El Día del Animal es un día histórico, sin dudas, luego que el 29 de
Abril de 1926 falleciera el el doctor Ignacio Lucas Albarracín,
quien promocionó la sanción de la Ley Nº 2786 de Protección de los
Animales. Sin embargo, la idea de este espacio es corrernos de esa
calificación de “histórico” en pos de una innovación en “día
mitológico”. Y en esa dirección iremos al presentar a aquellos animales
fantásticos que surcaron las innumerables leyendas de la Mitología
Griega, en las que seguramente hubo algún héroe implicado, ya sea como
rival de estas bestias o como aliado de ellas. Vale aclarar que en este
artículo no aludiremos a aquellos seres que tenían anatomías humanas y
animales en un mismo cuerpo (como son los casos de los centauros, las
sirenas, el Minotauro, etcétera) sino específicamente a aquellos seres
que entran dentro de la categoría específica de animales, de esas
“mascotas” de los mitos griegos que tuvieron mayor transcendencia. A
continuación, el decálogo:
PEGASO: El Pegaso es un caballo de gran tamaño alado y vendría
a ser como el “mejor amigo del hombre” en la Mitología Griega, ya que
es quien ha acompañado a los héroes en sus más importantes y riesgosas
hazañas, tales los casos de Perseo y Belerofontes. En el caso del
primero de nuestros héroes, la utilización de Pegaso fue para matar a
Ceto (o Kraken), el monstruo ctónico que se disponía a devorar a la
princesa Andrómeda de Etiopía. Perseo, que venía de cercenarle la cabeza
a Medusa, que convertía en piedra a todo ser vivo que la mirase a los
ojos, voló con el Pegaso hasta la altura del rostro del monstruo y sólo
tuvo que exhibirsela ante sus ojos. No obstante, esta versión es más
renacentista, ya que en los antiguos mitos Perseo voló hasta la las
fauces de Ceto con unas sandalias aladas otorgadas por el dios Hermes.
Tal vez la confusión haya nacido del hecho de que Pegaso nace de la
sangre derramada de la cabeza de Medusa, muerta, como vimos, a manos de
Perseo. Pero quien sí gozó sin discusiones de los servicios de Pegaso
fue Belerofontes, que tuvo la misión de matar a la Quimera, bestia de la
que hablaremos más adelante en esta publicación. Ojo: no hay que
confundir a Pegaso con el mito posterior del unicornio, animal
fantástico venerado en la Edad Media.
EL TORO DE CRETA: Cuenta la leyenda que Poseidón hizo salir de
los mares un toro blanco de extrema belleza para que el rey Minos de
Creta lo sacrificara en su honor pero el regente, al quedar embelesado
por la perfección del animal, se quedó con él y sacrificó un toro
similar al dios. Éste, como divinidad que todo lo ve, castigó la ofensa
de Minos mandando a Eros, dios del amor, a que clavara una de sus
flechas a Pasifae, la esposa del rey, e infundirle una atracción
zoofílica hacia el toro. En efecto, la reina se dejó violar por el
animal y de cuya unión nació el aberrante Minotauro. La vergüenza y el
horror hicieron que Minos encerrara al engendro de cuerpo de hombre y
cabeza de toro en un laberinto diseñado por el arquitecto Dédalo. Lo
cierto es que el toro blanco, que comenzó a echar fuego por las narices,
causaba terror entre los cretenses por su ferocidad, hasta que Heracles
(o Hércules) logró montarlo y llevarlo a las costas opuestas del mar
Egeo. Allí lo dejó libre y las penurias alcanzaron a los atenienses,
hasta que Teseo (que también mataría a su hijo el Minotauro) le dio
muerte.
EL CAN CERBERO: es el perro más célebre de la Mitología
Griega, con una monstruosa anatomía que constaba de tres cabezas y una
cola de serpiente. Era el perro de Hades y, por tanto, guardián del
Inframundo. Cerbero representaba, dada su misión, el custodio de los
secretos de la muerte y de la resurrección, por lo que, metafóricamente
hablando, impedía a los vivos entrar a la tierra de los muertos
(preservando los secretos de la muerte) y a los muertos salir de ella
(preservando los secretos de la resurrección). Fue el hermano de otro
perro de menor transcendencia, llamado Orto, aunque éste, en lugar de tres cabezas, tenía dos.
QUIMERA: Como ya sabemos, es el monstruo al que dio muerte el
héroe Belerofontes. Era una de las bestias más aterradoras entre los
mitos griegos y poseía un gigante cuerpo de cabra con cabeza de león. Su
voracidad y el hecho de lanzar fuego por sus orificios nasales hicieron
que los hombres le temieran más que a ninguna otra bestia conocida.
Para terminar con el calvario de sus compatriotas, Belerofontes recurrió
a la diosa Atenea para que le ayudase a domar al Pegaso para montarlo y
acabar más fácilmente con la Quimera. Así lo hizo el héroe, que al
encontrarse con la bestia, le hincó varias flechas montado en el caballo
alado para luego hundirle una lanza en sus orificios nasales, con lo
cual, el exhalar la Quimera el fuego y no encontrar salida, se incineró
con su propio fuego.
