Minta era una hermosa y temperamental ninfa que habitaba el
inframundo como concubina de Hades. Cuando el rey de los infiernos raptó
a Perséfone para convertirla en su legítima esposa, los celos se
apoderaron de ella. Despachada, comenzó a lanzar gritos y amenazas,
haciendo saber a quien quisiera escucharla que ella era más bella que
Perséfone, que reconquistaría a su amante y expulsaría a la intrusa del
palacio de Hades. Pero sus amenazas resultaron estériles.En éste punto
el mito se divide en dos partes: por un lado se dice que Perséfone,
indignada por el atrevimiento de la ninfa, la desmembró y que Hades,
compasivo, la transformó en una planta odorífera. La otra versión nos
cuenta que fue Demeter, madre de Perséfone, encolerizada por la
insolencia de la ninfa, la aplastó y la pateó con su sandalias,
pulverizándola.
Minta resurgió entonces como planta y Demeter, presa del odio, la condenó a la esterilidad.
La bella ninfa Aminta, la manta exigente, había quedado reducida a
una triste planta, una planta que produce un olor embriagante y que su
ingesta despierta la líbido, incitando a los placeres amorosos. Tanto es
así, que en época de guerra, los soldados romanos tenían prohibido su
consumo.
Una diosa de cabello carmesí, el rostro más hermoso que habían visto en Grecia, hija de Zeus y amante de la pasión. Un nombre. Helena.
Helena de Troya sobresalía desde niña, era muy
hermosa, su belleza era muy conocida en toda la región, tanta era la
atracción que generaba en los hombres que Teseo la raptó.
Según la mitología, Helena era hija del dios
Zeus y su madre era Leda, aunque otras fuentes narran su nacimiento como
una atribución a Némesis, que para evitar a Zeus, se transformó en una
oca, pero el dios tomó la forma de un cisne para unirse a ella en un
encuentro fecundo. Tras el encuentro, Zeus viajó a Esparta y depositó el
huevo fecundado en Leda, quien a la vez se embarazó de dos gemelos,
Cástor y Pólux de Tindaro, quien fungió como padre de todos. Entonces,
el nacimiento de los gemelos sucedió al mismo tiempo que el de Helena.
Teseo, atraído por su inigualable belleza la capturó para hacerla suya y sodomizarla, unos días más tarde, los hermanos de Helena tuvieron que ir a rescatarla y la devolvieron a sus padres.
Cuando Helena alcanzó la edad para desposarse,
Tindaro, su padre, estaba muy confiado en que algo bueno saldría de la
avalancha de pretendientes que la joven tenía; pero siguiendo un consejo
de Odisea, propuso que los hombres se disputaran el amor de su hija, el
que sobreviviera de las afrentas resultaría el elegido, así Helena se casó con Menelao.
Mientras Helena estaba casada con Menelao, Paris,
el heredero menor de la casa de Troya, había tenido que intervenir en
un pleito entre las diosas Atenea, Afrodita y Hera, se debía decidir
quién era la más hermosa. Para ganar la atención del joven, cada una de
las diosas trataba de manipularlo ofreciéndole bienes y fama. Atenea le
ofreció la prudencia y victoria en todas sus batallas: Hera le ofreció
Asia y Afrodita el amor de Helena. Paris premió con una manzana de oro la hermosura de Afrodita.
Para buscar su “premio”, Paris se embarcó hacia Esparta y mientras Menelao estaba ausente por haber partido al funeral de Carteo, robó a Helena y se la llevó a Troya. Cuando Menelao supo de esta afrenta le declaró la guerra a Troya.
De acuerdo con los relatos de Herodoto, los vientos
en el mar hicieron que la nave de la pareja hiciera una escala en Egipto
donde fueron recibidos por el rey Proteo que no sabía para ese momento
lo que ocurrió en Esparta. A pesar de lo que se dice en algunas fuentes,
Heroto cree que este monarca retuvo a Helena hasta que Paris regresara por ella tras la guerra de Troya.
Así Esparta y Troya fueron a la guerra. Por siete
años, los griegos sitiaron Troya. Las tropas griegas saquearon varias
ciudades cercanas y se mantuvieron así hasta que idearon la construcción
de un caballo de madera hueco, en el que se metieron hasta que
los troyanos aceptaron meter el animal a su terreno, ahí los enemigos
saquearon y vencieron la guerra.
Algunas fuentes señalan que Helena regresó a manos de los griegos, otras que se reunió con Paris en Egipto y algunas más que ni Paris ni Helena regresaron jamás a Troya, sino unos impostores.
Algunos de los sobrevivientes de la guerra en Troya
llegaron a una nueva colonia donde 300 años más tarde se fundó el
Imperio Romano.
La Guerra de Troya al igual que la figura de Helena
forman parte de la mitología griega, y aunque algunos historiadores
creen que en efecto, la mujer existió, no se puede decir quién era ni si
el conflicto inició por su causa.
El misterio envuelve a estas mujeres tan bellamente
representadas y depositadas en las necrópolis o importantes tumbas
encontradas en nuestra península.
Las mujeres íberas fueron transmisoras de status y de prestigio.
La mujer íbera estaba bajo la autoridad paterna, primero bajo la del
padre y luego bajo la del marido, sin embargo la mujer era transmisora
de status y daba, por ella misma, prestigio al hombre, constatamos este
hecho en los matrimonios de Asdrúbal y de Anibal que se casaron con
princesas ibéricas. A pesar de la dependencia del padre y del marido, la
mujer íbera podía conservar, administrar y trasmitir su dote.
La mujer en el mundo ibérico contribuyó a crear y fortalecer vínculos
diplomáticos, el más conocido es el de la princesa íbera Himilce que se
casó con Anibal para sellar una alianza entre ambos pueblos, el íbero y
el cartaginés, contra Roma. La sociedad ibérica fue por lo tanto,
exógama al aceptar, incluso fomentar el matrimonio entre etnias
diferentes y monógama
No es demasiado lo que se conoce sobre la
mujer ibera. Sólo lo que se deduce del testimonio de la escultura y la
cerámica o de los textos del historiador griego Estrabón.
Estrabón dice de las iberos:
“… Las mujeres
trabajan la tierra y paren en el mismo campo, bajo un árbol y luego
siguen trabajando…”; “… El esposo es el que dota a la mujer y son la
hijas quienes heredan y eligen las esposas para sus hermanos…” Y añade: “… tales costumbres apuntan a una ginecocracia que no puede llamarse civilizada…”
La mayoría de las mujeres íberas trabajaban junto con el hombre en el
cuidado del campo y del ganado, como dice Estrabón “pare en el campo y
sigue trabajando” y en muchas ocasiones se hace cargo por completo del
campo, de los animales y de los hijos pues la sociedad íbera era muy
belicosa y eran frecuentes los enfrentamientos entre distintos pueblos
íberos por esta razón tenía un papel bastante reconocido aunque su
estatus era inferior al del hombre). Quizá, las frecuentes guerras
favorecen la importancia social de la mujer, que vela por la familia y
el poblado mientras el hombre está combatiendo
El historiador romano Salustio nos dice que escogían a su esposo
entre los guerreros más destacados. Las mujeres eran empresarias,
decidían en la casa, llevaban el negocio, traspasaban su linaje a sus
descendientes y ocupaban todos los cargos del Gobierno en los llamados
“consejos de mujeres”.
La mujer está íntimamente relacionada con el mundo sobrenatural, de
lo mágico, de lo misterioso, de lo No racional. La situación de la mujer
ibera depende de su clase social. Si pertenece a la aristocracia del
poder y del dinero, goza de amplias prerrogativas, como se deduce de los
ajuares de sus tumbas, que compiten en riqueza con los de los hombres.
La mujer ibera aparece en las ceremonias religiosas en plano de igualdad
respecto al hombre (como se manifiesta en las pinturas de los vasos de
Liria), o incluso en un nivel superior, cuando representa a la diosa (la
Dama de Elche o la de Baza). Incluso es posible que el sacerdocio, esté
integrado principalmente por mujeres (como sugieren las damas oferentes
del Cerro de los Santos).
Entre los ibéros prevalecía el culto de las divinidades femeninas, de
carácter telúrico, aunque también rendían culto al sol y la luna. Los
iberos tenían una religión matriarcal, con una diosa única. La Madre, la
Dama (Ama), símbolo de la creación y de la fertilidad, omnipresente,
que lo tiene todo y a la que acuden constantemente en demanda, que
imprime en el alma humana un maravilloso código moral, que castiga las
infracciones, en vida, con remordimientos interiores y, tras la muerte,
con un juicio (“paso estrecho y dificultoso”) que, si se logra salvar,
conduce al “refugio de paz y bienestar” (bake on tei) junto a La Madre y
para siempre.
Entre los ibéros tenían gran
importancia la casta sacerdotal, en la que las mujeres, como se observa
en los túmulos funerarios, eran el vínculo de la vida y la muerte. Las
sacerdotisas gozaban de gran prestigio, ya que eran las que estaban en
continuo contacto con el mundo de los dioses, aunque también había
hombres que desarrollaban una tarea mística, prueba de ello son los
sacerdotes lusitanos, que leían el futuro en los intestinos de los
guerreros enemigos.
A pesar de la valoración positiva de la
mujer en el mundo íbero, ésta tiene una función sedentaria, protectora
de la familia y es el hombre el que se desplaza, el que encarna la
individualización y el poder tanto político como militar.
Las esculturas de damas iberas
“Damas” es el nombre que reciben las esculturas
funerarias aparecidas en diferentes necrópolis ibéricas. Las esculturas
iberas nos presentan prácticamente la única fuente para aproximarnos al
aspecto físico de sus gentes; ya que incineraban a sus muertos y no
tenemos cadáveres para su estudio antropológico.
Las figuras escultóricas que conocemos con el nombre de damas (nombre
que se viene dando a partir de la primera hallada en excavaciones, que
fue la Dama de Elche) pertenecen al arte íbero. Junto a las dos grandes
damas (Elche y Baza) de claro significado funerario, existe dentro de la
producción escultórica ibérica una gran cantidad de damas oferentes.
Todas las encontradas hasta el momento tienen una cavidad que se supone
para depositar las cenizas fúnebres o bien para confiar algún tipo de
ofrenda u objeto litúrgico.
Junto a las dos grandes damas (Elche y Baza) de claro significado
funerario, existe dentro de la producción escultórica ibérica una gran
cantidad de damas oferentes.
Ya sedentes o en pie, se caracterizan por portar un vaso o recipiente
entre sus manos, lo que ha hecho pensar a los arqueólogos en
sacerdotisas, aunque otros autores piensan en simples exvotos a los
dioses (de ser esta última hipótesis serían semejantes a las kores del
arcaismo griego).
Y es que precisamente en estas damas oferentes (mucho más numerosas
que las funerarias) en donde podemos constatar cómo el mundo íbero es
mucho más múltiple de lo que solemos pensar, una amalgama de tradiciones
muy distintas (desde el mundo tartésico y fenicio en el sur, el púnico y
el griego en la costa mediterránea, otras endógenas y locales, a veces
influidas por la cultura celta en las zonas centrales…)
Las esculturas de damas iberas están realizadas en piedra caliza y en
ellas se aprecian restos de policromía. Su estilo se caracteriza por
presentar similitudes con las esculturas griegas de comienzos del siglo V
a. de C. aún con ciertos rasgos de arcaísmo (acusada frontalidad y
rigidez). Portan lujosas vestiduras, tocados complicados y joyas
recargadas y ostentosas en las que la influencia fenicia aparece
claramente. Ninguna de ellas se puede tomar como un ejemplo aislado. Son
un buen ejemplo del arte íbero con influencias del Mediterráneo
oriental y del mundo griego.
La gran dama oferente del Cerro de los Santos, aparece enjoyada con
tres collares diferentes, el tercero con anforillas como las que lleva
la Dama de Baza y la de Torres, la misma dovela que la Dama de Elche y
todas con las tres túnicas. Ya sedentes o en pie, se caracterizan por
portar un vaso o recipiente entre sus manos, lo que ha hecho pensar a
los arqueólogos en sacerdotisas, aunque otros autores piensan en simples
exvotos a los dioses (de ser esta última hipótesis serían semejantes a
las kores del arcaismo griego).
Los tejidos utilizados en la confección de la indumentaria ibera eran
la lana y el lino, habiéndose distinguido en La Albufereta diversos
tipos de tejidos, entre los que destacan unos tejidos gruesos de
contextura como de lanilla actual y lienzos finos similares al hilo
posiblemente para fabricar la ropa interior.
Para los colores, si tenemos que hacer caso de la pintura de las
estatuas, se utilizaba el rojo púrpura para los mantos masculinos y el
azul cobalto y la combinación de varios colores en las mujeres. Es
probable que el ajedrezado que aparece en algunos mantos como el de la
Dama de Baza se deba a que están realizados con fibras previamente
teñidas. El velo, el manto y la túnica forman son los tres elementos del traje femenino ibero.
El velo a veces se confunde con el manto, aunque el
triangular que cubre la parte posterior de la cabeza y llega hasta los
hombros es inconfundible. Hay, además, un velo propio de las
“sacerdotisas” que va sobre la mitra o la peineta y llega hasta los
muslos.
El manto es la última
pieza de la vestimenta. Consiste en una pesada prenda que cubre los
hombros, la espalda y los brazos de la figura. Es la prenda que envuelve
toda la figura llegando hasta los pies, que aparece sobre todo en las
estatuas de piedra. Se clasifican los mantos en rectangulares, semicirculares y con mangas.
Los rectangulares se separan según su tamaño y su forma de sujeción.
Los semicirculares se distinguen en abiertos y cerrados.
La tunica. Se distinguen también hasta cuatro tipos de túnica,
traje de mangas cortas que cubre toda la figura hasta los tobillos,
atendiendo a la forma de terminar la prenda. Aunque tienen parecidos con
prendas similares de la cuenca del Mediterráneo, su origen parece
local.
Las sacerdotisas eran quizás las que más adornos tenían.
De ellas vienen la mantilla y la peineta, con la que se solían cubrir
la cabeza y el cuerpo, un ejemplo de ello es la Dama de Elche, y los
moños que hoy se pueden ver en Castellón y Valencia. El tocado de la
cabeza de las damas iberas es muy complicado, como puede verse por la de
Elche o la menos compleja de Baza. Las iberas usaban peinetas,
diademas y mitras, altas o bajas, que, aun pudiendo ser un producto
autóctono, estarían inspiradas en modelos greco-orientales.
Los amuletos y los símbolos de protección
están muy presentes en el mundo íbero como pueden ser collares o
campanillas, para auyentar el “mal de ojo”, en nuestra sociedad, en
sociedades rurales, se sigue poniendo a los niños algunos objetos como
“la higa” o lazos que cumplirían esta función.
Hay, además, toda una serie de adornos
que servían para realzar la belleza de las mujeres iberas, destacando
entre ellos los variados collares de las grandes Damas (Elche, Baza y El
Cerro de los Santos) y los también abundantes de los bronces y
terracotas. También son frecuentes los cinturones, pendientes,
brazaletes y pulseras.”Artemidoro de Éfeso”, hombre de Estado que viajó
por las costas de Iberia alrededor del año 100 a. C., describe a la
mujer íbera en un texto que ha llegado hasta nuestros días, y en el que
puede reconocerse muy bien la descripción de la Dama de Elche, tal es el parecido:
Algunas mujeres ibéricas llevaban
collares de hierro y grandes armazones en la cabeza, sobre la que se
ponían el velo a manera de sombrilla, que les cubría el semblante. Pero
otras mujeres se colocaban un pequeño tympanon alrededor del cuello que
cerraban fuertemente en la nuca y la cabeza hasta las orejas y se
doblaba hacia arriba, al lado y detrás.
