Se lo suele representar con un aspecto cánido vagamente antropomórfico, con grandes estómagos y, por lo usual, testículos cómicamente grandes, generalmente colgando hasta el suelo, que pueden cargar sobre sus hombros, llevar a su espalda como mochilas o usar como tambores, aunque este rasgo, actualmente, a menudo es omitido.
No es raro verlos retratados vestidos, llevando grandes sombreros o caparazones de tortuga en la cabeza a modo de sombrero, una botella de sake en una mano y una letra de cambio, dinero o un bolso vacío en la otra. El tanuki tiene ocho rasgos especiales que traen buena fortuna, posiblemente creados para que coincidieran con el símbolo Hachi (八?) (que significa ocho), que se encuentra con frecuencia en las botellas de sake que sostienen las estatuas. Los ocho rasgos son: un sombrero para protegerlos rápidamente de los problemas o el mal clima; ojos grandes para percibir el ambiente y ayudarles a tomar decisiones; una botella de sake que representa virtud; una cola larga que brinda seguridad y fuerza hasta que se alcanza el éxito; testículos enormes que simbolizan la suerte económica; una letra de cambio que representa la confianza; un estómago grande que simboliza las decisiones audaces y en calma; y una sonrisa amistosa.
Aunque por lo general en las historias se los muestra como animales simpáticos, bromistas o engañabobos, algunas historias describen a los tanuki como miembros inofensivos y productivos de la sociedad, y otras incluyen tanuki más siniestros, incluso asesinos. Muchos templos en Japón guardan historias de antiguos sacerdotes que eran tanuki disfrazados.
En metalurgia, las pieles de tanuki eran usadas con frecuencia para refinar el oro; a causa de esto, los tanuki empezaron a ser asociados con los metales preciosos y la metalurgia. Pequeñas estatuas de tanuki se vendían como decoración para las entradas y como amuletos de buena suerte para atraer la prosperidad a una casa. Por esta misma razón, se dice que los tanuki tienen grandes kintama (金玉?) literalmente “bolas de oro,” que en japonés casual significa testículos. Por otra parte, al hablar de riquezas, se decía que los tanuki estafaban a los comerciantes con hojas que disfrazaban mágicamente como billetes o letras de cambio. Algunas historias describen a los tanuki usando hojas como parte de la magia por la que cambian de forma.
TCHICO
En la isla de Guernsey, dependencia de la Corona Británica, se habla de Tchico, también conocido como Bête (del francés, “bestia”), un black dog sin cabeza, cargado de cadenas, que se supone que es el fantasma de un bailío de la isla de Guernsey que fue ahorcado por acusar falsamente a uno de sus vasallos. No es el único perro negro de la isla, ya que también se menciona a otros, entre ellos Bodu o el tchen Bodu (tchen, “perro”), que hace su aparición para predecir la muerte de aquel que lo ve o de alguien cercano a él. Tchico también es mencionado en la vecina isla de Sark y en la cercana isla de Jersey, donde este perro predice las tormentas.
TIBICENA
El tibicena (tibicenas, en plural), también llamado guacancha, es una especie de demonio o espíritu maligno de la mitología guanche (Islas Canarias), que usualmente tenían la forma de perro gigante oscuro y lanudo, cuyos ojos de fuego rojizo incendiaban lo oscuro, aunque hay veladas referencias a que podían adoptar otras formas animales e, incluso, formas groseramente humanas. Para los aborígenes guanches de la isla de Tenerife estos perros demoníacos eran los hijos del dios-demonio Guayota, del cual también se decía que, cuando salía de su morada, en la cima del Teide, podía adoptar la forma de un gran perro lanudo. La creencia en estos perros demoníacos estaba muy extendida en los aborígenes de todas las islas del Archipiélago Canario.
