En la tradición islandesa, los Huldufólk, palabra que significa la gente oculta,
son seres similares a elfos y hadas. También se dice de estas criaturas
que se parecen mucho a los seres humanos, y que viven en diminutas
casas que se construyen en las rocas. Aunque los Huldufólk habitualmente
se esconden de la gente y procuran no ser descubiertos, hay seres
humanos lo suficientemente privilegiados como para haberles visto. Se
cuentan muchas historias de encuentros entre personas y Huldufólk en
Islandia. Es interesante observar también que muchos islandeses creen
aún a día de hoy en la existencia de estas mágicas criaturas.
Historias de los Huldufólk
Hay al menos dos relatos que aportan una posible
explicación a la existencia de los Huldufólk. Ambas historias se
presentan bajo una apariencia cristiana. En la primera de ellas, el
origen de los Huldufólk se remonta a la época anterior a la caída del
hombre. La historia se desarrolla en el Jardín del Edén, en el que Dios
acude a visitar cierto día a Adán y Eva y les solicita poder conocer a
sus hijos.
En aquel momento Eva les estaba bañando, pero aún no había
terminado de hacerlo. Avergonzada como se sentía de que Dios viera a los
que todavía estaban sucios, los escondió, enseñándole solo los que ya
estaban limpios. Dios preguntó entonces a Eva si tenía más hijos que Él
aún no conociera, a lo que Eva respondió que no. No obstante, al ser
Dios omnisciente, sabía lo que estaba ocurriendo, y decretó que aquellos
niños que Eva le había ocultado permanecieran también ocultos a los
ojos de los hombres. De este modo, los ‘hijos sucios’ de Eva se
convirtieron en los primeros Huldufólk.
El Jardín del Edén. (Public Domain)
La segunda historia nos habla de un viajero que, tras
haberse perdido, llega a una granja cierta noche. El viajero llama a la
puerta y le da la bienvenida una mujer anciana, que le invita a pasar.
La mujer le sirve la cena y le presenta a sus hijas.
A continuación le ofrece al viajero una cama para pasar la
noche, y éste pregunta a la anciana si alguna de sus hijas podría
hacerle compañía, petición a la que accede su anfitriona. Ya en la cama,
el viajero intenta abrazar a la joven, pero al hacerlo sus manos pasan a
través de ella.
El viajero pregunta entonces qué es lo que ocurre y la
joven le cuenta la historia de los Huldufólk. En este relato, los
Huldufólk surgieron tras rebelarse Lucifer en el Reino de los Cielos,
siendo los seres que ni apoyaron ni se opusieron al Diablo y sus ángeles
caídos. A consecuencia de su neutralidad, los Huldufólk fueron
arrastrados hasta la Tierra y se vieron obligados a vivir en rocas y
colinas.
Grabado en el que se observa a un hombre saltando al
vacío en un precipicio mientras persigue a una mujer de raza élfica.
Ilustración de la leyenda islandesa de Hildur, reina de los Elfos. (Public Domain)
Para muchos islandeses, los Huldufólk no son simplemente
personajes de ficción pertenecientes a la rica mitología de su país. El
pueblo islandés parece creer fervientemente en la existencia de estas
mágicas criaturas. Hay incluso quien afirma ser capaz de ver a los
Huldufólk y comunicarse con ellos.
Es más, hay también recorridos turísticos operando en la
isla en los que se visitan los lugares en los que supuestamente habitan
(o han sido vistos) los Huldufólk. Esto ocurre especialmente en
Hafnarfjörður, considerada la ‘capital élfica’ de Islandia.
La destrucción del hábitat de los Huldufólk
Aparte de esto, también se cree que la alteración del medio
ambiente por parte del ser humano puede potencialmente ejercer un
efecto negativo sobre la vida de los Huldufólk, y que deben detenerse
los eventuales proyectos de construcción susceptibles de ocasionarles
molestias.
Un ejemplo de ello es la nueva autopista que está previsto que una la península de Alftanes con Garðabær,
un suburbio de Reykjavik. Según quienes se oponen al proyecto, la
autopista atravesaría un lugar en el que habitan los Huldufólk. Más
grave aún sería la inevitable destrucción, en caso de que el proyecto
siguiera adelante, de una importante ‘iglesia élfica’, una escarpada
roca de unos 3,7 metros de altura.
Álfhóll, en Kópavogur. La carretera se estrecha para proteger a los elfos que se cree que viven en estas rocas. (CC BY-SA 2.0 DE)
Finalmente, la cuestión se resolvió gracias a una vidente
que afirmaba que podía comunicarse con los Huldufólk. La vidente medió
entre los Huldufólk y los constructores de la autopista, y se llegó a un
acuerdo entre ambas partes.
Parece que los Huldufólk accedieron a permitir que el
proyecto continuara siempre que la ‘iglesia élfica’ fuera cuidadosamente
trasladada a un nuevo emplazamiento. Éste es un ejemplo de un conflicto
entre elfos y humanos en el que se alcanza una solución pacífica. Sin
embargo, se cuentan también historias en las que los Huldufólk se han
vengado de la destrucción de sus hogares provocando desgracias, como por
ejemplo averías en la maquinaria y accidentes en el lugar en el que se
están realizando las obras.
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