“(…) en algunos lugares llevan collares de hierro con unos
ganchos doblados sobre la cabeza que avanza mucho por delante de la
frente. Cuando quieren, cuelgan el velo de esos ganchos para que les dé
sombra en el rostro. En otros lugares se colocan alrededor un disco
redondeado hacia la nuca, que ciñe la cabeza hasta las orejas y que se
despliega hacia arriba y hacia los lados. Otras se rapan la parte
delantera del cráneo para que brillen más la frente, otras se colocan
sobre la cabeza una columnilla de un pie de alto, trenzan alrededor del
cabello y luego lo cubren con un velo negro.”
Las damas se maquillaban, como se puede deducir de
los restos de policromía de algunas de las Damas, de los restos de
espejos y de los ungüentarios para perfumes y cremas. Posiblemente se
maquillaban el rosto de blanco, se coloren las mejillas y se marquen el
contorno de los ojos con negro de antimonio, como ya utilizaban otros
pueblos de la antigüedad. Las mujeres gustaban por los perfumes, que se
elaboraban con aceites y esencias y se guardaban en cerámicas de tipo
askos, omo evidencian los hallazgos en las necrópolis. La Dama de Elche quizá sea la más emblemática, de visible inspiración griega, cabeza a su vez de las consideradas tres grandes damas ibéricas junto a la Gran Dama Oferente (Montealegre del Castillo) y la Dama de Baza.
La Dama Oferente es una escultura ibérica del siglo III o II
a.C encontrada en un yacimiento arqueológico íbero situado en el
municipio de Montealegre del Castillo, provincia de Albacete (España).
Se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid
(España). Evidencia el papel de la mujer aristócrata en los ritos
religiosos de los iberos. La figura muestra la gran importancia de la
mujer en aspectos religiosos de la cultura ibérica . La riqueza del
traje indica una dama de la alta sociedad, que puede estar ofreciendo un
presente a la divinidad, o podría participar en un rito de iniciación.
La cercanía del yacimiento a varias fuentes de aguas minerales refuerza
el significado salutífero y de dedicación religiosa de la escultura.
La Dama de Elche, en el Museo Arqueológico Nacional de España (Madrid).
La Dama de Elche hallada
en La Alcudia, es una de las obras escultóricas más célebres del mundo.
Se descubrió el día 4 de agosto de 1897. Su identidad es un misterio,
pero se le atribuye un carácter tanto humano como divino. La expresión
del rostro de la hermosa mujer es de una gran paz, donde se percibe que
se encuentra en un momento de profundo pensamiento y reflexión.
Actualmente se interpreta como el retrato de una dama de la aristocracia
ibera, cuyos descendientes la habrían divinizado.
Es una escultura íbera en piedra caliza,
que se data entre los siglos V y IV a. C. Mide 56 cm de altura y pesa
65,08 kg. Esta escultura estuvo originalmente policromada y con los ojos
rellenos de pasta vítrea. Representa a una mujer de rasgos perfectos,
posiblemente idealizados y espléndidamente ataviada con ropajes y joyas.
Posee en su parte posterior una cavidad casi esférica de 18 cm de
diámetro y 16 cm de profundidad, que posiblemente servía para introducir
reliquias, objetos sagrados o cenizas como ofrendas a los difuntos.
Otras muchas figuras ibéricas de carácter religioso, halladas en otros
lugares, tienen también en su espalda un hueco y, como la Dama de Elche,
sus hombros se muestran ligeramente curvados hacia adelante.
El lugar donde se descubrió el busto de
la Dama de Elche es hoy un yacimiento arqueológico donde se han ido
descubriendo a lo largo de los años numerosas piezas de mucho valor,
íberas y romanas, testimonios de aquellas civilizaciones. Se ha
descubierto un poblado íbero-púnico, alcantarillado romano, mosaicos,
murallas y casas romanas.
La Dama de Baza. Crédito: Luis García / Wikipedia.
La Dama de Baza, es del siglo IV a. C., labrada en piedra caliza policromada por los bastetanos.Se
interpreta como la representación de una mujer de la aristocracia de la
ciudad de Basti, (Baza, Granada) heroizada mediante un destacado ritual
funerario. Descubierta en 1971, consiste en una fosa de 1,80 m. de
profundidad, con las esquinas redondeadas y probablemente recubierta de
madera. En ella se introdujo, apoyada en la pared norte, la escultura
sedante que representa a una mujer íbera con ricos vestidos y joyas. En
un orificio excavado en el trono se introdujeron los huesos quemados de
la difunta, y en el suelo alrededor de la estatua se dispusieron lujosas
cerámicas y objetos metálicos, especialmente armas.
Las teorías que se barajan
actualmente son que podría haberse tratado de una guerrera divinizada
(en relación a las falcatas y otras armas encontradas en el yacimiento) o
de una reina-sacerdotisa. Si bien el carácter sacro de la persona allí
enterrada es más que evidente, no lo es tanto su carácter guerrero. Es
posible que dichas falcatas sean simples ofrendas o demarcadores del
prestigio social del que gozaba la persona allí enterrada (debido a lo
costosa que era la elaboración de una de estas “espadas”), por lo que se
tiende a pensar que se tratara con más probabilidad de una figura
femenina de gran importancia social, como una reina o hechicera.
Por la Dama de Baza podemos deducir que
el calzado de estas grandes damas consistía en unos escarpines que
parecen de cuero, pintados en su totalidad de color rojo. Tanto en el
caso de las mujeres como en el de los hombres debía usarse también
calzado de esparto, tan típico de la zona.
Los iberos son muy aficionados a la danza y a la música. En
las escenas de música, siempre presente en los rituales ibéricos, la
mujer toca el aulos (oboe doble) y panderos y arpas. Abundan también las
escenas pintadas en la cerámica en la que se muestra danzando junto al
hombre, todos cogidos de las manos. No faltan en el ritual funerario las
plañideras, formando parte del cortejo fúnebre.
Estos hallazgos demuestran
la importancia del papel desempeñado por la mujer en las sociedades
ibéricas como transmisora de los linajes aristocráticos. La
mujer ibera tuvo un papel fundamental en la sociedad, pues participaban
en actividades religiosas, sociales o políticas en igualdad a los
hombres (como se manifiesta en las pinturas de los vasos de Liria), o
incluso en un nivel superior, cuando representa a la diosa (la Dama de
Elche o la de Baza).
Las mujeres iberas,
ensalzadas por Estrabón por su dureza en el trabajo, fueron también amas
de casa, campesinas e incluso empuñaron las armas.
“Que hayamos destrozado sus estatuas, que las hayamos arrojado de sus templos, no quiere decir que las diosas esten muertas”
Constantino Kavafis
MAS INFORMACIÓN:
Con el nombre de iberos conocemos a diversos pueblos asentados en la
zona mediterránea de nuestro país, desde Andalucía hasta el sur de
Francia. No se puede hablar de un único pueblo ibero sino de una
civilización, porque no formaron nunca una unidad política, sí
compartieron numerosos elementos culturales, como las creencias
religiosas, la lengua y muchas de sus costumbres. Al sustrato cultural
indígena se superpusieron influencias de los pueblos colonizadores
mediterráneos (fenicios, cartagineses y griegos), que produjeron una
síntesis cultural de gran originalidad.
La cultura ibérica
se desarrolló en torno a los ss. VI-V a. de C. y perduró hasta la
Romanización (siglo I a. de C). Eclipsado por otras civilizaciones, el
pueblo íbero, que dio su nombre a nuestra Península, tuvo una cultura
avanzada para su época.
El
objetivo de Isis era descubrir el nombre secreto del dios Sol, para que
ella y su hijo Horus adquiriesen dignidad divina y así acceder a la
cúspide del panteón egipcio.
El Sol viajaba en su «barca de
millones de años» y, en cierta ocasión, al bostezar antes de dormir, se
le cayó la saliva al suelo e Isis la aprovechó, mezclándola con la
tierra, para crear una serpiente venenosa. La puso en un camino por el
que el Sol pasaba todos los días en su deambular por Egipto.
La
serpiente mordió al Sol, éste enfermó y atónito comprobó que había sido
mordido por una criatura que no había sido creada por él.
Todos
los dioses temieron por la posible pérdida de la fuente de la vida hasta
que apareció Isis, ofreciendo su magia a cambio del nombre secreto del
Sol. Pese a las primeras reticencias, el dolor corroe al Sol y
finalmente cede a condición de que ni ella ni su hijo se lo digan nunca a
nadie. El azar ha querido que el nombre del Sol no se sepa jamás pues
se omite el papiro en que se narra esta historia.
En muchas mitologías, el final del mundo se producirá a través de un gran cataclismo. En
otras, se habla de una época, dentro de la creación que hoy vivimos, en
la que los dioses, al enojarse con la humanidad, intentaron destruirla a
través de una inundación.
La historia biblica del diluvio (El
arca de Noe) es sólo una de las muchas versiones, y tiene su origen en
un relato sumerio-bablionio, el poema de Gilgamesh (ver mitologia_sumeria). El el relato sumerio, Noe recibe el nombre de Utnapishtim.
Los relatos griegos, también narran como Zeus intentó acabar con la humanidad con una inunndación, sin embargo, Prometeo (ver mitologia_grecorromana) advirtió a Deucalion y a Pirra. Manu fue salvado del diluvio del Hinduísmo (ver mitologia_india) por Visnú, encarnado en Matsya, su avatar en el que adopta forma de pez.
Los
mitos del diluvio, también aparecen en Perú y en China, entre los
aborígenes australianos y en muchas de los indios norteamericanos, com
por ejemplo el mito de los Mandam, del hombre solitario (véase
mitologia_americana}).
Los etnólogos en el siglo XIX pudieron
recoger en Serbia, un ciclo de mitos eslavos sobre el gran diluvio del
que el único sobreviviente fue Krayatz, quien fuera salvado por Kurent,
el dios del vino.
CAMAZOTZ O CAMAZOT ES UN PERSONAJE DE LA MITOLOGÍA MESOAMERICANA.
CONSIDERADO COMO EL DIOS MURCIÉLAGO DE AZTECAS Y MAYAS, ADEMÁS DE SER
UN MAESTRO DE LOS MISTERIOS DE LA VIDA Y LA MUERTE TAMBÍEN SIMBOLIZABA
LA NOCHE, LA MUERTE Y EL SACRIFICIO
ESTE DIOS TIENE PODER PARA CURAR CUALQUIER ENFERMEDAD, PERO TAMBIÉN
TIENE EL PODER PARA CORTAR EL CORDÓN PLATEADO DE LA VIDA QUE UNE EL
CUERPO AL ALMA SEGÚN LOS INDÍGENAS. AUNQUE HAY ESPECIALISTAS QUE PIENSAN
QUE SE TRATABA DE UN DIOS DEL MAL QUE TRASMITÍA LA ENFERMEDAD DE LA
RABIA.
LOS MAYAS REPRESENTABAN A ZOTZ, CAMAZOTZ, COMO UN SER HUMANO CON CABEZA Y ALAS DE MURCIÉLAGO.
SE ENCUENTRAN IMÁGENES DE ESTE ANIMAL SAGRADO EN JEROGLÍFICOS Y
CERÁMICA DE HACE MÁS DE 2 MIL AÑOS. SE LE HONRABA POR MEDIO DE
SACRIFICIOS DE ANIMALES Y OFRENDAS DE TAMALES Y FLORES
EN EL POPOL VUH EL MURCIÉLAGO ES UN ÁNGEL QUE BAJÓ DEL CIELO PARA
DECAPITAR A LOS PRIMEROS HOMBRES HECHOS DE MADERA Y A UNA SEGUNDA
CREACIÓN DE LOS DIOSES TEPEU Y KUKULKAN, POR SER IMPERFECTOS Y NO TENER
SENTIMIENTOS.
HAY EVIDENCIA ACTUAL QUE APOYA QUE EL MITO DE CAMAZOTZ PUEDE HABERSE
EXTENDIDO DEBIDO A LOS MURCIÉLAGOS VAMPIRO ALCANZANDO MÉXICO, GUATEMALA Y
ÁREAS DE BRASIL.
LA EVIDENCIA DE LO ANTERIOR SE HALLA EN LOS FÓSILES DEL DESMODUS DRACULAE,
EL MURCIÉLAGO VAMPIRO GIGANTE. TAMBIÉN HAN HABIDO ESQUELETOS DE ESTA
ESPECIE ENCONTRADOS EN ESTADO SUB-FÓSIL, DE MUY RECIENTE EDAD, LO QUE
SUGIERE QUE LAS ESPECIES TODAVÍA ERAN COMUNES CUANDO LA CIVILIZACIÓN
MAYA EXISTIÓ Y QUE INCLUSO AÚN PODRÍAN EXISTIR HOY EN DÍA, AUNQUE ESTO
TODAVÍA ES DUDOSO.
El Kalevala
es el libro finlandés por excelencia. El libro angular de su cultura,
como podría ser para nosotros el Quijote. Aunque a diferencia de este
último, el Kalevala tiene su origen en las leyendas de tradición oral de
Finlandia: leyendas que nacen de la mitología nórdica finlandesa.
Las mitologías finlandesas
Cuando hablamos del Beiwe, la fiesta tradicional de los Lapones (Sami) que se da en fechas próximas a la navidad en Finlandia, vimos que hay más de un tipo de mitología nórdica finlandesa.
Beiwe era la diosa la fertilidad, la primavera, el Sol y la cordura, y
como ella hay un elenco de dioses y mitos lapones. Además, como este
grupo étnico pertenece a todos los países nórdicos, es realmente una mitología nórdica.
En este artículo, sin embargo, nos vamos a centrar en la parte que es
solamente finlandesa: la parte que fue recogida en el Kalevala. Si te
interesa la mitología Sami, esta tiene su artículo en la Wikipedia en inglés.
El Kalevala: el libro de la mitología finlandesa
El lingüista Elias Lönnrot
viajó en el siglo XIX recogiendo todas las leyendas y las tradiciones
orales finlandesas y las compiló en el Kalevala: el libro definitivo
sobre la mitología finlandesa.
Mi copia del Kalevala, en una foto algo antigua.
Lönnrot se encontró muchas historias dispares, algunas unidas
fuertemente y otras no tanto. Para darle cohesión al libro, así como a la identidad finlandesa,
creó una trama que – aunque no es exactamente del agrado de los
catedráticos – conectaba todas estas historias, cuentos y poemas de la
mitología nórdica finlandesa y las unía.
Tal fue su logro que hoy en día el Kalevala es considerado como el
libro finlandés más importante, que dotó de identidad finlandesa al país
cuando estaba bajo dominio ruso (y antes de los rusos estuvo bajo
dominio sueco) y a partir del cual se han basado innumerables obras de
arte en diferentes estilos, por ejemplo pictóricos o musicales a través de Jean Sibelius.
Como curiosidad, el Kalevala dedica más versos a la creación de la cerveza que a la creación del mundo.