EL DRAGÓN DE LA CÓLQUIDA: Este célebre “animal” que es común a
la mayoría de las mitologías tiene su correlato entre los mitos
griegos, más precisamente en la leyenda del héroe Jasón y sus
Argonautas. La misión del príncipe de Yolco era obtener el Vellocino de
Oro, una piel de cabra que era, justamente, de oro. Lo cierto es que él y
su equipo (compuesto por Heracles y Teseo, entre otros) realizó el
viaje más largo hasta ese momento, llegando hasta el Cáucaso para
obtener el Vellocino. Éste era custodiado por un enorme dragón que nunca
dormía, con lo cual, la misión era en apariencia imposible. Sin
embargo, Medea, princesa y hechicera de la Cólquida, ayudó al héroe al
haberse enamorado de él otorgándole una pócima que durmió al dragón,
logrando así el héroe asesinarlo y obtener el Vellocino.
EL LEÓN DE NEMEA: era el león más grande y fuerte de la
Mitología Griega. Su piel era tan gruesa que era impenetrable para
espadas, lanzas y flechas, por lo que era prácticamente invencible.
Euristeo, rey de Micenas, le encomendó a Heracles (como primer trabajo
de los doce impuestos) la misión de matar al león y de llevarle su piel
como prueba, creyendo que el héroe moriría en el intento. Fue así como
Heracles viajó hasta Nemea y se encontró con el monstruoso león,
comprobando que todas sus armas resultaban inútiles. De esta manera,
instigó hábilmente al animal a adentrarse en su cueva, adonde el
Heracles entró, lo atrapó y lo estranguló con sus manos. Sin embargo, la
piel del león era tan fuerte que no podía hacerlo con su espada, con lo
cual terminó desollándolo con las propias uñas de la bestia. Heracles,
por su parte, se quedó con la cabeza del león, utilizándola como casco.
LA HIDRA DE LERNA: Cuando Euristeo vio que Heracles se
acercaba con la piel del león en sus manos y la cabeza como yelmo,
sintió tanto miedo que lo obligó a realizar un segundo trabajo aún más
difícil: matar a la Hidra de Lerna. Éste engendro poseía alrededor de
diez cabezas de serpientes, las cuales renacían con más fuerza si eran
cercenadas. Asimismo, poseía un hedor tan fuerte y venenoso, que podía
matar a las personas con sólo respirar sus exhalaciones. Para lograr su
cometido, Heracles recurrió a su sobrino Yolao. Ambos se cubrieron la
nariz y la boca para evitar aspirar el veneno y mientras Heracles
cortaba las cabezas, Yolao quemaba con fuego los cuellos para crear un
muñón y evitar que las cabezas renacieran.
LA PITÓN DE DELFOS: la enorme serpiente había nacido luego de
la inundación que asoló a la tierra como consecuencia del Diluvio
Universal y se asentó donde se encontraba el Oráculo más famoso de
Grecia, impidiendo que los fieles se acercaran. Pero el dios Apolo mató a
la serpiente con sus infalibles flechas y, como compensación, solicitó a
los dioses mayores que dicho santuario estuviera consagrado a él.
CETO: el colosal monstruo ctónico, más conocido como Kraken,
era una bestia que fue utilizada por los dioses para castigar a la reina
de Etiopía, Casiopea. Ésta había desafiado a las diosas del Olimpo
diciéndoles que no se atrevían a competir con la belleza de su hija
Andrómeda porque una mortal las dejaría ridiculizadas. Ante semejante
ofensa, los dioses determinaron que, como castigo, Andromeda fuera
sacrificada y entregada como carne al voraz Ceto, con lo cual fue
colgada de la prominencia de un acantilado para que el monstruo la
devorara. Sin embargo, el héroe Perseo decidió salvar a la princesa a
cambio de que le fuese entregada como esposa. Con la venia del rey,
Perseo voló hasta el rostro de la bestia y la petrificó con la cabeza de
Medusa.
LA CABRA AMALTEA: La discusión entre mitólogos siempre pasa
por certificar si Amaltea fue una nodriza que alimentó a Zeus con leche
de cabra o si ella misma era la cabra. En la primera versión, la cabra
era Aix, mientras que en la segunda, ella misma era personificada como
animal y al mismo tiempo como nodriza del dios. Lo concreto es que Zeus
fue escondido por su madre en la isla de Creta ya que su padre Cronos
había decidido comerse a sus hijos por miedo a que lo destronaran.
Finalmente, cuando Zeus creció fuerte gracias a la leche de la cabra,
cortó el estómago de su padre y rescató a sus hermanos para luego dar
lugar a la Titanomaquía, la guerra entre titanes y dioses que derivó en
el triunfo de éstos últimos y la asunción de Zeus como rey del Olimpo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario