miércoles, 9 de marzo de 2016



Muchos pueblos de la antigüedad, cuentan entre sus personajes mitológicos, con uno o más, destinados a la misión específica de servir de mensajero o correo. Posiblemente como una forma de explicar la rápida difusión a distancias, de algún acontecimiento. En Chiloé, este importantísimo papel lo desempeña “La Voladora”.

Los brujos, para enviar sus mensajes, de un lugar a otro, no se toman la molestia de hacerlo ellos mismos, sino que utilizan a una mujer, seleccionada por ciertas características de fealdad, obediencia, etc., que se considera necesarias para el cargo. Una vez elegida, la ingresan a la Institución, en calidad de miembro de servidumbre. cuando la brujería necesita de sus servicios, le ordena encerrarse en una pieza obscura y beber el zumo tibio del natri, mezclado con aceite de lobo, preparado en forma especial, por un destacado machi. apenas ingerido este brebaje, la mujer vomita sus vísceras, que deposita cuidadosamente en una vasija de madera de ciruelillo (una “lapa”) y las guarda ocultas. En cuanto su cuerpo se transforma por arte de magia en un ave zancuda, llamada bauda, remonta el vuelo para cumplir con su cometido cortando las sombras de la noche, con sus gritos desagradables y sobrecogedores, que delatan su presencia y anuncian más de una desgracia; especialmente si alguien tiene la mala suerte de escuchar, al mismo tiempo, un “cadúquen”, que le pronostica su muerte antes de fin de año.

 
Una vez que la voladora, ha cumplido su misión regresa en busca de sus vísceras, que escondió con tanto espero, las ingiere rápidamente, con lo cual recobra su forma humana. Pero, si por desgracia, alguien se las esconde o destruye, conservará por el resto de sus existencia, las características de una bauda, con los atributos de la voladora.

En los aterdeceres podemos observar, en las orillas del mar, a las baudas, que desde los bosques, han venido en busca de alimento. Más, frente a ellas y de acuerdo al mito, nadie puede asegurar, cuál es una bauda de verdad y cuál una voladora, que al no encontrar sus vísceras, no pudo recuperar la forma humana. Por esta imposibilidad para distinguirlas, todas las baudas son sospechosas, temidas y odiadas.
 

La Voladora, a pesar de ser un personaje secundario en la brujería, desempeña un destacado papel, en la intercomunicación de los hombres superiores, que están representados por los integrantes de esta institución. es de suponer, que esta importantísima misión, que le permite violar las leyes naturales, exponga a la voladora, a algún tipo de riesgo, en este caso, la pérdida de sus vísceras y de su condición humana. Este mito nos recuerda el castigo, impuesto por Zeus a Prometeo, cuyas vísceras eran devoradas durante el día por los buitres y regeneradas en el curso de la noche, y todo ellos, por iluminar con su fuego, la mente de los hombres.

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