Personajes, dioses y nombres de la mitología nórdica finlandesa
Estos son algunos de los muchos personajes de la mitología nórdica
finlandesa presentes en el Kalevala. Si nos dejamos alguno importante o
tu favorito, acuérdate por favor de decírnoslo en la sección de
comentarios de abajo.
Väinamöinen es el héroe y el personaje principal del Kalevala: el libro angular de la mitología nórdica finlandesa.Fuente (CC: by-sa).
Los héroes
Väinämöinen es sin duda el personaje principal y
héroe de la mitología nórdica finlandesa. Hijo de la diosa Ilmatar,
tiene un rol principal en la creación de la Tierra. Su representación en
imágenes suele ser con el pelo blanco y con gran barba.
Väinämöinen tiene poderes mágicos diferentes a los de cualquier otro
héroe nórdico: los suyos son relacionados con la música y las canciones.
Él fue el creador del Kantele, de acuerdo con el Kalevala. Tiene también una afilada espada que brilla como el Sol. Seppo Ilmarinen es otro personaje que dió forma al
mundo como lo conocemos: forjó el artefacto Sampo – su construcción,
búsqueda y guerras por su control son una constante de la mitología
nórdica finlandesa – , dio forma a la bóveda del cielo y es el creador
de muchos otros artefactos mágicos de la historia.
Un fresco del museo nacional de Finlandia sobre la forja del Sampo por Seppo Ilmarinen. Fuente (CC: by)
Los dioses
Ukko es el dios principal del Kalevala. Domina el
cielo y el trueno, como otro dios de la mitología nórdica (Thor) o como
Zeus. Como curiosidad, es también llamado Perkele, la
palabrota finlandesa más famosa. Esto es así porque al llegar la
cristiandad a Finlandia, la iglesia necesitaba demonizar a los antiguos
dioses finlandeses, y le dieron el nombre de Perkele al Diablo para
cambiar su significado. Louhi es la reina que comanda al pueblo enemigo de
los héroes del Kalevala – Pohjola, el Inframundo – y que es la principal
antagonista. Es una bruja poderosa que puede cambiar de forma. Tapio, dios los bosques, tiene también un rol prominente en la mitología de Finlandia. Su hijo Nyyrikki es el dios de la caza. Pellervo, es el dios de la cosecha. Del mimso ramo, el dios Pekko
es el dios de los campos y de la fermentación de la cerveza. La primera
mención a este dios, varios siglos antes del Kalevala, fue hecha por
Mikael Agricola como el dios de los Kareianos (donde está Joensuu: buen dios para esa zona).
Louhi, como ser alado, contra Väinämöinen en un fresco del Museo Nacional de Finlandia.Fuente (CC: by)
Para no alargarnos mucho, ya que el Kalevala tiene docenas de
personajes, nos hemos centrado en los principales y sus atributos. Si
quieres una lista completa de los dioses y héroes del Kalevala, con una
corta descripción, la Wikipedia en Español la tiene.
En la mitología de la antigüedad se pueden encontrar
muchísimas criaturas fantásticas, algunas terroríficas y otras un poco
menos intimidantes, pero entre la plétora de seres que adornan el
folclore de tantos pueblos resaltan los Blemios, unos hombres sin cabeza
que aparecen recurrentemente en leyendas.
Los inquietantes blemios, hombres sin cabeza de la mitología antigua y medieval
El nombre “Blemmyes” -o blemios–
se puede encontrar en el trabajo del geógrafo griego del siglo I,
Estrabón, quien describe a los Blemmyes no como monstruos extraños, sino
como una tribu que habitaba al sur de Nubia, a lo largo del Nilo y
hacia el Mar Rojo.
El escritor romano, Plinio el Viejo, también menciona a los blemitas de Strabo en sus obras, donde los equipara con las criaturas sin cabeza de los cuales hablaba Heródoto.
En la Historia Natural, Plinio registra que “se dice que los Blemios no
tienen cabeza, con la boca y los ojos sentados en sus pechos”.
Heródoto los ubicaba en la región africana que hoy sería Libia,
pero tanto éste escritor como Plinio, basaron sus conocimientos sobre
los Blemios en rumores. Además, la visión geográfica de Plinio era
similar a la de Heródoto. Ambos manejaban una teoría en la que losbordes del mundo conocido estaban habitados por extrañas criaturas.
Por ejemplo, Plinio escribió también acerca de los himantópodos, “una raza
de personas con pies parecidos a unas correas, sobre las cuales se
mueven por la naturaleza con un tipo de marcha serpenteante y
arrastrada”.
La historia de los Blemios sobrevivió hasta la Edad
Media y aparece, aunque de forma ligeramente modificada, en una obra del
siglo XIV conocida como Los viajes de sir John Mandeville.
Aunque no son llamados Blemios, Mandeville describe a estas criaturas como “gente de estatura sucia y de clase maldita que no tienen cabezas. Y sus ojos están en sus hombros “. Mandeville no los coloca en África, sin embargo, sino en una isla en Asia.
El
explorador inglés del siglo XVI / XVII, sir Walter Raleigh, también
ofrece una descripción de unas criaturas que se asemejan a los Blemios. Raleigh sostenía que las criaturas se llamaban Ewaipanoma y tenían
los ojos en los hombros y la boca en el medio de sus pechos, y que una
larga hilera de pelo crece hacia atrás entre sus hombros.
A diferencia de Herodoto, Plinio o Mandeville, Raleigh afirma que estos seres sin cabeza viven en la Guayana, en América del Sur. Aunque Raleigh no había visto al propio Ewaiponama, creía que eran reales, basándose en testimonios que consideraba fiables.
En realidad, los Blemios sí existieron y, de hecho, no eran criaturas mitológicas, sino que se trataba de un pueblo africano y, evidentemente, no eran los espeluznantes monstruos
que describieron los autores. Entre el año 600 a.C y el siglo III d.C,
existió la civilización Blemia, un reino tribal que luchó contra el
Imperio Romano para defender sus tierras en las regiones de Nubia, Kush y
Sudán.
En verdad que si hubo un mortal honrado por los
vigías del Olimpo, ése fue Tántalo, mas no pudo digerir su gran fortuna, y por
causa del hartazgo se ganó un castigo espantoso, la pesada piedra de sobre él
colgó el Padre: el continuo deseo de apartarla de su cabeza le hace perder el
rumbo de la felicidad.
Ésa es la clase de vida, sin remedio, que lleva
en continuo suplicio, cuarto castigo, junto a otros tres, porque robó a los
inmortales y dio a sus congéneres convidados el néctar y la ambrosía, que fueron
instrumento de su inmortalidad. Mas si alguien espera ocultar sus obras a los
dioses, yerra. Por ello los inmortales arrojaron a su hijo de nuevo a la
búsqueda de la efímera raza humana; y cuando, al alcanzar la flor de su edad, el
vello cubrió de sombra su barbilla, brotó en él la inquietud por un oportuno
matrimonio:
De su padre el de Pisa a la gloriosa Hipodamía
conseguir. Acercóse solo al mar gris en la oscuridad. Llamó a voces al de
profundo estruendo, el del poderoso tridente. Éste se le apareció cerca, junto a
los pies. Díjole: “¡Vamos! ¡Si es que los amables dones de la Cipria, Posidón,
producen algún efecto maravilloso, traba la lanza broncínea de Enómao,
encamíname sobre tu velocísimo carro hasta la Élide y acércame a la victoria,
pues ya ha matado a trece pretendientes para aplazar el matrimonio
Templo de Zeus en Olimpia: Enómao a la
izquierda, Pélope a la derecha, Hipodamía, palafrenero con el caballo
De
su hija! El peligro grande no admite a un hombre cobarde. Si hemos de morir,
¿por qué preparar en vano una vejez sin gloria sentados en la oscuridad,
privados de todo lo bello?
