Se supone que Á Bao A Qu
es una criatura legendaria malaya descrita por Jorge Luis Borges en El
libro de los seres imaginarios. Borges afirmó haberlo encontrado ya sea
en la introducción de Arabian Nights de Richard Francis Burtonm i eb ek
kubri De brujería malaya (1937) de C.C. Iturvuru.
La primera referencia se da en la versión original española, mientras
que se cambió en el texto inglés, posiblemente para hacerlo sonar más
exótico, o porque referencia al amigo de Borges C. C. Iturburu.[ La historia de Borges pudo estar inspirada por el mito Orang Asli de "Abang Aku".
En la historia de Borges, el Á Bao A Qu vive en las escaleras de la Torre de la Victoria en Chitor, de la cual uno puede ver "el paisaje más encantador del mundo". El Á Bao A Qu espera en el primer escalón a un hombre lo suficientemente valiente para intentar subirlo. Hasta ese momento, permanece dormido, amorfo y traslúcido, hasta que alguien pasa. Entonces, cuando un hombre empieza a subir, la criatura se despierta y le sigue de cerca. Conforme avanza más y más, se va haciendo más y más claro y colorido. Produce una luz azul que aumenta conforme asciende. Pero solo alcanza la perfección cuando el alguien alcanza la cima y alcanza el Nirvana, por lo que sus actos no producen ninguna sombra. Pero es raro que lo haga, porque no son perfectos. Cuando el Á Bao A Qu se da cuenta, se queda atrás perdiendo color y visibilidad, volviendo al principio, durmiente y amorfa. AL hacerlo, produce un pequeño llanto, tan suave que suena parecido al frufrú de la seda. Cuando es tocada, se siente como la pelusa de la piel de un melocotón. El Á Bao A Qu alcanza su destino en lo alto de la torre solo una vez en su vida eterna.
En la historia de Borges, el Á Bao A Qu vive en las escaleras de la Torre de la Victoria en Chitor, de la cual uno puede ver "el paisaje más encantador del mundo". El Á Bao A Qu espera en el primer escalón a un hombre lo suficientemente valiente para intentar subirlo. Hasta ese momento, permanece dormido, amorfo y traslúcido, hasta que alguien pasa. Entonces, cuando un hombre empieza a subir, la criatura se despierta y le sigue de cerca. Conforme avanza más y más, se va haciendo más y más claro y colorido. Produce una luz azul que aumenta conforme asciende. Pero solo alcanza la perfección cuando el alguien alcanza la cima y alcanza el Nirvana, por lo que sus actos no producen ninguna sombra. Pero es raro que lo haga, porque no son perfectos. Cuando el Á Bao A Qu se da cuenta, se queda atrás perdiendo color y visibilidad, volviendo al principio, durmiente y amorfa. AL hacerlo, produce un pequeño llanto, tan suave que suena parecido al frufrú de la seda. Cuando es tocada, se siente como la pelusa de la piel de un melocotón. El Á Bao A Qu alcanza su destino en lo alto de la torre solo una vez en su vida eterna.
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