Según las creencias guanches, un día el demonio Guayota raptó al dios Magec, el sol y lo llevó consigo al interior del volcán del Teide en Tenerife, sumiendo al mundo en las tinieblas, hasta que Achamán, el dios del cielo, lo rescató. Durante aquella larga noche nacieron los tibicenas. Aparecieron sin que ningún rastro los atrajese, y huyeron de la luz del dañino sol cuando este apareció de nuevo, convirtiendo las cuevas y los fondos de los profundos barrancos en su hogar, escarbando en lo profundo de las montañas durante el día, en su afán de huir de la luz. Según la leyenda, los tibicenas merodeaban en la noche, aprovechando para atacar a los poblados y el ganado, y sus aullidos llenaban el aire; y en los barrancos donde vivían sólo aguardaba el dolor y la muerte. Se creía que descendían de las montañas para devorar el ganado sagrado haciendo estragos entre la población. Incluso hay leyendas que aseguran que en ocasiones salían del mar.
Los aborígenes también creían en seres maléficos y en fuerzas negativas que se manifestaban en este perro lanudo que atacaba a la gente o a sus animales y que solía aparecer de noche o de día, de improviso. Para evitar este temor y como adoración, les ofrecían ofrendas de comida y miel, en las grietas elevadas del suelo, donde vivían estos canidos altivos. En especial, les llevaban ovejas y cabras llamadas aras. Entre los aborígenes de la isla de La Palma –llamados benahoritas- también se decía que Iruene era un dios maligno con forma de enorme perro lanudo.
TREHUACO
El Trehuaco (del mapudungun trewa, “perro”, y ko, “agua”), a veces llamado equivocadamente Trehauco, es una criatura procedente de la mitología chilota (isla de Chiloé, Chile), que se describe como un bello animal de musculatura firme, extraordinaria fuerza, y un gran y negro pelaje con una apariencia muy similar a la de un gran perro.
Según la leyenda, se dice que en Chiloé, en las cercanías de Yaldad, existe una laguna encantada en la cual habita el Trehuaco. Se cree que si una mujer se acerca a esta laguna y recita ciertos versos mágicos, hará que las aguas de la laguna se alejen hacia el mar, de la misma forma que si fuera un río, y en el momento que la laguna queda seca, en su centro aparece el Trehuaco. Si la mujer llama al Trehuaco, éste se acercara rápidamente hacia ella y la tomará sexualmente de forma inmediata. Posteriormente, ya cumplido el deseo de la mujer, y ya satisfecho el Trehuaco, esta criatura volverá al centro de la seca laguna y, estando ya en el centro, el Trehuaco comenzara a lanzar roncos aullidos, haciendo que las aguas nuevamente retornen al lugar y, así, volverá a desaparecer en las profundidades de la nueva laguna así formada, hasta que una mujer lo llame nuevamente para cumplir sus deseos amorosos. En el caso de la mujer, se dice que después de que el Trehuaco desaparezca, ésta se quedará dormida y, posteriormente, despertará al lado de la puerta de su casa. También se cree que si alguna persona sorprende a la inusual pareja, el Trehuaco desaparecerá inmediatamente; y la mujer quedará con una gran melancolía, que le durará por mucho tiempo.
Algunas versiones de esta leyenda dicenn que las mujeres que acuden a su presencia son estériles, y por esa razón acuden buscando al Trehuaco, que es capaz de copular con ellas y de dejarlas encintas. Algunas versiones sostienen que el único pago que exige esta criatura a las mujeres que se atreven a suplicarle su intervención en asuntos de fertilidad es la relación sexual en sí misma. Pero hay quienes añaden que el trehuaco exige la aportación de un niño vivo por cada uno que va a dar a luz. Según este caso, las mujeres que acuden a este ser para quedar encintas raptarían a niños de poblados vecinos para ofrecerlos como sacrificio al trehuaco, el cual o bien los devora, o bien se los lleva consigo a las profundidades de la laguna, para no ser vistos jamás. Quienes se inclinan por esta última opción razonan que el trehuaco posee en el lecho de la laguna un cubil donde cría a esos niños raptados y los alimenta con el producto de sus cacerías, hasta que opera en ellos la magia diabólica que alguna vez lo convirtió a él mismo en bestia y así lo suceden en el transcurso de las generaciones. Según este relato, el trehuaco sería mortal y debería procurarse descendencia de ese modo.
