Sugar, o Sugaar, es descrito como una
gran serpiente o como un dragón que posee la habilidad de volar y la
facultad de poder transformarse en hombre.
También llamado”culebro”. Se dice que
este númen o ser mitológico cruzaba el cielo como una figura de fuego
(igual que su “pareja” la Diosa Mari). La creencias popular decía que
debido a sus encuentros, los viernes de todas las semanas, se les
responsabilizaba de las grandes tormentas que en esos días sacudían todo
el territorio.
Las leyendas también narran que, en
Ataun, se podía ver a Sugaar surcando el firmamento en forma de hoz o
media luna de fuego, y que esto era también presagio de tormentas y
tempestades. También se cuenta que una de sus labores es la de castigar a
quienes desobedecen a sus padres o han sido malditos por ellos. Por
ello, está considerado como una figura negativa, llegándose a compararle
con el mismísimo diablo en algunos lugares.
Como muchos otros númenes vascos, Sugaar
también habita en distintas cuevas conectadas por túneles entre si.
Algunas de estas se cree que son la de Uztei (en el monte Balerdi, en
Betelu) otra en la sima de Agamenda, y Sugartzulo de Kuutzegorri , en
Ataún (Guipúzcoa).
Sugar en conocido con distintos nombres
por toda la geografía vasca. Así, en Arrate es conocido como Sugoi, y
como Maju o Majue en Azkoitia. En Betelu es conocido con el nombre de
Suarra.
Generalmente vivía en el subsuelo, y
usaba conductos subterráneos para llegar a otras cuevas: Uztei (en el
monte Balerdi) otra en la sima de Agamenda y Sugartzulo de Kuutzegorri
en Ataún por citar algunas.
La serpiente Sugaar fue observada en la
cosmogonía brujeril del pueblo vasco y el Akelarre se reunía los Viernes
precisamente por la unión entre Sugaar y Mari. Era descrita como una
serpiente enorme, que espantaba al solo verla y la que se movía a una
gran velocidad sobre el cielo y en su mundo subterráneo. Algunos
estudiosos piensan que se trata de el lado “masculino” de la Diosa Mari.
En el valle de Arratia (Bizkaia) existen unas pocas leyendas que
afirman que a veces Sugaar se ha mostrado en forma humana, incluso para
interactuar con lugareños.
Dice en Sorginkova : AR (de Sugaar) es el
principio masculino animal en el idioma del Euskera, mientras Sugaar se
traduce como “Lengua de Fuego”. El análisis del nombre Sugaar nos
desvela la llama de un fuego (¿sacro?) que actúa como potenciador de un
principio indudablemente masculino de corte salvaje y primitivo, un
poder que en cierto modo es de carácter sexual y fecundador.
Esto es bastante llamativo teniendo en
cuenta que en las leyendas, como ya hemos visto, Sugaar tiene una unión
de indudable tinte sexual con Mari los viernes provocando una tempestad y
furiosa lluvia, mientras que a su vez, el fenómeno de la propia lluvia
es mitológicamente representado como el semen del Cielo (Ortzi)
fecundado el vientre de Amalur. Por razones más que obvias, la
supervivencia pagana reflejada en la Sorginkeria (Brujería Vasca)
observó atentamente estos días y los subrayó con singular importancia.”
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