Cocinar es como besar. Esa amorosa premisa es parte del preámbulo del libro Los alimentos del deseo, en el que Maruja Dagnino formaliza esa relación que siempre ha existido entre la comida y el amor.
En todas las culturas, e
incluso en la mitología, la comida ha tenido que ver con el erotismo. Y
no tiene que ver solo con los alimentos afrodisíacos. La cocina es
embrujo, es amor y es placer que, irremediablemente, deriva en otros
placeres.
Maruja Dagnino, periodista y
cocinera, ha investigado la vinculación entre amantes y comida desde
hace más de diez años, con el fin de saciar su curiosidad apasionada
sobre ambos temas.
De allí derivó Los alimentos del deseo,
una edición de lujo realizada por Artesano Group y el grupo español
Turner, con seleccionadas imágenes a color, que refieren a obras
artísticas con referencias al erotismo culinario y a 23 alimentos cuya
potencialidad amorosa describe. Según la escritora y periodista
Jacqueline Goldberg, quien acompaña a Maruja en la promoción de la obra,
la describe como un “libro que está vivo”.
En un segundo segmento, Los
alimentos del deseo ofrece también recetas que involucran afectos, pues
son ofrecidas por cocineros que son amigos de la autora: Sumito Es
tévez, Montse Estruch, Tamara Rodríguez, Wendoly López y Betina
Montagne.
De los 23 alimentos cuyo
“corazón” disecciona, y después de mucho pensarlo, Maruja confiesa que
el que más le costó fue el pez globo que, a pesar de ser poco estético y
de consumo peligroso, también puede ser vinculado al amor.
“Si está mal preparado,
comer el pez globo puede matar, Así que, cuando lo comes, te entregas al
cocinero. Y esto es un emblema de lo amoroso porque el sexo es un
enfrentamiento permanente con la muerte”, relata.
En el otro extremo, el que
más le gustó fue el cordero, por cuya carne siempre ha sentido debilidad
y cuyas referencias son frecuentes en la religión y la mitología.
Además del pez globo y el
cordero, la autora encuentra la vena más amorosa de alimentos como el
azafrán, el cordero, la manzana, el coco, el vino, el cardamomo, la nuez
moscada... De alguno de ellos ofrecemos unas pinceladas, o un “picón”
como le gusta decir a la autora.
El cordero, ese macho cabrío. “Poseidón
convirtió a Teófane en oveja y se convirtió él mismo en carnero para
poseerla y convirtió a los habitantes de la isla en la que ella se
hallaba huyendo de sus pretendientes, en rebaño (...)”.
La nuez moscada, venenosa
dulzura. “Originaria del archipiélago de Indonesia, esta misteriosa
especia tiene el poder de la felicidad y de la muerte (...)”.
“No habría de extrañarnos
entonces que con este exceso de infusión de nuez moscada, los encuentros
amorosos entre Rimbaud y Verlaine fuesen tan prolijos”.
La canela, rica en la cama. “Imaginemos
el arrebatado amor de la reina de Saba por Salomón, al punto de haber
abandonado sus votos de castidad luego de conocerlo, presentándole la
canela a este hombre prolijo en palabras”.
“Era bien conocido que hacia
1485 a.C. que con la canela los egipcios preparaban perfumes muy
aromáticos para la hechicería y los ritos de la carne”.
El hidromiel, las mieles de tu boca. “Es
recurrente el uso de la miel contra la fatiga causada por los excesos
sexuales, sobre todo combinada con cacao. Si se agrega menta a este
binomio, se dice que es eficaz contra la frigidez. Mezclada con
jengibre, hará de cualquier hombre un macho cabrío”.
El cacao, adictivo como el amor. “Madame
du Barry, según se dice, servía a todos sus amantes chocolate antes de
la refriega amorosa, y Moctezuma, el emperador azteca, tomaba unas diez
tazas de cacao antes de yacer con sus concubinas, lo cual nos deja ver
que es bueno para elevar el vigor de los hombres”.
El curry, para amantes olvidadizos.
“Ya en un tratado de cocina del siglo I, Apicio decía que el sésamo
produce reacciones eróticas (...). El aroma del ajonjolí es voluptuoso y
su sabor no menos apetecible”.
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