viernes, 7 de agosto de 2015

Escalofriantes leyendas mexicanas

1. El Baca

El Baca es uno de los demonios más famosos en la cultura mexicana, esta criatura se disfraza de sombra y asusta, ataca y hasta asesina a quienes osen entrar a la propiedad que está protegiendo. Los hacendados o dueños de fincas tienden a hacer pactos con el demonio para que el Baca proteja sus tierras de cualquier invasor.
 
Así, todas las noches se escuchan ruidos infernales y nadie que quiera permanecer con vida puede pasar cerca del terreno que protege el Baca, ya que éste lo atacará sin piedad aunque la persona no tenga intención de entrar en la finca.

2. El carro de las brujas

En la carretera que une el Distrito Federal con Cuernavaca algunos desafortunados han visto el carro de las brujas. Este carro color rojo es manejado por un grupo de hermosas mujeres que invitan y seducen al hombre a subir junto a ellas.
Si un hombre no resiste la tentación y acepta acompañar a las hermosas brujas estará escribiendo su triste final. Dice la leyenda que el cuerpo sin vida del hombre aparecerá días después con signos de haber sido torturado y utilizado para algún ritual satánico.

3. La penitente

Cuenta la leyenda que esta anciana suele montarse en los autos de incautos taxistas para expiar todos sus pecados. Se dice que una señora mayor se sube a un taxi y le indica al chofer realizar un intrincado recorrido por las calles de la ciudad en busca de las principales Iglesias.
En cada Iglesia la mujer se baja del vehículo y luego vuelve a ingresar con los ojos llenos de lagrimas y diciendo una oración. Finalmente llegan a la casa de la anciana, ésta se baja para buscar el dinero, al tardar, el taxista molesto toca la puerta del sitio y descubre con sorpresa que la persona que describe murió hace varios años. Con terror acepta que a quien llevó todo el tiempo en el asiento trasero era el espíritu de la penitente.

4. El charro negro

En los pueblos del sur de México ronda montada a caballo un alma en pena: el Charro Negro. Este vaga por los oscuros pasos y carreteras, deseoso de cruzarse con algún despistado viajero ante el cuál aparecerse.
 
Muchos aseguran que el Charro Negro, tras aparecerse, tiene un actitud amistosa, confiada. Se ofrece a acompañar al viajero durante su camino, eso siempre y cuando no haya alguna Iglesia en su recorrido, en este caso el Charro se despide con cortesía y desaparece en la oscuridad. Otras versiones algo más siniestras de esta leyenda relatan que el Charro Negro invita al viajero a subir a la grupa de su a su caballo. Si acepta, el caballo empieza a galopar con y no se vuelve a saber del viajero nunca más.

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