Las arañas, con sus más de 42 mil especies conocidas fueron veneradas y casi tan importantes como los gatos o los escarabajos para las civilizaciones antiguas, pues en la mayoría de los casos se creía que eran responsables de la creación y la fertilidad.
Pisaron la tierra por vez primera hace aproximadamente 350 millones de años, así que no es de extrañar que los primeros humanos convivieran desde épocas remotas con ellas y más tarde comenzaran a venerar y a incluir a las arañas en la mitología de los distintos pueblos alrededor del mundo.
Por ejemplo, los monumentos megalíticos en el monte ombligo (Göbekli Tepe), en Turquía, son las representaciones más antiguas de las que se tiene conocimiento y datan de hace cerca de 11 mil años. En España también se han encontrado dibujos con una antigüedad de más de 6 mil años que representa a una araña comiendo moscas, aunque algunos discrepan y aseguran que realmente se trata una colmena de abejas.
Para los antiguos sumerios la araña era también una figura importante, con ella se representaba nada más y nada menos que a Innana, Gran Madre y Diosa de la Fertilidad; entre las escasas imágenes de esta época, destacan precisamente un sello procedente de Uruk (alrededor de 3000 a.C.) en el que se pueden ver dos mujeres que veneran a una gran araña en el centro; también encontramos un sello real de aproximadamente el 3300 a. C. en el que dos escorpiones (también arácnidos) rodean a Innana; por último, en una cerámica sumeria del año 5000 a.C se pueden ver a cuatro mujeres rodeadas de 8 escorpiones.
Y si para algunas civilizaciones las arañas representaban la creación y la fertilidad, para otras era lo contrario; en el México prehispánico, por ejemplo, también es posible encontrar a las arañas en la mitología de los antiguos aztecas donde las arañas, los ciempiés y las serpientes eran seres del inframundo, relacionadas directamente con el señor de los muertos. Las arañas eran tan importantes para los aztecas que se decía incluso que Quetzalcóatl, uno de sus dioses principales, utilizó una tela de araña para bajar al inframundo a robar los huesos de los antepasados al dios Mictlantecuhtli, asociado, como ya lo hemos mencionado, con las arañas.
En el norte del mismo continente donde se establecieron los antiguos aztecas, existía una tribu conocida como hopi quienes contaban la leyenda de una Mujer Araña que reinaba y controlaba la magia del Abajo y creó con barro los primeros seres de la tierra, mientras que Tawa, el dios del Sol cantaba la primer canción mágica. Estos primeros seres sólo pudieron estar vivos hasta que la Mujer Araña los abrazó y les cantó también la canción mágica. Por su parte, el dios del sol de las antiguas poblaciones que vivían a orillas del Misissippi era representado con una cruz en el dorso de una araña; entre los indios navajos, la población indígena más numerosa en los Estados Unidos, se creía que una mujer araña fue quien engendró a los humanos y les enseñó el arte del tejido, de hecho, en sus tejidos se representa a esta mujer araña acompañada por sus gemelos.
En la mitología griega tampoco pueden faltar las arañas. Atenea, diosa de la guerra, castigó a la soberbia de la hilandera Aracné. Todo comenzó cuando Aracné aseguró ser capaz de vencer a Atenea en el arte de la hilandería, ésta aceptó el reto y tejió la historia de su victoria sobre Poseidón; Aracné, por su parte, bordó escenas de las 22 infidelidades de los dioses; lo que enfureció a la diosa e hizo que la segunda se sintiera avergonzada y se ahorcara; sin embargo, no contaba con que Atenea no perdonaría el insulto y en castigo la convertiría con extracto de Aconium en una araña condenada a hilar y tejer eternamente, al igual que todos sus hijos.
En el antiguo Egipto, donde se puede pensar que sólo había cabida para el escarabajo y el gato, vemos que también la araña tuvo un papel importante en la mitología y con ella se representaba a Neith, la Diosa Madre de todos los dioses, inventora del tejido y patrona de la hilandería; por si esto no fuera suficiente, Neith era también la guardiana de los canopes, los vasos donde se colocaban los órganos de los faraones momificados.
Estas son algunas de las representaciones más significativas de las arañas en la mitología; sin embargo, si buscamos más detenidamente, encontraremos en casi cualquier cultura finas alusiones a estos animales, lo que es una clara prueba de la importancia y veneración que se tenía por los arácnidos
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