Uno de los 8 sabbats o fiestas sagradas, celebradas hoy en día por neopaganos o wiccanos, nace de las festividades sagradas celtas del equinoccio de otoño.
Mabon era la fiesta sagrada celebrada en el equinoccio de otoño, celebrando la cosecha y la vida; en la que se agradecía a los dioses por los frutos del año y se los compartía en un gran banquete donde asistían todos, desde el humilde labriego hasta el gran archidruida; para compartir juntos el fruto de su trabajo, de esta forma aseguraban el favor de los dioses para que el invierno no sea largo y la primavera llegue cargada de vida.
Mabon la fiesta de la abundancia
La festividad del banquete, conocida también como la festividad de agradecimiento, se celebra desde el 21 hasta el 23 de septiembre, este último día coincide con el equinoccio de otoño que marca el día, junto al equinoccio de primavera, en el cual la noche y el día tienen la misma duración; se cree que en esta época el dios está preparándose para morir en Samhain, regresar al vientre de la diosa y renacer en Yule.
En esta época se cosecha todos los frutos que han crecido a lo largo del verano y otoño, para asegurar la vida en la época invernal; Mabon es el segundo de las tres festividades de la cosecha precedido por Lammas, festividad en la que se celebran los matrimonios y Samhain sabbat que marca el fin del año celta.
La celebración de Mabon es sobre todo una gran fiesta y un inmenso banquete, en el que todos comparten y agradecen a los dioses por la abundancia y la prosperidad y además ruegan para obtener la misma prosperidad el próximo año.
Equinoccio de otoño, celebración celta
No existen indicios concretos del verdadero nombre de la festividad del equinoccio de otoño en la cultura celta, en la cultura anglosajona se lo llamaba haleg-monath que quiere decir mes sagrado; a partir de los años 70, en los que el nombre de Mabon se popularizó entre las creencias neopaganas, este nombre deviene de "Mabon ap Modron", un personaje de la mitología ancestral de Gales; el término Gales fue acuñado por Aidan Kelly para propósitos de estudios religiosos.
Dentro de algunas corrientes wiccas neodruídicas la festividad del equinoccio de otoño es conocido con el nombre de Alban Elfed; término inventado por el ocultista gardneriano, Lolo Morganwg.
En un principio, en la cultura celta, la festividad del equinoccio de otoño representaba un periodo de gran alegría y agradecimiento.
El término Mabon, al hacer referencia a un nombre masculino y no tener bases reales del druidismo de los celtas de Gales, es poco apreciado por los neopaganos de Gran Bretaña, este término es más utilizado en América para denominar a la celebración de otoño.
La fiesta de otoño y el druidismo
Junto al equinoccio de primavera y los solsticios de verano e invierno; la celebración del equinoccio de primavera en el mundo antiguo celta gozaban de ser cuatro de las ocho celebraciones celtas más importantes; fechas en las cuales los druidas se relacionaban estrechamente y dirigían ritos para estas fechas, algunas escuelas muy herméticas del druismo, que buscaban sabiduría apartados de las ciudades y vivían en los bosques, se acercaban a los pueblos únicamente para estas celebraciones en los que oficiaban algunos de los ritos más importantes.
Los druidas, sobre todo los sacerdotes, se encargaban de presidir las festividades y organizar los ritos sagrados; ya que ellos eran, además de líderes espirituales, jefes políticos y estrategas militares. Por otra parte los bardos y los curanderos se dedicaban a asuntos no tan públicos y de cierta forma un poco más cercana al pueblo.
La fiesta del agradecimiento
Entre los eventos realizados en la fiesta sagrada de otoño, se realizaba ofrendas a los príncipes dioses de la abundancia, como Brigit, Dagda y Lugh; además de grandes ceremonias religiosas y sobre todo un inmenso banquete en los tres días que duraba la celebración.
La celebración de la cosecha no era tan espiritual como otras celebraciones druídicas como Yule, consistía principalmente en una gran fiesta donde la comida y la bebida eran imprescindibles.
Entre los eventos realizados en la fiesta sagrada de otoño, se realizaba ofrendas a los príncipes dioses de la abundancia, como Brigit, Dagda y Lugh; además de grandes ceremonias religiosas y sobre todo un inmenso banquete en los tres días que duraba la celebración.
La celebración de la cosecha no era tan espiritual como otras celebraciones druídicas como Yule, consistía principalmente en una gran fiesta donde la comida y la bebida eran imprescindibles.
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