En la mitología de la antigüedad se pueden encontrar
muchísimas criaturas fantásticas, algunas terroríficas y otras un poco
menos intimidantes, pero entre la plétora de seres que adornan el
folclore de tantos pueblos resaltan los Blemios, unos hombres sin cabeza
que aparecen recurrentemente en leyendas.
El escritor romano, Plinio el Viejo, también menciona a los blemitas de Strabo en sus obras, donde los equipara con las criaturas sin cabeza de los cuales hablaba Heródoto. En la Historia Natural, Plinio registra que “se dice que los Blemios no tienen cabeza, con la boca y los ojos sentados en sus pechos”.
Heródoto los ubicaba en la región africana que hoy sería Libia, pero tanto éste escritor como Plinio, basaron sus conocimientos sobre los Blemios en rumores. Además, la visión geográfica de Plinio era similar a la de Heródoto. Ambos manejaban una teoría en la que los bordes del mundo conocido estaban habitados por extrañas criaturas.
Por ejemplo, Plinio escribió también acerca de los himantópodos, “una raza de personas con pies parecidos a unas correas, sobre las cuales se mueven por la naturaleza con un tipo de marcha serpenteante y arrastrada”.
La historia de los Blemios sobrevivió hasta la Edad Media y aparece, aunque de forma ligeramente modificada, en una obra del siglo XIV conocida como Los viajes de sir John Mandeville.
Aunque no son llamados Blemios, Mandeville describe a estas criaturas como “gente de estatura sucia y de clase maldita que no tienen cabezas. Y sus ojos están en sus hombros “. Mandeville no los coloca en África, sin embargo, sino en una isla en Asia.
El explorador inglés del siglo XVI / XVII, sir Walter Raleigh, también ofrece una descripción de unas criaturas que se asemejan a los Blemios. Raleigh sostenía que las criaturas se llamaban Ewaipanoma y tenían los ojos en los hombros y la boca en el medio de sus pechos, y que una larga hilera de pelo crece hacia atrás entre sus hombros.
A diferencia de Herodoto, Plinio o Mandeville, Raleigh afirma que estos seres sin cabeza viven en la Guayana, en América del Sur. Aunque Raleigh no había visto al propio Ewaiponama, creía que eran reales, basándose en testimonios que consideraba fiables.
En realidad, los Blemios sí existieron y, de hecho, no eran criaturas mitológicas, sino que se trataba de un pueblo africano y, evidentemente, no eran los espeluznantes monstruos que describieron los autores. Entre el año 600 a.C y el siglo III d.C, existió la civilización Blemia, un reino tribal que luchó contra el Imperio Romano para defender sus tierras en las regiones de Nubia, Kush y Sudán.
Los inquietantes blemios, hombres sin cabeza de la mitología antigua y medieval
El nombre “Blemmyes” -o blemios– se puede encontrar en el trabajo del geógrafo griego del siglo I, Estrabón, quien describe a los Blemmyes no como monstruos extraños, sino como una tribu que habitaba al sur de Nubia, a lo largo del Nilo y hacia el Mar Rojo.El escritor romano, Plinio el Viejo, también menciona a los blemitas de Strabo en sus obras, donde los equipara con las criaturas sin cabeza de los cuales hablaba Heródoto. En la Historia Natural, Plinio registra que “se dice que los Blemios no tienen cabeza, con la boca y los ojos sentados en sus pechos”.
Heródoto los ubicaba en la región africana que hoy sería Libia, pero tanto éste escritor como Plinio, basaron sus conocimientos sobre los Blemios en rumores. Además, la visión geográfica de Plinio era similar a la de Heródoto. Ambos manejaban una teoría en la que los bordes del mundo conocido estaban habitados por extrañas criaturas.
Por ejemplo, Plinio escribió también acerca de los himantópodos, “una raza de personas con pies parecidos a unas correas, sobre las cuales se mueven por la naturaleza con un tipo de marcha serpenteante y arrastrada”.
La historia de los Blemios sobrevivió hasta la Edad Media y aparece, aunque de forma ligeramente modificada, en una obra del siglo XIV conocida como Los viajes de sir John Mandeville.
Aunque no son llamados Blemios, Mandeville describe a estas criaturas como “gente de estatura sucia y de clase maldita que no tienen cabezas. Y sus ojos están en sus hombros “. Mandeville no los coloca en África, sin embargo, sino en una isla en Asia.
El explorador inglés del siglo XVI / XVII, sir Walter Raleigh, también ofrece una descripción de unas criaturas que se asemejan a los Blemios. Raleigh sostenía que las criaturas se llamaban Ewaipanoma y tenían los ojos en los hombros y la boca en el medio de sus pechos, y que una larga hilera de pelo crece hacia atrás entre sus hombros.
A diferencia de Herodoto, Plinio o Mandeville, Raleigh afirma que estos seres sin cabeza viven en la Guayana, en América del Sur. Aunque Raleigh no había visto al propio Ewaiponama, creía que eran reales, basándose en testimonios que consideraba fiables.
En realidad, los Blemios sí existieron y, de hecho, no eran criaturas mitológicas, sino que se trataba de un pueblo africano y, evidentemente, no eran los espeluznantes monstruos que describieron los autores. Entre el año 600 a.C y el siglo III d.C, existió la civilización Blemia, un reino tribal que luchó contra el Imperio Romano para defender sus tierras en las regiones de Nubia, Kush y Sudán.
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