Isis-Weret-Hekau
En un texto antiguo se lee de boca del dios Ra:
“Yo cedí el heka a la humanidad en orden para que puedan protegerse contra lo
que podría pasar”.
Algo parecido se lee en las Instrucciones del faraón Menikare de la VIII
dinastía: “Un dios dio la magia a los hombres para ayudarlos a defenderse”.
Con el mismo nombre pero con dos grafías distintas se encuentran en el Antiguo Egipto
dos conceptos distintos: un cetro y la personificación de la magia.
EL CETRO HEKA
Era un antiguo cayado de pastor, que más tarde pasó a ser un símbolo del dios Andyeti, deidad de de Busiris y Abidos. Cuando Andyeti se fusionó con Osiris, el cayado pasó a formar parte de la iconografía de este dios, permaneciendo a lo largo de toda la historia faraónica. Se encuentra presente en las pinturas de la tumba 100 de Hierakómpolis datada a finales Predinástico tardío.
En egipcio “palabra” se dice “medet” término ligado a “medou” o “bastón”; lo que nos
da la noción
de que las palabras son bastones en los que nos apoyamos a fin de
progresar en el camino de la vida.
La palabra no sólo transmite “lo que el corazón ha
pensado” sino también construye la realidad deseada;
contiene akh (Ax), término
que significa “útil” y “luminoso”, puesto que el verbo consiste en vibración luminosa
que les da a los hombres un poder útil y maravilloso y los guía al conocimiento si ese
poder es usado adecuadamente.
HEKA LA MAGIA
Es la personificación del poder mágico del Sol, es decir, de la magia. Fue considerado el Gran Ka de Ra.
Como concepto, heka es la fuerza energética de origen mágico del dios Ra; era uno de
sus “poderes” personales.
La diosa Isis obtuvo este poder de Ra, tendiéndole una trampa al dios , obligándole a
revelar su verdadero ren (rn) o “nombre secreto“.
Isis-Weret-Hekau amamantando al faraón Tutankhamón.
Así, ella consiguió convertirse en la
Gran Maga y se le dio en nombre de Weret-Heka (wrt HkA), “la Grande de la Magia”.
Isis le traspasó este poder a su hijo Horus por lo que se los conoce a los tres como
“Amos del heka”.
El dios Heka en el templo de Esna, Egipto.
Debido a su gran poder, los Textos de las Pirámides indican que Heka era temido por los propios dioses,
y se decía que acompañaba al dios sol en su barca y que protegía al dios.
Heka (hk3) en jeroglífico |
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Sin embargo, en la Baja Época, Heka fue venerado con la forma de un niño –igual que muchas
otras divinidades masculinas– y, así aparece en numerosas imágenes acompañando a diversas parejas divinas como su hijo.
Cuando el mago alcanza a conocer los secretos de la magia de Heka la fuerza de ese poder
llegará incluso a impregnar su propia materia, su cuerpo.
Sacerdote egipcio, Museo de Turín.
Conscientes de ello los sacerdotes egipcios no dudarán en comer
fragmentos de textos mágicos, deseosos de que su ser absorba esos conocimientos.
Ese es el sentido que debe atribuirse al denominado “Himno Caníbal” de
los “Textos de las Pirámides”, en el que el faraón Unas es reflejado cuando devora
el Heka de las divinidades:
“Unas es un dios, el más antiguo de los Antiguos.
Le sirven millares, le hacen ofrendas centenares ….
ha quebrado vértebras y espinazos,
se ha apoderado de los corazones de los dioses.
Se ha comido la (Corona) Roja, ha engullido la Verde.
Unas se alimenta de los pulmones de los Sabios,
y queda saciado viviendo de sus corazones y su magia…”
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