Aunque actualmente a nivel popular ambas criaturas no se diferencien, sí se diferenciaban en su momento y por lo tanto aquí hablaremos de ellos de forma diferenciada como corresponde, sobre todo porque cada uno cumple una función distinta. Por lo tanto no debemos confundir a las mouras con la raza mítica de los mouros, ni pensar que éstos son sus acompañantes masculinos, aunque en algunos relatos se suelen mezclar a los unos con las otras por la sencilla razón de que sus apariciones también tienen lugar en los mismos territorios: en los castros y en los túmulos.
Los mouros básicamente, pertenecerían a una raza de seres ancestrales (con manifestaciones actuales), mientras que las mouras pertenecen al llamado mundo de los elementales o espíritus de la naturaleza. En los mouros prima más el aspecto colectivo, de raza, mientras que en las mouras lo que predomina es la individualidad y lo sobrenatural.
Dicho esto, ¡empecemos a hablar de los mouros!
Mouros
Sobre los mouros empezó a escribir Vicente Risco en Os mouros encantados en la Revista Nós (1927) y también existen referencias a ellos en trabajos llevados a cabo por catalogadores de los castros gallegos, de monumentos del pasado o de ciertos espacios de especial significación local.¿Qué o quiénes son?
Los mouros son, según las leyendas, “los constructores de los castros, túmulos castillos, petroglifos, rocas, cuevas, etc. Son un pueblo mágico, hoy escondido bajo tierra. A nuestro parecer, son los antiguos habitantes de Galicia, transformados y encantados” (González Reigosa, 2008:171,172). Durante el transcurso del tiempo, la palabra mouro pasó a ser usada como “otro”, “extraño”, “antiguo”, para hablar de cualquier cosa o hecho del pasado que no se podía explicar por otra vía.
En muchas de las historias que podemos leer sobre ellos se les atribuyen cualidades que se contraponen a los labradores, esto era la mayoría de la población gallega hasta bien entrado el siglo XX. En ellas se les describe con una vida poderosa y regalada que es todo lo contrario a lo que era la vida en Galicia.
Es curioso que la cultura popular diese como constructores de los castros a los mouros, “y en mucha menor medida, a romanos, franceses o carlistas, no apareciendo ninguna mención a los galaico-romanos, que son los verdaderos constructores/habitantes de estos poblados. Vicente Risco explicó hace años este fenómeno y para ello acudió a la “teoría de las transposiciones” de Rosières. Según esta teoría, los viejos “héroes” son frecuentemente olvidados en la memoria popular y substituidos por otros más recientes”. Si nos fijamos en las las piedras (monumentos) existentes en la Costa da Morte se puede ver que muchos de ellos tienen la palabra “mouro” en el mismo nombre: Pedra moura de Aldemunde (Carballo. IV-III milenio a.C.), A Fornerlla dos Mouros de Aprazaduiro (Laxe. 2500-2000 a.C.), A Pedra Moura de Monte Carnio (Vimianzo. IV-III milenio a.C.) y un largo etcétera.
Mouros en el resto del mundo
Como pasa siempre y es algo que me fascina, casi todos los seres de nuestra cultura tienen conexión con las culturas célticas o del norte de Europa. Aquí os dejo algunos ejemplos: los mouros son comparables con los Pictos escoceses, con los Daoine Sidhe, los Tuatha de Dannan y Fennianos irlandeses, con los Twlwith Teg galeses, los Korred bretones, los Spriggans córnicos, los Sleigh Beggey de Man, los Thusser noruegos, los Maanväki fineses… Al igual que la mayoría de estos personajes, los mouros viven asociados a algún monumento megalítico, conocen donde están escondidos todos los tesoros, y a muchos de ellos también se les asocia la propia construcción del monumento.
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