A mí me corresponderá esta hazaña. Y tú concédeme
su realización según quiero”. Así dijo; y no quedaron sin cumplimiento las
palabras con que le conmovió. El dios le honró con el don de un carro áureo y de
caballos de infatigables alas.
Sojuzgó la violencia de Enómao y a la doncella
como cónyuge, engendró seis hijos, caudillos esforzados en sus virtudes, y ahora
comparte espléndidas ofrendas cruentas, yacente cabe el curso del Alfeo, en
tumba que culto recibe junto a un altar por muchos visitantes frecuentado. La
gloria de Pélope desde lejos nos contempla, en los certámenes de las Olimpíadas,
donde se dirime la velocidad de las piernas y la madurez valiente de la fuerza.
Pélope, después de haber sido degollado y
cocido en el banquete de los dioses, renació aún más hermoso; como sobresalía
por su belleza, llegó a ser amado por Posidón, quien le regaló un carro alado
que incluso cuando atravesaba el mar no se mojaba los ejes. El rey de Pisa,
Enómao, tenía una hija, Hipodamía, y, bien porque él estuviese enamorado de
ella, como dicen algunos, bien porque según un oráculo hubiera de morir a manos
de su yerno, nadie la tomaba por esposa, pues el padre, al no haber podido
convencerla para que se uniese a él, mataba a los pretendientes. Enómao, que
tenía armas y caballos recibidos de Ares, ofrecía a su hija como premio a cada
pretendiente: éste debía huir en su carro con Hipodamía hasta el istmo de
Corinto. Enómao, armado, al punto lo perseguía y, si lo alcanzaba, le daba
muerte; quien consiguiera escapar obtendría a Hipodamía por esposa. De este modo
había matado a muchos candidatos, según algunos a doce; sus cabezas cortadas las
tenía colgadas en su casa.
También
Pélope acudió a pretenderla; Hipodamía al contemplar su belleza se enamoró de
él, y persuadió a Mírtilo, hijo de Hermes, para que le ayudase.
Mírtilo era el auriga de Enómao y, como amaba a Hipodamía, deseoso de
complacerla, no puso pernos en los ejes de las ruedas e hizo así perder la
carrera a Enómao, que enredado en las riendas fue arrastrado y murió; otros
dicen que lo mató Pélope. Enómao, moribundo, enterado de la maquinación de
Mírtilo, lo maldijo rogando que pereciera a manos de Pélope.
Pélope consiguió pues a Hipodamía; al pasar por cierto lugar en compañía de
Mírtilo, se alejó un poco para traer agua a su mujer sedienta, y entre tanto
Mírtilo intentó violarla. Pélope, informado por ella de lo ocurrido, arrojó a
Mírtilo al mar luego por él denominado Mirtoo, cerca del cabo Geresto. Mírtilo
durane la caída maldijo al linaje de Pélope.
Cuando Pélope llegó al océano fue
purificado por Hefesto, regresó a Pisa, en Élide, y obtuvo el reino de Enómao,
tras haber sometido la región llamada primero Apia y Pelasgiótide, y luego
Peloponeso a partir de su nombre.
La
diosa o giganta Hela o Hel era la encargada en el inframundo de uno de
los tipos de muertos en la mitología nórdica. Hija del dios Loki y de la
giganta hechicera proveniente del Jötunheim, Angrboda, Hela reina sobre
el Niflheim, donde vive bajo una de las raíces de Yggdrasil. La mitad superior de
su cuerpo era realmente hermosa, pero la mitad inferior de este era
igual al de un cadáver en putrefacción y de él despedía un olor
nauseabundo. Se cree que Hela se representa así por como es vista la
muerte por los hombres. Su morada se llama
Helheim y el camino que lleva hasta ella es Helway, que es tan largo que
Herod lo tuvo que recorrer en nueve días y nueve noches, siempre hacia
el norte y descendiendo constantemente. El Helheim está rodeado de una
muralla en la que se abren una o varias puertas y en su imperio corren
ríos sombríos. Una de esas corrientes de agua se llama Slid. Ésta nace
en el este, fluye hacia el oeste a través de valles infectados de veneno
y está llena de barro y espadas. Un perro, Garm, vigila la entrada de
una de sus cavernas, Gnipapellir. El
Acceso de Hel (Helway) es horrible, pues encadena al hombre moribundo
con sólidas ligaduras que no pueden ser rotas, mientras la angustia roe
su corazón y las sirvientes de Hela vienen cada noche a invitarlo. Ante
los ojos del hombre moribundo se despliega una oscura y horrible región
de brumas; ve que el sol, el puro astro del día, se desvanece y
desaparece, y oye que los goznes de la Puerta de Hel (Helgate) crujen, y
ésta se abre para recibirlo. La compañía de Hela es grande, pero tiene
una morada lo bastante grande para todos; su imperio se extiende a lo
lejos, sus palacios son prodigiosamente altos y tienen grandes puertas.
Naturalmente su morada está hecha de sombras, pero tiene la apariencia
de la realidad.
Se decía que los que
morían en el campo de batalla iban a Odín, al Valhalla, mientras que
los que morían de enfermedad o de vejez iban a Hela, al Helheim. Pero
también parece que acuden otros, buenos o malos; pues se sabe que Baldr
acudió a Hel cuando fue asesinado por Höðr. Sigfrido, el que mató a
Fafner, también al ser después asesinado por Gunther, fue a Hel; y
Brunilda igualmente fue allí en su bello carro luego de ser quemada en
su pira funeraria. Eso no es todo, ya que aquellos virtuosos en vida que
morían naturalmente iban también al cielo, pero no al Valhalla,
sino al Vingólf, mientras que aquellos que vivían en la blasfemia y la
bajeza aunque murieran bajo armas iban a una de las regiones del
Niflheim.
Ella no puede
recibir a aquellos ahogados en el mar ya que pertenecen a la diosa Ran,
por lo tanto sólo obtiene los muertos en tierra firme. Las mujeres
nobles tampoco iban a Hela, ya que eran acogidas por Freyja luego de su muerte, mientras que las doncellas moraban con Gefjun. Antes
de que Baldr muriera, Odín bajó hasta el Helheim para preguntar a Hela
cómo moriría éste. El primero en acudir fue el perro de Hela, que con
todo el pecho ensangrentado ladró a Odín durante mucho tiempo, hasta que
éste se disfrazó y se encontró con la señora del infierno, quien le
dijo que Baldr moriría a manos de Höðr. Cuando la muerte de Baldr se vio
consumada, Hermod, el más rápido de todos los dioses, montó a Sleipnir,
el caballo de Odín y fue camino al Helheim. Cuando llegó vio a su
hermano ocupando el asiento más distinguido del palacio. Hermod,
explicando a Hela la pena de los dioses y de todas las cosas vivientes
por la muerte de Baldr, le pidió que lo dejara volver a Asgard. Ésta
pidió que todas las cosas del mundo, animadas e inanimadas, lloraran la
muerte de Baldr para ver si era tan mundialmente amado; solo así le
devolvería la vida. Entonces, todo en el mundo lloró por su dios muerto;
todos menos una giganta llamada Thok. Esta giganta, que era Loki
disfrazado, se negó a llorar ya que decía que Baldr nunca le había dado
ninguna alegría. De este modo Baldr quedará en el Helheim hasta el
Ragnarök.
La mitología hindú que cuenta con una vasta cantidad de diferentes
seres mitológicos, también presenta sus propios gigantes mitológicos: los daityas. Gigantes con apariencia humana de gran fuerza y poder que no
se diferenciaban demasiado de los que hemos venido viendo en el resto de
diferentes mitologías. Su tamaño era tal, que se dice que los
daityas femeninos portaban joyas del tamaño de rocas. Eran los
descendientes de la diosa Dity y del sabio Kashiapa que, a su vez,
también fue el padre de la humanidad y de la raza naga.