VENT ROIG
El vent roig (del catalán, “viento rojo”), también conocido como llop volant (“lobo volante”) o mal aire, es un especie de lobo de características vampíricas, proveniente del folclore mítico catalán del Pirineo, que parece ser la representación de algún tipo de viento capaz de causar enfermedades.
Se dice que el vent roig es una especie de viento caliente y rojizo que toma la forma de un espantoso lobo del mismo color que cae como una plaga sobre los rebaños de ovejas –especialmente durante el mes de septiembre, antes de que éstas bajaran a las tierras bajas, más cálidas-, poniéndose sobre su espalda, sujetándose fuertemente a su lana. No soltaba a sus presas hasta que, agotadas por su peso y por el efecto de su aliento fétido, enfermaban, enflaquecían y morían. Pasaba por encima del rebaño e iba saltando de una cabeza de ganado a otra, y con su simple contacto era capaz de infectar al animal. De un modo similar, podía atacar a los hombres.
Para que este extraño viento o criatura no se levantase se le tenía que exorcizar cada día, y, tan pronto como era posible, se tocaba la flauta, usando viento contra viento, usando diversas prácticas o tonadillas musicales; y aún había quién tocaba la flauta mientras los rebaños pacían o bebían. También se usaba el conjuro para “atar el vent roig” (“atar el viento rojo”), que consistía en hacer girar una cuerda siete veces por encima de la cabeza, mientras se lo maldecía, haciendo un nudo después de cada maldición; se repetía esta operación siete veces, hasta que se tenía siete nudos en la cuerda y el vent roig quedaba atado, incapaz de atacar ni a pastores ni a ovejas. Antiguamente algunos pastores también hacían la señal de la cruz a las ovejas para que dieran más y mejor leche; esto, a su vez, tenía un poder mágico sobre ellas, ya que alejaba el mal de ojo, la brujería y el vent roig o llop volant de ellas.
Similar a este animal, es el cèrvol volant (“ciervo volante”), un animal parecido que tiene las características de un rebeco.
YETH HOUND
El Yeth Hound, también llamado el Yell Hound, es un perro negro sin cabeza (ver: black dog) proveniente del folclore de Devon, Reino Unido. Se dice que es el espíritu de un niño no bautizado que deambula y recorre los bosques de noche, haciendo ruidos de llantos y lamentos.
ZORRA TEUMESIA
Zorra monstruosa de la mitología griega. La zorra teumesia (del griego Αλωπεξ Τευμησιος, Alôpex Teumêsios) era una zorra ferocísima devastadora del territorio Teumeso en Beocia. Destinada a no poder ser cazada jamás, esta zorra fue enviada por Dionisio para castigar y aterrorizar a los tebanos de la época del primer reinado de Creonte , por haber abandonado su culto y el de la diosa Temis. Su papel parecía, pues, muy similar al de la Esfinge; y, efectivamente, al parecer, en alguna versión Edipo se enfrentaría a ambos monstruos. Sin embargo, según la versión más popular, Creonte exigió a Anfitrión que se encargase de esta criatura, y éste recurriría entonces a Céfalo y su perro Laelaps, el perro divino destinado a cazar siempre a su presa. En el momento de la persecución resultante, Zeus acabaría transformando a los dos animales en piedra para resolver la contradicción del perro infalible contra la zorra inalcanzable, y según otras versiones los emplazó en el firmamento, en el lugar que ocupan las constelaciones conocidas como el Can Mayor (Canis Maior) y el Can Menor (Canis Minor), respectivamente.
La leyenda de la zorra teumesia también está ligada a la del príncipe Alopeco, que enloquecido en un bosquecillo durante una cacería por haber visto una horrorosa estatua envuelta en llamas de la diosa Artemisa, dejo que la zorra le devorase los genitales al ser incapaz de moverse.
Visto en:http://grimoriodebestias.blogspot.com.es
BIBLIOGRAFÍA
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