Némesis ha sido descrita como la hija
de Océano o Zeus. Por su parte, Hesíodo la cree hija de la
oscuridad y la noche (Érebo y Nix) mientras que el dramaturgo
Eurípides afirmaba que su padre era él mismo. En los Cantos ciprios
se habla de la unión de Zeus y Némesis, para dar nacimiento a
Helena, lo cual expresa la idea de la cólera celeste. Némesis fue
perseguida por el dios del cielo, y para librarse de él tomó formas
de monstruos marinos y de diversos animales terrestres. Finalmente se
transformó en una oca. Zeus transmutado en cisne logró alcanzarla
y, fruto de esta unión, la diosa puso un huevo que fue recogido por
unos pastores y entregado por ellos a Leda, que lo cuidó. Ésta es
una de las versiones del origen de Helena de Troya.
También se considera que era la diosa griega que medía la felicidad y la desdicha de los mortales, a quienes solía ocasionar crueles pérdidas cuando habían sido favorecidos en demasía por la Fortuna. Con este carácter nos la presentan los primeros escritores griegos, y más tarde fue considerada como las Furias, es decir, como la diosa que castigaba los crímenes. El poder irresistible de Némesis está expresado por su asociación con Adrastea, divinidad asiática que se confundió con ella, hasta ser este nombre uno de sus epítetos. Némesis es uno de los atributos del dios supremo, y era, en unión de Adrastea, el instrumento de la cólera divina.
Se la representa con una corona y a
veces con un velo que le cubre la cabeza; suele llevar una rama de
manzano en una mano y una rueda en la otra. Algunas veces sale de
ella un asta de ciervo para indicar la prontitud con que da a cada
uno lo que le corresponde. La flor del narciso adornaba también su
corona como símbolo de un joven orgulloso enamorado de su propia
hermosura. Solían representarla los artistas de la antigüedad con
alas para expresar la prontitud con que atendía todas sus funciones
y armada de antorchas, espadas y serpientes como instrumentos de su
venganza.
El origen del culto a Némesis hay que buscarlo en el temor que
sentían los griegos a la cólera divina. Hesíodo presenta a Aidos y
Némesis indignados del espectáculo de la perversidad humana,
huyendo de la Tierra, envueltos en velos blancos; de suerte que, para
él, Némesis no es más que una personificación del sentimiento
moral, reprobador de toda violencia y de todo exceso. El primer
templo y los primeros altares que tuvo Némesis estuvieron en
Ramnonte, situado en la región del Ática. Durante mucho tiempo su
culto no salió de allí.Considerada por algunos como la fuerza o poder del Sol, su culto se había extendido por toda la tierra. Era venerada por los persas, asirios, babilonios, egipcios y etíopes. Orfeo llevó su culto a Grecia e Italia y la colocó entre sus principales divinidades bajo el nombre griego de Némesis. Tenía un altar en el Capitolio al que los guerreros iban a sacrificar antes de partir para los combates y le ofrecían un machete o una cuchilla.
En la mitología romana corresponde a
Envidia.
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