Los daityas pertenecían a la estirpe de los asura, unos seres mitológicos de carácter divino propios de esta mitología, que se encontraban en constante conflicto con los dioses
por lograr obtener el poder. Ambos, asuras y dioses, eran opuestos, y,
haciendo un paralelismo, podrían ser el equivalente a los demonios en el
imaginario occidental.
Eran unos seres que podrían haberse convertido en dioses o devas
pero que, por sus malas acciones y decisiones, no lo hicieron. En este
caso se les conoce por el nombre de Dánavas. Así pues, los daityas se
encuentran dentro de este grupo de seres de inclinaciones no benévolas
y, pese a su gran poder, se les sitúa en los puestos inferiores de la
escala jerárquica hinduista.
En unos de los textos sagrados de esta religión, llamados Upanishads,
se narra como los devas y los asuras acudieron a Prajäpati, un consejo
de deidades superiores que determinaban sobre la vida, en busca de la
comprensión del ser. Obtuvieron del consejo una respuesta simplista, lo
que determinó una profunda diferencia entre estos dos grupos divinos; los asuras se conformaron con la simple explicación pero los dioses no la aceptaron
ya que no reflejaba el significado completo de la existencia por lo que
continuaron esforzándose para alcanzar su total comprensión. Aunque extremadamente longevos, los gigantes ansiaban la inmortalidad.
Y envidiaban a los dioses que no morían ya que ellos tenían en su poder
el amrita o elixir de la vida y, es por esto, que batallaban tratando
de vencerlos.
En el texto Vishny Purana, el líder de los daityas Hiranyakashipu, le habla a su hijo de la siguiente forma:
‘’ ¿Yo, a vuestro entender, soy
necio? He rendido culto durante 60.000 años, casi toda una vida, he
vivido más de 100.000 años. ¿Acaso pensáis que lo único que he hecho
durante toda mi vida ha sido transportar heno?’’
Al igual que sucede en la mayoría de leyendas en las que aparecen
gigantes, éstos no sólo tienen una larga vida, sino que están en guerra
con los dioses. En este caso, se cuenta que durante el Krita Yuga o
primera edad del universo, los daityas con su gran poder y dirigidos por
la serpiente gigante Vritra, se alzaron contra los dioses y consiguieron derrotarlos.
Aunque su estancia en el poder fue breve y los dioses recuperaron
pronto su estatus de gobernantes sentenciando a sus enemigos al encierro en el Patala o infierno subterráneo al igual que obró Zeus al encerrar a los titanes en el Tártaro cuando les hubo derrotado.
Pero en esta mitología ambas razas comparten varias similitudes y es que se describe que todos estos seres eran extremadamente bellos, la mayoría de piel blanca y de cabellos claros si bien existía un grupo de Dánavas de tez realmente oscura conocidos como los Kalakaeyas.
Según el Bhagavata Purana el tiempo que la madre de los dioses estuvo
en estado de gestación antes de su nacimiento fue de 100 años y no
sufrió los dolores normales del parto. Asimismo, en el Matsya Purana se
nos dice que el tiempo de gestación correspondiente a sus opuestos
daityas y dánavas fue de 1.000 años en el vientre de su madre.
También se hace referencia en los diferentes textos a la superior inteligencia de estos gigantes que los hacía conocedores de las artes mágicas que les permitían realizar portentos como cambiar su aspecto a voluntad. Algunos, incluso, tenían la capacidad de hacerse invisibles.
Y esta gran inteligencia hacía de ellos unos fantásticos artesanos
que crearían maravillosos objetos impensables para la humanidad de
aquellos días.
Uno de sus reyes, de nombre Mayasura, era conocido por su excepcional
habilidad como arquitecto siendo poseedor de una tecnología que le
permitía fundir las rocas y que le era de gran utilidad para la
realización de sus maravillosos trabajos arquitectónicos; entre ellos,
cabría destacar las tres ciudades flotantes llamadas Tripura. Hechas de hierro, plata y oro, se encontraban en la Tierra, en el cielo y en el paraíso.
Estas ciudades eran ricas y prósperas y en ellas habitaban diferentes
asuras pero la naturaleza maligna de éstos les costó cara pues acabaron
siendo destruidas por una de las manifestaciones de Shiva. La persistente guerra entre dioses y gigantes es común a las culturas en las que aparecen estas figuras,
en una constante lucha por el poder sobre el mundo en la que los
gigantes suelen representar aspectos negativos y siempre resultan
derrotados. ¿Nos narran los textos antiguos una guerra que tuvo lugar
antes de la existencia de la humanidad?
Concluimos citando un fragmento del Bhagavata Purana en el que se describe una de las batallas entre ambos bandos:
‘’El campo de batalla se había
cubierto literalmente de las cabezas cercenadas de los héroes. Sus ojos
permanecían abiertos, sus labios, mordidos en una ráfaga de rabia.
Alrededor pendientes y cascos se hallaban dispersos. Aquí y allá
rebanados brazos sujetando diversas armas, piernas y caderas que
parecían trompas de elefantes estaban esparcidas. Alrededor de piernas
cercenadas, caderas y cuellos de los guerreros y de sus estandartes
desgarrados, arcos rotos, armas rotas y ropajes estaban esparcidos’’.
“Pórtate bien mi morito pa´ que yo te dé café porque si viene La
Tunda, La Tunda te va a cojé”, al son de la poesía el escritor
esmeraldeño Adalberto Ortiz mantuvo vigente el mito de La Tunda, una
figura del pueblo africano.
Esta historia llegó a la provincia de Esmeraldas junto a los
esclavos y ha sobrevivido de generación en generación a través de la
tradición oral.
Existen varias versiones de La Tunda, varia dependiendo de quien la
cuente. El libro de La Cultura Popular en el Ecuador, tomo Esmeraldas,
1986, dice que este personaje mítico es el invitado necesario cuando se
habla de los seres mágicos de la cultura afroecuatoriana.
La
Tunda es una mujer de color, pero tiene una particularidad y es que
muta. Adopta la apariencia física de cualquier conocido cercano. Madre,
padre o hermana para poder engañar al niño o niña; pero el pequeño puede
reconocerla porque tiene una pierna de palo o pie de molinillo.
En la historia relatan que La Tunda lleva a los jóvenes, no
importa el sexo, hacia el monte o a un lugar alejado de su comunidad y
los alimenta con camarones cocinados en una parte de su cuerpo. Cuando
hace esto el pequeño queda “entundao” o ensimismado.
Cuando los familiares se dan cuenta de que falta un joven de la
comunidad empieza la búsqueda. Todos van juntos a su encuentro y
necesariamente tienen que asistir la madrina y el padrino del perdido,
aunque lo rescaten la víctima queda “alelada” o “entundada” para
siempre. Análisis Marta Cecilia Corozo, miembro del
Consejo Nacional para la Igualdad de Pueblos y Nacionalidades, explica
que este mito nació en África, en la época que “cazaban” a los jóvenes para esclavizarlos.
Los
adultos buscaban inculcarle miedo a los niños con la historia de La
Tunda y así evitaban que salieran de su comunidad o le abrieran la
puerta a cualquier persona, porque aunque fuera un rostro familiar, se
podía tratar de La Tunda. “Así se garantizaba que si no había un adulto
en casa, los niños o jóvenes estuvieran a salvo”, relata Corozo. Cantos de cuna “Duerme ya corazón, sino quieres
dormir el cuco va a venir, y si te portas mal La Tunda te va a llevar. A
los negritos llorones que no hacen caso a mamá La Tunda viene y los
lleva. Negra hija de Macuma, primero te hace pollito, después te invita a
seguir y luego te tiene perdío con un tapao de camarón”, es el
fragmento de una canción que las mujeres interpretan a los niños desde
que son muy pequeños.
Este
mito aún se mantiene vivo. En Esmeraldas La Tunda y otros personajes
mitológicos siguen vigentes en la cotidianidad, los pequeños se asustan y
son ellos quienes cuentan a otros niños. “Nuestra tradición es rica y
hermosa, me emociono al contar esta leyenda”,
ASK EMBLA ASK EMBLA ASK EMBLA Fueron
los dos primeros seres humanos creados por los dioses en la mitología
nórdica. Odín junto a sus hermanos, Ve y Vili, crearían los nueve
mundos
de la cosmología nórdica. Posteriormente encontraron dos troncos
creciendo en una playa, uno de fresno (Ask, varón) y otro de olmo
(Embla, mujer) y les dieron forma humana. Odín les dio la vida física y
el alma. Su hermano Vili les dio el ingenio y las emociones. Y su otro
hermano Ve les dio los sentidos y el habla. Vivieron en Midgard y se
convirtieron en los progenitores de la humanidad.
Némesis
es la diosa de la justicia retributiva, la solidaridad, la venganza y
la fortuna, en la mitología griega, Castigaba a los que no obedecían a aquellas personas que
tenían derecho a mandarlas y, sobre todo, a los hijos desobedientes
a sus padres. Recibía los votos y juramentos secretos de su amor y
vengaba a los amantes infelices o desgraciados por el perjurio o
infidelidad de su amante.
Némesis ha sido descrita como la hija
de Océano o Zeus. Por su parte, Hesíodo la cree hija de la
oscuridad y la noche (Érebo y Nix) mientras que el dramaturgo
Eurípides afirmaba que su padre era él mismo. En los Cantos ciprios
se habla de la unión de Zeus y Némesis, para dar nacimiento a
Helena, lo cual expresa la idea de la cólera celeste. Némesis fue
perseguida por el dios del cielo, y para librarse de él tomó formas
de monstruos marinos y de diversos animales terrestres. Finalmente se
transformó en una oca. Zeus transmutado en cisne logró alcanzarla
y, fruto de esta unión, la diosa puso un huevo que fue recogido por
unos pastores y entregado por ellos a Leda, que lo cuidó. Ésta es
una de las versiones del origen de Helena de Troya.
Es una deidad primordial, por lo que no está sometida a los
dictámenes de los dioses olímpicos. Castiga sobre todo la
desmesura. Sus sanciones tienen usualmente la intención de dejar
claro a los hombres que, debido a su condición humana, no pueden ser
excesivamente afortunados ni deben trastocar con sus actos, ya sean
buenos o malos, el equilibrio universal. Un claro ejemplo lo
encontramos en Creso, que al ser demasiado dichoso fue arrastrado por
Némesis a una expedición contra Ciro que provocó su ruina. También se considera que era la diosa griega que medía la
felicidad y la desdicha de los mortales, a quienes solía ocasionar
crueles pérdidas cuando habían sido favorecidos en demasía por la
Fortuna. Con este carácter nos la presentan los primeros escritores
griegos, y más tarde fue considerada como las Furias, es decir, como
la diosa que castigaba los crímenes. El poder irresistible de
Némesis está expresado por su asociación con Adrastea, divinidad
asiática que se confundió con ella, hasta ser este nombre uno de
sus epítetos. Némesis es uno de los atributos del dios supremo, y
era, en unión de Adrastea, el instrumento de la cólera divina.
Se la representa con una corona y a
veces con un velo que le cubre la cabeza; suele llevar una rama de
manzano en una mano y una rueda en la otra. Algunas veces sale de
ella un asta de ciervo para indicar la prontitud con que da a cada
uno lo que le corresponde. La flor del narciso adornaba también su
corona como símbolo de un joven orgulloso enamorado de su propia
hermosura. Solían representarla los artistas de la antigüedad con
alas para expresar la prontitud con que atendía todas sus funciones
y armada de antorchas, espadas y serpientes como instrumentos de su
venganza.
El origen del culto a Némesis hay que buscarlo en el temor que
sentían los griegos a la cólera divina. Hesíodo presenta a Aidos y
Némesis indignados del espectáculo de la perversidad humana,
huyendo de la Tierra, envueltos en velos blancos; de suerte que, para
él, Némesis no es más que una personificación del sentimiento
moral, reprobador de toda violencia y de todo exceso. El primer
templo y los primeros altares que tuvo Némesis estuvieron en
Ramnonte, situado en la región del Ática. Durante mucho tiempo su
culto no salió de allí.
Considerada por algunos como la fuerza o poder del Sol, su culto
se había extendido por toda la tierra. Era venerada por los persas,
asirios, babilonios, egipcios y etíopes. Orfeo llevó su culto a
Grecia e Italia y la colocó entre sus principales divinidades bajo
el nombre griego de Némesis. Tenía un altar en el Capitolio
al que los guerreros iban a sacrificar antes de partir para los
combates y le ofrecían un machete o una cuchilla.
Hace miles y miles de años, cuando los
seres humanos comenzaron a poblar la Tierra, no existían ni el Sol ni
la Luna. Hombres y mujeres vivían en constante oscuridad, asustados por
los numerosos genios que salían de las entrañas de la tierra en forma de
toros de fuego, caballos voladores o enormes dragones.
Los seres humanos, desesperados, decidieron pedir ayuda a la Tierra.
—Amalur, Madre Tierra —le rogaron—, te pedimos que nos protejas de los peligros que nos acechan.
La Tierra estaba muy atareada y no hizo caso a los seres humanos, pero tanto y tanto insistieron que al final les atendió.
—Hijos míos —les dijo—, me pedís que os ayude, y eso voy a hacer. Crearé un ser luminoso al que llamaréis Luna.
Y la Tierra creó la Luna.
Al comienzo, los seres humanos
se asustaron mucho y permanecieron en sus cuevas sin atreverse a salir,
pero pronto se acostumbraron a su luz.
Al igual que los seres humanos,
los genios y las brujas se habían atemorizado al ver aquel objeto
luminoso en el cielo, pero también se acostumbraron, y no tardaron en
salir de las simas y acosar de nuevo a los humanos.
Acudieron una vez más los seres humanos a la Tierra.
—Amalur —le dijeron—, te estamos
muy agradecidos porque nos has dado a la madre Luna, pero aún
necesitamos algo más poderoso, puesto que los genios no dejan de
perseguirnos.
—De acuerdo —respondió la
Tierra—, crearé un ser todavía más luminoso al que llamaréis Sol. El Sol
será el día y la Luna, la noche.
Y la Tierra creó el Sol.
Era tan grande, luminoso y
caliente que los hombres tuvieron que acostumbrarse a él poco a poco,
pero su gozo fue muy grande porque gracias a su calor y a su luz
crecieron las plantas y los árboles.
Sin embargo, los genios y las
brujas no pudieron acostumbrarse a la gran claridad del día, y entonces
sólo pudieron salir de noche.
Otra vez fueron los seres humanos a ver a la Tierra.
—Amalur —le dijeron—, te estamos
muy agradecidos porque nos has dado a la madre Luna y a la madre Sol,
pero aún necesitamos algo más, porque aunque durante el día no tenemos
problemas, al llegar la noche los genios salen de sus simas y nos
acosan.
Nuevamente, la Tierra escuchó sus súplicas.
—Está bien. Voy a ayudaros una
vez más, pero ésta será la última. Crearé para vosotros una flor tan
hermosa que, al verla, los seres de la noche creerán que es el propio
Sol y os dejarán tranquilos.
Y la Tierra creó la flor del
sol, eguzkilorea, que hasta nuestros días defiende las casas de los
malos espíritus, los brujos, las lamias, los genios de la enfermedad, la
tempestad y el rayo.